jueves, 29 de marzo de 2012

Amanecer ♟♜ Capítulo 9: Tan seguro como que el infierno existe, que no ve lo que se avecina



No planeaba realmente decirle adiós a mi padre. 
Después de todo, una rápida llamada a Sam y el juego reiniciaría. 
Me detendrían y me harían regresar. Probablemente tratarían de 
hacerme enojar, o incluso herirme –De algún modo me harían 
transformarme para que Sam pudiera hacerme obedecer una 
nueva ley. 
Sin embargo, Billy estaba esperándome, sabía que estaría harto. 
Estaba en el jardín, simplemente sentado en su silla de ruedas con 
los ojos fijos justo en el lugar por el que saldría de los árboles. 
Observe que vigilaba mi camino –encaminándose directo a la casa 
y pasando mi garaje. 
“¿Tienes un minuto, Jake?” 
Me detuve lo mire y luego mire hacía el garaje. 
“Vamos, chico, al menos ayúdame a entrar” 
Le mostré los dientes pero después decidí que me causaría más 
problemas con Sam si no mentía por al menos unos minutos. 
“¿Desde cuándo necesitas ayuda, viejo?” 
Se rió con esa risa suya. “Mis brazos están cansados. Me 
empujaron hasta aquí desde la casa de Sue”. 
“Está de bajada. Te deslizaste todo el camino” 
Rodé su silla sobre la pequeña rampa que hice para él hacia el 
living. 
“Me atrapaste. Creo que alcance las 30 millas por hora. Fue 
genial”.  
“Vas a romper la silla, lo sabes. Y entonces tendrás que arrastrarte 
con los codos” 
“Para nada. Será tu trabajo el cargarme” 
“Entonces no irás a muchos lados” 
Billy puso sus manos sobre las ruedas y se dirigió hacia el 
refrigerador. “¿Quedo algo de comida?” 
“Me atrapaste. Paul estuvo aquí todo el día, creo que 
probablemente no” 
Billy suspiró. “Tendré que comenzar a esconder los víveres si 
queremos evitar la hambruna” 
“Dile a Reachel que se vaya a la casa de él” 
El tono bromista de Billy se desvaneció, y su mirada se suavizo. 
“sólo la tenemos por unas semanas. Es la primera vez que viene 
en mucho tiempo. Es difícil –las chicas ya eran mayores cuando 
tu madre murió, les conflictuaba más el estar en la casa” 
“Lo sé” 
Rebeca no había estado en casa desde que se casó, aunque tenía 
una buena escusa. Los boletos de avión desde Hawai son bastante 
caros. El estado de Washington estaba lo suficientemente cerca 
por lo que Rachel no tenía defensa. Había tomado clases durante 
los semestres de verano y trabajando turno doble durante los días 
feriados en algún café en el campus. Si no hubiese sido por Paul, 
probablemente se habría marchado bastante más rápido. Tal vez 
esa era la razón por la que Billy no lo había sacado a patadas de la 
casa. 
“Bueno, iré a trabajar en algunas cosas…” comencé desde la 
puerta trasera.  
“Espera, Jake. ¿No vas a decirme qué sucedió? ¿Tengo que llamar 
a Sam para que me ponga al corriente?” 
Me detuve con la espalda vuelta hacia él, ocultando mi cara. 
“Nada sucedió. Sam irá a despedirlos. Supongo que ahora somos 
un montón de amantes de chupasangres” 
“Jake…” 
“No quiero hablar de ello” 
“¿Te irás, hijo?” 
La habitación permaneció en silencio por un largo tiempo 
mientras decidía cómo decirlo. 
“Reachel puede recuperar su habitación, sé que odia el colchón de 
aire” 
“Prefiere dormir en el suelo a perderte. Yo también” 
Resople. 
“Jacob, por favor. Sí necesitas…un respiro. Lo entenderemos. 
Pero no tan largo esta vez. Regresa” 
“Tal vez. Tal vez mi motivo sean las bodas. Hacer una aparición 
en la de Sam, después en la de Reachel. Jared y Kim quizá se 
adelanten. Probablemente deba conseguir un traje o algo” 
“Jake, mírame” 
Me gire lentamente. “¿Qué? 
Me miro a los ojos durante un largo minuto. “¿A dónde irás?”  
“No tengo un plan específico en mente” 
Ladeó su cabeza ligeramente y me miro con ojos entrecerrados 
“¿No?” 
