sábado, 17 de marzo de 2012

Crepúsculo Ѽ Capítulos Eliminados: Emmett y el Oso



“Esta parte fue editada del Epílogo Original. Aunque la historia de la conversión de Emmett está brevemente explicada en el Capítulo 14: “Mente Versus Cuerpo”, realmente eché de menos no tenerlo detallado con sus propias palabras.” Stephenie Meyer 

Estaba sorprendida de encontrar un extraño vínculo creciendo entre Emmett y yo, especialmente teniendo en cuenta que él había sido el que más miedo medaba de todos ellos. Tenía que ver con el modo en que ambos habíamos sido elegidos para entrar en la familia; los dos habíamos sido amados –y sido correspondidos– mientras éramos humanos, aunque por poco tiempo en el caso de él. Solo Emmett recordaba –y solo él comprendía el milagro que Edward significaba para mí. Hablamos de ello, por primera vez, una tarde mientras los tres estábamos sentados en los claros sofás del salón principal, Emmett entreteniéndome tranquilamente con recuerdos, más parecidos a los cuentos de hadas, mientras Edward se concentraba en el canal de cocina –había decidido que quería aprender a cocinar, ante mi incredulidad, e iba a ser sumamente difícil sin el apropiado sentido del gusto o del olfato. Después de todo, había algo que no sabía hacer de forma natural. Su perfecto entrecejo se frunció mientras el famoso chef sazonaba otro plato de acuerdo a su gusto. Reprimí una sonrisa.- Para ese entonces él ya había terminado de jugar conmigo, y supe que estaba a punto de morir. - Recordó Emmett suavemente, dando un giro al relato de sus años humanos con la historia del oso. Edward no nos prestaba ninguna atención; ya la había oído antes. - No podía moverme, y mi concienciase estaba disipando, cuando escuché lo que pensé que sería otro oso, y una lucha por ver quien se quedaba con mi cadáver, supuse. De repente sentí que estaba volando. Me imaginé que había muerto, pero intenté abrir los ojos de todos modos. Y entonces la vi. - Su rostro parecía incrédulo ante el recuerdo, le comprendía completamente - Y supe que estaba muerto. Ni siquiera me importaba el dolor. Luché por mantener mis párpados abiertos, no quería perderme ni un segundo el rostro del ángel. Estaba delirando, por supuesto, preguntándome por qué no habíamos llegado al cielo aún, pensando que debía de estar más lejos de lo que yo había creído. Me quedé esperando que ella levantara el vuelo. Y entonces, me llevó ante Dios. - Él rió con su risa profunda y atronadora. Yo entendía perfectamente qué alguien hubiese pensado aquello.- Pensé que lo que ocurrió a continuación era mi Juicio Final. Había tenido demasiada diversión durante mis veinte años humanos, así que no me sorprendieron las llamas del infierno. - Rió de nuevo, aunque yo me estremecí. El brazo de Edward me rodeó con más fuerza de forma inconsciente. -Lo queme sorprendió fue que el ángel no se marchó. No podía entender como algo tan hermoso podía estar en el infierno junto a mí, pero estaba agradecido. Cada vez que Dios venía a echarme una ojeada, yo temía que se la llevase de mi lado, pero nunca lo hizo. Comencé a pensar que quizás esos predicadores que hablaban de un Dios piadoso tenían razón después de todo. Y entonces el dolor desapareció… y ellos me lo explicaron todo.- Les sorprendió lo poco que me afectó todo ese asunto de los vampiros. Pero si Carlisle y Rosalie, mi ángel, eran vampiros ¿Cómo podía ser tan malo ser aquello? - Yo asentí, completamente de acuerdo, mientras él continuaba.- Tuve unos cuantos problemas con las reglas… - rió entre dientes. - Tuviste las manos bastante ocupadas conmigo al principio, ¿no? - el empujón juguetón de Emmettal hombro de Edward nos balanceó a los dos. Edward dejó escapar un leve gruñido sin apartar la vista de la televisión.- Así que ya ves, el infierno no es tan malo si consigues quedarte con tu ángel -me aseguró maliciosamente. - Cuando él consiga aceptar lo inevitable, estarás bien.El puño de Edward se movió tan rápidamente que no pude ver cuando golpeó a Emmett, lanzándole sobre el respaldo del sofá. Los ojos de Edward no se apartaron de la pantalla.- ¡Edward! - le regañé, horrorizada.- No te preocupes, Bella - Emmett estaba sereno, de nuevo en su asiento.- Sé dónde encontrarlo.-Miró por encima mío hacia el perfil de Edward.- Tendrás que hacerlo alguna vez - le amenazó. Edward simplemente gruñó en respuesta, sin siquiera alzar la vista.- ¡Chicos! - La voz de Esme, en reprimenda, se escuchó claramente desde las escaleras.

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