Nos miramos el uno al otro. Los segundos se alargaron. 
“Jacob” dijo. Su voz se escuchaba tensa. “Jacob, no. No vale la 
pena”. 
“No sé de qué estás hablando” 
“Deja en paz a Bella y a los Cullen. Sam tiene razón”. 
Lo mire por un segundo y después cruce la habitación en dos 
zancadas. Agarre el teléfono y lo desconecte el cable de la caja y 
del auricular. Agite el cordón gris en la palma de mi mano. 
“Adiós, papá” 
“Jake, espera –“ me llamó, pero ya estaba afuera de la puerta, 
corriendo. 
La motocicleta no era tan rápida como correr, pero era más 
discreta. Me pregunte que tanto tiempo le tomaría a Billy 
empujarse hacia la tienda y después pedirle a alguien que le 
enviara un mensaje a Sam. Apostaba a que Sam todavía estaba en 
forma de lobo. El problema sería si Paul regresaba a mi casa en 
cualquier momento. Podría transformarse en un segundo y dejar 
que Sam supiera lo que estaba haciendo. 
No iba a preocuparme por eso. Iría lo más rápido que pudiera, y si 
me atrapaban lidiaría con eso cuando tuviera que hacerlo. 
Patee el pedal de la bicicleta y la escuche cobrar vida, después 
estaba corriéndola por el camino enlodado. No miré hacia atrás al 
pasar la casa. 
La autopista estaba llena de tráfico turístico. Me moví por entre  
los carros, ganándome un montón de pitidos y de señas. Tome la 
vuelta hacia la 101 en la setenta sin molestarme en mirar. Tuve 
que manejar sobre la orilla por un minuto para evitar ser golpeado 
por una minivan. No es que eso me hubiera matado, pero me 
habría alentado. Los huesos rotos –los grandes al menos- toman 
días en sanar completamente, como yo bien sabía. 
La autopista se despejó un poco y aumente la velocidad a ochenta. 
No toque el freno hasta que no estuve lo suficientemente cerca del 
camino estrecho, entonces me di cuenta que estaba en el claro. 
Sam no vendría hasta acá para detenerme. Era demasiado tarde. 
No fue hasta ese momento –cuando estuve seguro que lo lograría- 
que comencé a pensar en lo que haría exactamente. Reduje la 
velocidad a veinte, y esquive los arboles con más cuidado de lo 
que ameritaba. 
Sabía que me escucharían acercarme, con o sin motocicleta, así 
que el factor sorpresa estaba descartado. No había manera de 
disimular mis intenciones. Edward escucharía mi plan tan pronto 
estuviera lo bastante cerca. Tal vez ya lo estaba escuchando. Pero 
pensé que de alguna forma esto funcionaría porque contaba con 
que su ego le empujaría a que peleáramos uno a uno.
Así que únicamente caminaría, vería la evidencia tan preciosa 
para Sam por mi mismo y después desafearía a Edward a un 
duelo. 
Resople. El parásito probablemente conseguiría una buena patada 
con estas tetras. 
Cuando terminará con él, tomaría a tantos del resto como pudiera 
antes de que me atraparan. Huh- me preguntaba si Sam 
consideraría mi muerte una provocación. Probablemente diría que 
había obtenido lo que merecía. No querría ofender a sus mejores 
amigos los chupasangres. 
El camino se abrió en el prado, y el olor me golpeo peor que un 
tomate podrido a la cara. Ugh. Apestosos vampiros. Mi estomagó  
empezó a quejarse. El hedor era difícil de soportar –sin el disfraz 
de la esencia humana de la última vez que había estado aquí- era 
difícil, pero más soportable que detectarlo con mi nariz lobuna. 
No estaba seguro de qué esperar, pero no había señales de vida 
cerca de la gran cripta blanca. 
Por supuesto, sabían que estaba aquí. 
Apague el motor y escuche el silencio. Ahora podía escuchar 
murmullos tensos y enojados justo al otro lado de las anchas 
puertas dobles. Alguien estaba en casa. Escuche mi nombre y 
sonreí, feliz de pensar que al menos los inquietaba un poquito. 
Inspire una gran bocanada de aire –ya que dentro sería peor-y me 
dirigí a las escaleras del porche de una zancada. 
La puerta se abrió antes de que mi puño la alcanzara y el doctor 
permaneció en el marco. Su mirada era grave. 
“Hola, Jacob” Dijo más tranquilo de lo que había esperado 
“¿Cómo estás?” 
Respire profundamente por la boca. El hedor que salía a través de 
la puerta era sobrecogedor. 
Estaba decepcionado de que fuera Carlisle quien abrió la puerta. 
Habría preferido que fuera Edward, con los colmillos de fuera. 
Carlisle era tan…tan humano o algo. Tal vez eran las llamadas a 
la casa que había hecho durante la última primavera cuando fui 
golpeado. Pero me hacía sentir incomodo mirarle a la cara y saber 
que planeaba matarlo sí tenía que hacerlo. 
“Escuche que Bella regreso con vida” dije 
“Et, Jacob, realmente no es el mejor momento” El doctor parecía 
incomodo también, pero no de la forma que yo esperaba. 
“¿Podríamos hacer esto después?”
Lo mire, atónito. ¿Estaba sugiriendo que pospusiéramos la 
masacre para un momento más conveniente? 
Y entonces escuche la voz de Bella, rota y ronca, y no pude 
pensar en nada más 
“¿Por qué no?” Le preguntó a alguien “¿Estamos ocultándole 
cosas a Jacob también? ¿Cuál es el punto?” 
Su voz no era lo que esperaba. Intente recordar la voz de los 
vampiros jóvenes con los que habíamos peleado en primavera, 
pero lo único que había registrado habían sido gruñidos. Tal vez 
aquellos otros tampoco habían tenido el penétrate sonido de la 
voz de los mayores. Tal vez todos los nuevos vampiros sonaban 
roncos. 
“Adelante, por favor Jacob” La voz rota de Bella sonó más alta. 
Los ojos de Carlisle se entrecerraron. 
Me pregunte si Bella estaría sedienta. Mis ojos se entrecerraron 
también. 
“Con permiso” le dije al doctor mientras lo rodeaba para entrar a 
la casa. Fue difícil –iba contra todos mis instintos de darles la 
espalda a cualquiera de ellos. Sin embargo, no imposible. Sí había 
algo parecido a un vampiro inofensivo, ese era el extraño y gentil 
líder. 
Me mantendría alejado de Carlisle en cuanto la pelea empezara. 
Habían suficientes vampiros para matar sin tener que incluirlo. 
Entré a la casa, manteniendo mi espalda viendo hacia la pared. 
Mis ojos examinaron el cuarto – no era familiar. La última vez 
que había venido a este lugar era por una fiesta. Todo estaba 
brillante y pálido ahora. Incluyendo los seis vampiros agrupados 
en el sofá blanco.  
Ahí estaban todos, juntos, Pero eso no fue lo que me detuvo y 
ocasionó que mi mandíbula se abriera hasta el suelo. 
Era Edward. La expresión en su cara. 
Lo había visto enojado, arrogante, y una vez en gran dolor. Pero 
esto – esto iba más allá de la agonía. Sus ojos estaban 
desorbitados. No volteó ni a verme. Únicamente veía al sofá que 
estaba a su lado, con una expresión de que alguien se encontraba 
ahí cubierto de llamas. Sus manos eran fierros rígidos a su lado. 
Ni siquiera podía disfrutar de su angustia. Sólo podía pensar en 
una cosa que lo hiciera verse de esa forma, y mis ojos se 
dirigieron hacia el punto que él veía. 
La vi al mismo tiempo en que sentí su esencia. 
Su cálida, limpia y humana esencia. 
Bella estaba medio escondida detrás del brazo del sofá, enroscada 
en posición fetal, sus brazos abrazados a sus rodillas. Por un largo 
segundo no podía ver más que seguía siendo la misma Bella que 
amaba, su piel suave, pálida, como durazno. Con sus ojos del 
mismo color chocolate. Mi corazón latió irregularmente, extraño, 
roto, y me pregunté si esto era un sueño del que estaba a punto de 
despertarme. 
Y entonces la vi de verdad. 
Había grandes ojeras bajo sus ojos, círculos oscuros que 
resaltaban porque su cara estaba exhausta. Estaba más delgada? 
Su piel parecía estar contra sus huesos – como si la piel de sus 
mejillas estuviera a punto de romperse. La mayoría de su oscuro 
cabello estaba levantado en un torpe nudo, pero unas cuantas 
hebras caían sobre su frente y cuello, en el brillo de sudor que 
cubría su piel. Había algo en sus dedos y muñecas tan frágiles que 
daban miedo. 
Ella estaba enferma. Muy enferma.  
No era una mentira. La historia que Charlie había contado a Billy 
no era cuento. Mientras la veía, con mis ojos saliéndose, su piel 
parecía tornarse un poco verde. 
La chupasangre rubia – la teatrera, Rosalie – se acercó a ella, 
tapándome la vista, mirándola de una extraña y protectora forma. 
Esto estaba mal. Yo sabía como se sentía Bella en casi todo – sus 
pensamientos eran muy obvios; a veces era como si estuvieran 
pintados en su frente. Así que no tenía que decirme cada pequeño 
detalle para que yo me diera cuenta de que se trataba. Sabía 
perfectamente que a Bella no le caía bien Rosalie. Lo había visto 
en sus labios cuando hablaba de ella. No era simplemente que no 
le cayera bien. Tenía miedo de ella. O había tenido miedo. 
No había signo de miedo en su mirada ahora. Su expresión fue… 
de disculpa o algo así. Entonces Rosalie tomó una vasija del piso 
y se la acercó, colocándola bajo su mentón, justo a tiempo para 
que Bella vomitara ruidosamente en ella. 
Edward se puso de rodillas a su lado – sus ojos llenos de tortura – 
y Rosalie extendió su mano para prevenir que se acercara más.  
Nada de eso tenía sentido. 
En cuanto pudo levantar la cabeza, Bella me sonrió débilmente, 
un poco apenada “Siento mucho esto”, me susurró. 
Edward se quejó en silencio. Su cabeza se posó sobre las rodillas 
de Bella. Ella acarició con una mano su mejilla. Lo estaba 
reconfortando. 
No me había dado cuenta que mis piernas me habían llevado 
hacia ella hasta que Rosalie comenzó a silbar, apareciendo entre 
el sofá y yo. Para mí ella era como una persona a través de una 
pantalla de TV. No me importaba que estuviera ahí. No parecía 
real. 
“Rose, no” susurró Bella “está bien”  
La rubiecita se hizo a un lado, aunque podía adivinar que odiaba 
eso. Vigilándome, se acercó a la cabeza de Bella, tan tensa que 
podría explotar. Era más fácil ignorarla de lo que hubiera 
imaginado. 
“Bella, que tienes?” susurré. Sin pensar en nada, me dí cuenta que 
estaba de rodillas también, recargado sobre el sofá que se 
encontraba frente a su… esposo. No parecía que él se diera cuenta 
de mi presencia, y yo no quise voltear a verlo. Busqué tocarla, 
tomar su mano entre las mías. Su piel estaba helada. “Te 
encuentras bien?” 
Era una pregunta estúpida. No contestó. 
“Estoy muy feliz de que hayas venido a verme hoy, Jacob”, dijo. 
Aún cuando sabía que Edward no podía leer sus pensamientos, 
entendí que él había leído más allá de sus palabras, visto algún 
significado. Volvió a lamentarse, sobre la sábana que la cubría 
mientras ella acariciaba su mejilla. 
“Qué tienes Bella?” insistí, envolviendo mis manos alrededor de 
sus fríos y frágiles dedos. 
En lugar de responderme, miró por todo el cuarto como si buscara 
por algo, con súplica y advertencia en su mirada. Seis pares de 
ojos ansiosos la veían. Finalmente, se dirigió a Rosalie. 
“Me ayudas a pararme Rosalie?” preguntó 
Los labios de Rosalie estaban de tal forma que mostraba todos los 
dientes, y me veía con ganas de arrancarme la garganta. Estaba 
seguro que así era. 
“Por favor, Rose” 
La rubia hizo una cara, pero se acercó a ella de nuevo, a un lado 
de Edward, que no se movió un centímetro. Puso su brazo 
cuidadosamente detrás de los hombros de Bella.  
“No” susurré, “no te levantes…” Parecía tan débil 
“Estoy contestando tu pregunta” replicó, sonando un poco más a 
como usualmente me trataba. 
Rosalie levantó a Bella del sillón. Edward se quedó inmóvil, 
colocando su cara de forma que parecía enterrada entre los 
cojines. La sábana cayó a los pies de Bella. 
El cuerpo de Bella estaba hinchado, su torso como un balón 
saliendo de forma extraña, enferma. Su estómago se tensaba 
contra el suéter gris que era demasiado grande para sus hombros y 
brazos. El resto de su cuerpo parecía más delgado, como si la bola 
enorme en su estómago hubiera chupado el resto de ella. Tomó un 
segundo darme cuenta que parte de su cuerpo estaba deformada – 
y no lo entendí hasta que ella colocó los brazos sobre su hinchado 
estómago, uno encima de otro. Como si estuviera acunándolo. 
Y entonces lo ví, pero no podía creerlo. La había visto un mes 
atrás. No había forma en que ella hubiera estado embarazada. No 
tan embarazada. 
Excepto porque lo estaba. 
No quería ver esto, no quería pensar en esto. No quería 
imaginarme a él dentro de ella. No quería saber que algo que 
odiaba tanto había hecho raíces en el cuerpo que yo tanto amaba. 
Mi estómago se encendió, y tuve que tragar para evitar el vómito. 
Pero era peor que eso, mucho peor. Su cuerpo distorsionado, los 
huesos queriendo salirse por su piel. Sólo podía imaginar que ella 
se veía así – tan embarazada, tan enferma – porque lo que sea que 
tuviera dentro estaba tomando su vida para alimentar la propia. 
Porque era un monstruo. Exactamente como su padre. 
Siempre supe que él la mataría. 
Su cabeza se levantó en cuanto escuchó las palabras en mi cabeza. 
Un segundo estábamos de rodillas y el siguiente se había parado,  
viendo hacia mí. Sus ojos eran completamente negros, los 
círculos bajo ellos morado oscuro. 
“Afuera, Jacob” me dijo. 
Me había levantado también. Ahora yo lo veía hacia abajo. Esto 
era por lo que yo había llegado. 
“Hagamos esto” concedí 
El grandote, Emmett, empujó a Edward al otro lado, con una 
mirada hambrienta, Jasper, estaba justo a su espalda. No me 
importaba. Tal vez mi manada podrían limpiar los restos cuando 
terminaran conmigo. Tal vez no. No importaba. 
Por un pequeño segundo, mis ojos se posaron sobre los dos que 
estaban detrás. Esme. Alice. Pequeñas y distractoramente 
femeninas. Bueno, estoy seguro que los otros me matarían antes 
de que pudiera llegar a ellas. No quería matar mujeres, aún 
cuando fueran vampiros. 
Aunque podría hacer una excepción con la rubia. 
“No” gritó Bella, tropezando y cayendo hacia el frente, sin 
balance, para retener el brazo de Edward. Rosalie se movió junto 
con ella, como si una cadena las uniera a las dos. 
“Solo quiero hablar con él, Bella” dijo Edward con voz baja, 
hablando solo a ella. Se acercó para tocar su cara, para acariciarla. 
Esto hizo que todo el cuarto se tornara rojo, haciéndome ver 
fuego – después de lo que había hecho con ella, aún estaba 
autorizado para tocarla de esa forma. “No te agites” continuó, 
suplicante. “Por favor, descansa. Volveremos los dos en unos 
minutos” 
Quedó viendo a su cara, leyéndola cuidadosamente. Entonces 
asintió y se dejó caer en el sillón. Rosalie ayudó a ponerle cojines 
bajo la espalda. Bella me miró, tratando de que yo la viera a los 
ojos.  
“Compórtate” insistió. “Y regresa” 
No le contesté. No estaba para hacer promesas hoy. Volteé la 
mirada y seguí a Edward hasta la puerta de entrada.
Una voz al azar y desarticulada se oyó en mi cabeza, haciéndome 
notar que separarlo de su grupo no había sido difícil, o si? 
Seguía caminando, sin checar que yo pudiera atacarlo por la 
espalda. Supongo que no tenía que hacerlo. El sabría cuando yo 
decidiera atacar. Lo que significaba que yo tenía que pensar 
rápidamente. 
“No estoy preparado para que me mates, Jacob Black” susurró 
mientras se alejaba rápidamente de la casa. “Tendrás que tener un 
poco de paciencia” 
Como si tuviera un calendario. Gruñí bajo mi aliento. “Paciencia 
no es mi especialidad” 
Siguió caminando, talvez un par de metros más lejos de la casa, 
conmigo pisándolo los talones. Todo estaba ardiendo, mis dedos 
temblaban. En el bode, listo y esperando. 
Paró sin avisar y casi tropiezo con él. Su expresión me dejó 
congelado. 
Por un segundo parecí un niño – un niño que había vivido toda su 
vida en un pequeño pueblo. Solo un chiquillo. Porque sabía que 
tendría que vivir mucho más, sufrir mucho mas, para alguna vez 
poder entender la agonía reflejada en los ojos de Edward. 
Levantó una mano como si fuera a quitarse el sudor de la frente, 
pero sus dedos repasaban su cara, como si quisiera arrancársela de 
un tirón. Sus ojos negros se incendiaban en su lugar, fuera de 
foco, como viendo cosas que no estaban ahí. Su boca se abrió y 
pensé que comenzaría a gritar, pero no salió sonido alguno de 
ella. 
Esta era la cara que tendría un hombre está siendo quemado vivo.  
Por un momento no pude hablar. Era tan real, esa cara – había 
visto una sombra de ella en la casa, visto en los ojos de ella y de 
él, pero esto era demasiado. El último clavo en el ataúd de Bella. 
“La está matando, no es así? Se está muriendo” Y de inmediato 
supe que mi cara era un reflejo de la suya. Más débil, diferente, 
porque yo seguí en shock. No había ordenado mis pensamientos 
aún – todo pasaba demasiado rápido. El no tenía tiempo que 
perder en estos momentos. Y era diferente porque yo ya la había 
perdido muchas veces, de muchas formas, en mi cabeza. Y era 
diferente porque ella nunca había sido mía como para perderla de 
verdad. 
Y diferente porque no era mi culpa 
“Es mi culpa” susurró Edward, y sus rodillas cedieron. Se 
desmoronó frente a mí, vulnerable, el objetivo más sencillo que 
podía imaginar. 
Pero yo estaba frío como la nieve – no había fuego en mí 
“Sí”, se revolcó en la tierra, como si estuviera confesándole al 
suelo. “Sí, la está matando” 
Su rota esperanza me irritaba. Yo quería pelear, no ejecutarlo. 
Dónde estaba su amplia superioridad ahora? 
“Porqué Carlisle no ha hecho nada?” grité. “Es doctor o no? Que 
lo saque” 
Me miró y me respondió en una voz cansada. Como si tuviera que 
explicarle a un niño de preescolar por décima vez. “No nos 
dejará” 
Me tomó un minuto entender las palabras. Dios, ella estaba 
enloqueciendo. Por supuesto, morir por un monstruo. Era algo tan 
Bella. 
“Tu la conoces bien” susurró. “Lo rápido que tú comprendiste y 
que… yo no hice. No a tiempo. Ella no habló conmigo en el  
camino a casa, nada. Pensé que estaba asustada – sería natural. 
Pensé que estaría molesta conmigo por hacer que atravesara por 
todo esto, por arriesgar su vida. De nuevo. Nunca imaginé lo que 
ella pensaba en realidad, lo que había decidido hacer. No hasta 
que mi familia nos encontró en el aeropuerto y ella corrió directo 
a los brazos de Rosalie. Rosalie! Y entonces pude escuchar lo que 
Rosalie pensaba. No entendí nada de eso. Pero tú lo supiste 
después de un segundo…” Gimió. 
“Espera un momento. Ella no te dejará” El sarcasmo invadía 
como ácido en mi lengua. “Acaso notaste alguna vez que ella es 
tan fuerte como cualquier niña normal de 55 kilos? Qué tan 
estúpido puedes llegar a ser vampiro? Sostenla un momento y 
noquéala con drogas” 
“Quise hacerlo”, susurró “Carlisle lo hubiera hecho…” 
Qué, eran muy nobles ahora? 
“No, no nobles. Su guardaespaldas complicó las cosas” 
Oh. Su historia no tenía mucho sentido antes, pero ahora era 
diferente. Entonces de eso se trataba para la rubiecita. Pero cual 
era su ganancia? Acaso la reina de belleza pretendía que Bella 
muriera de la forma más cruel posible? 
“Tal vez” dijo “Rosalie no ve las cosas de esa forma” 
“Entonces hay que quitarla del camino. Tu raza pueden 
despedazarse y volverse a unir, como un rompecabezas no? Hazla 
pedazos y cuida a Bella” 
“Emmett y Esme la apoyan. Emmett nunca nos dejaría… y 
Carlisle no me ayudará por Esme…” perdiendo la voz.
“Debiste haber permitido que Bella me escogiera” 
“Sí”  
Era un poco tarde para eso. Tal vez debió haber pensando en esto 
antes de embarazarla de ese monstruo chupa-vida. 
Me quedó viendo desde el fondo de su propio infierno, y pude 
notar que pensaba lo mismo que yo. 
“No lo sabíamos” dijo, las palabras más apagadas que el sonido 
de la respiración. “Nunca lo hubiera soñad. Nunca antes había 
existido algo como lo de Bella y yo. Cómo iba a saber que una 
humana podía concebir el hijo de alguien como nosotros – “ 
“Como las historias donde la humana queda hecha pedazos en el 
proceso?” 
“Sí” coincidió en un susurro tenso. “Existen historias por ahí, 
sádicas, de íncubos y súcubos. Esos existen. Pero la seducción es 
sólo parte del proceso para el festín. Nadie sobrevive” Sacudió su 
cabeza para quitarse esa idea que era repulsiva. Como si él fuera 
diferente. 
“Nunca supe que habían diferentes nombres para las cosas como 
tú” solté 
Me quedó viendo, con una cara que parecía de alguien milenario. 
“Incluso tú, Jacob Black, no puedes odiarme tanto como lo estoy 
haciendo yo mismo” 
Error. Pensé, con demasiada rabia como para hablar.
“Matarme ahora no ayudará en nada” dijo calmadamente 
“Entonces que lo hará?”  
“Jacob, tienes que hacer algo por mí” 
“Me iría al infierno si lo hiciera, parásito” 
Continuó viéndome con cara cansada, con ojos desorbitados. “Por 
ella?”  
Apreté los dientes fuertemente. “Hice todo lo posible para alejarla 
de ti. Todo. Es demasiado tarde” 
“La conoces Jacob. Te conectas con ella en un nivel que ni 
siquiera yo entiendo. Eres parte de ella, y ella es parte de ti. Ella 
no va a escucharme, porque piensa que la subestimo. Cree que es 
suficientemente fuerte para esto…” Aclaró su garganta y tragó 
saliva. “Quizá te escuche a ti” 
Se puso de nuevo en pie, con los ojos brillando de rabia, 
enloquecido. Me pregunté si realmente se estaba volviendo loco. 
Los vampiros podían perder la razón? 
“Quizá” respondió a mi pensamiento. “No lo sé. Parece que sí” 
sacudió la cabeza. “Tengo que ocultar lo que siento por ella, 
porque la estresa demasiado y la enferma más. No podría soportar 
esto. Tengo que parecer calmado; no podría hacérselo más difícil. 
Pero eso ya no importa. Te tiene que escuchar!” 
“No sé que otra cosa podría decirle que no le hayas dicho tú. Qué 
quieres que haga? Decirle que es una estúpida? Probablemente 
ella ya sabe eso. Decirle que se morirá? Te aseguro que también 
lo sabe” 
“Ofrécele lo que ella quiere” 
No tenía ningún sentido lo que me decía. Sería parte de su locura? 
“No me importa nada más que mantenerla con vida”, dijo, 
concentrándose de pronto. “Si desea un hijo, puede tenerlo. Puede 
tener una docena de bebés. Lo que quiera.” Pausó un segundo 
“Ella puede tener cachorritos si es necesario” 
Buscó mi mirada por un momento y su cara parecía frenética aún 
bajo esa máscara de control. La furia desapareció en cuanto 
procesé sus palabras, y sentí como mi boca se abrió en shock. 
“Pero no de esta forma!” silbó antes de que pudiera recobrarme. 
“No con esta cosa que le quita la vida mientras no puedo hacer 
nada por salvarla! Mirándola enfermar y desperdiciar su vida.  
Viéndolo lastimarla” Trató de tomar aire como si alguien le 
hubiera dado un puñetazo en el estómago. “Tienes que hacerla 
entrar en razón, Jacob. No me va a escuchar a mí. Rosalie siempre 
está ahí, alimentando su locura – apoyándola a seguir. 
Protegiéndola. No, protegiendo a eso. La vida de Bella no 
significa nada para ella” 
El sonido que salió de mi garganta sonó como si estuviera en 
shock. 
Qué era lo que decía? Que bella debía qué? Tener un bebé? 
Conmigo? Qué? Cómo? Acaso la iba a abandonar? O pensaría 
que a ella no le importará ser compartida? 
“Lo que sea. Lo que sea que la mantenga con vida” 
“Esa es la locura más grande que has dicho” murmuré
“Ella te ama” 
“No como a ti” 
“Está lista para morir con tal de tener un bebé. Tal vez acepte algo 
menos extremista” 
“Acaso no la conoces?” 
“Lo sé, lo sé. Será difícil convencerla. Es por eso que te necesito. 
Tu sabes como piensa. Hazla ver su error” 
No podía pensar en lo que estaba sugiriendo. Era demasiado. 
Imposible. Mal. Enfermo. Prestarme a Bella los fines de semana y 
regresarse los Lunes por la mañana como si fuera una película en 
renta? Demasiado complicado. 
Demasiado tentador. 
No quise considerarlo, no quise imaginarlo, pero las imágenes me 
invadieron de todas formas. Había fantaseado con Bella de tantas 
formas, cuando aún había posibilidad entre nosotros, y también 
tiempo después cuando fue claro que las fantasías sólo dejaban 
marcas dolorosas porque no teníamos posibilidad, ninguna. No 
fue posible detenerme entonces. No podía detenerme ahora. Bella 
en mis brazos, Bella suspirando mi nombre…” 
Peor aún, esta era una nueva imagen, algo que no había pensado 
antes, una que no debió existir para mí. No aún. Una imagen que 
sabía no desearía hasta dentro de mucho tiempo si no fuera 
porque estaba en mi cabeza ahora mismo. Pero estaba ahí, 
tejiendo hilos en mi cabeza como una hierba mala – venenosa e 
incapaz de erradicarse. Bella, saludable y gloriosa, tan diferente a 
ahora, pero igual: su cuerpo, sin distorsionarse, cambiando en una 
forma más natural. Creciendo con mi hijo. 
Traté de escapar de ese pensamiento venenoso. “Hacer que Bella 
entre en razón? En que universo vives?” 
“Al menos inténtalo” 
Sacudí mi cabeza con rapidez. El esperó, ignorando la respuesta 
negativa porque podía escuchar el conflicto en mi cabeza.  
“De donde viene todo esta basura psicológica? La inventas de la 
nada?” 
“He pensadp únicamente en la forma de salvar su vida desde que 
me dí cuenta lo que planeaba hacer. Por lo que moriría. Pero no 
sabía como contactarte. Sabía que no me escucharías si te 
llamaba. Habría ido a buscarte pronto, si no hubieras venido hoy. 
Pero es difícil dejarla, aunque sea unos minutos. Su condición… 
cambia rápidamente. La cosa está… creciendo. Constantemente. 
No puedo alejarme de ella ahora” 
“Qué es esa cosa?” 
“Nadie de nosotros tiene idea. Pero ya es más fuerte que ella.” 
Podía ver de pronto – ver al monstruo en mi cabeza, rompiéndole 
las entrañas. 
“Ayúdame a detenerla” susurró. “Ayúdame a que esto no pase” 
“Cómo? Ofreciendo mis servicios como semental?” Ni siquiera 
hizo algún gesto al escucharme decir eso, pero yo sí. “Estás 
enfermo. Nunca escuchará esta locura” 
“Inténtalo. No hay nada que perder ahora. En qué podría 
lastimar?” 
Me lastimaría. No ya había pasado por demasiados desplantes de 
Bella como para hacer esto? 
“Tan sólo un poco de dolor con tal de salvarla? Es un precio muy 
alto?” 
“Pero no funcionará” 
“Tal vez no. Aunque quizá la confunda. A lo mejor dude de su 
decisión. Un pequeño momento de duda es todo lo que necesito” 
“Y después retirarás lo dicho con respecto a tener bebes y dirás 
‘estaba bromeando Bella’” 
“Si ella desea tener hijos, eso es lo que tendrá. No me echaré para 
atrás” 
No podía creer en que estuviera pensándolo. Bella me golpearía – 
no me importaba demasiado, pero probablemente le rompería la 
mano de nuevo. No debí dejar que hablara conmigo, jugando con 
mis pensamientos. Debería matarlo ahora mismo. 
“No aún” susurró. “No aún. Bien o mal, esa cosa la destruirá y lo 
sabes. No hay necesidad apresurarse. Si ella no te escuchas, te 
daré la oportunidad. En el momento en que el corazón de Bella 
deje de latir, iré a rogarte que me mates” 
“No tendrás que rogar mucho” 
El rastro de una leve sonrisa se dibujó en la orilla de sus labios. 
“Estoy contando con eso”  
“Entonces es un trato” 
Accedió y me ofreció su mano. 
Tragándome el asco, nos dimos la mano. Mis dedos se cerraron 
alrededor de una piedra. Me estremecí de inmediato.
“Es un trato”, accedió. 

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