sábado, 17 de marzo de 2012

Crepúsculo Ѽ Capítulos Eliminados: Baile de graduación




"Esta parte es de auto-gratificación en su peor expresión. Tuve una ráfaga desensaciones con todo eso del baile de graduación y los listones y cosas dechicas… Adelante, que cada uno asuma su riesgo".Stephenie Meyer


-¿Cuándo piensas decirme que es lo que pasa Alice?
-Ya verás, se paciente- ordenó sonriendo socarronamente  
Estábamos en mi camioneta pero ella estaba conduciendo, tres semanas más y podría 
liberarme del  yeso para caminar, después  iba a poner mi pie sano a trabajar, en 
realidad me gustaba manejar. 
Era finales de mayo y de alguna manera la tierra alrededor de Forks se las había 
arreglado para verse mas verde de lo normal, era hermoso por supuesto, y yo de alguna 
manera, me estaba reconciliando con el bosque, por que había pasado más tiempo ahí 
que usualmente, la naturaleza y yo todavía no éramos muy amigos, pero estábamos 
acercándonos. El cielo era gris pero de cualquier manera daba la bienvenida, era un 
gris perlado, no sombrío, y no parecía que fuera a llover, estaba casi lo suficientemente 
cálido para mí, las nubes eran densas y seguras, el tipo de nubes que me parecían 
lindas por la libertad que garantizaban. Pero a pesar del entorno agradable, yo me 
sentía nerviosa por el extraño comportamiento de Alice. 
Había insistido en un día absolutamente para chicas este sábado por la mañana, 
llevándome a Port Angeles para hacernos manicure y pedicure. Se negó a dejarme usar 
el sencillo tono rosa que yo había elegido, en su lugar ordenó a la manicurista que 
pintara mis uñas con un barniz rojo oscuro y brillante, insistiendo en que también me 
pintaran las uñas del pie que tenía enyesado. Luego me llevó a comprar zapatos 
aunque yo sólo pudiera probarme la mitad del par, contra mis estridentes protestas me 
compró un par de incómodos y sobre valuados stilettos que se veían un poco 
peligrosos, sujetados solo por listones satinados que cruzaban sobre mi pie y ajustaban 
en un moño detrás de mi tobillo; eran de un azul intenso y yo trataba de explicarle en 
vano que no tenía nada con que poder usarlos, incluso en mi closet vergonzosamente 
lleno de ropa de ropa que ella me había comprado en Los Angeles, la cual era demasiado ligera para usar en Forks estaba segura de que no había nada que pudiera 
combinar con esos zapatos. Incluso si tuviera algo perfecto escondido en algún lugar de 
mi guardarropa, mi ropa no era apropiada para los stilettos,  yo no estaba acostumbrada 
a los stilettos. Apenas podía caminar sin incidentes en calcetines, pero mi sólida lógica 
no era importante para ella, ni siquiera lo iba a discutir. 
-Bueno no son Bivianos, pero son bonitos- murmuró, y no habló más mientras daba su 
tarjeta a unos intimidados empleados.  
Me consiguió comida en un establecimiento de comida rápida en el cual me pasaron la 
comida por la ventanilla del auto, diciéndome que debía comer ahí pero negándose a 
explicarme por qué tanta prisa, además tuve que recordarle varias veces que mi 
camioneta simplemente no era capaz de funcionar como un auto de carreras aún con 
las modificaciones de Rosalie y que por favor le diera un descanso a la pobre máquina. 
Usualmente Alice era mi chofer preferido, no parecía molestarle manejar  solo 20 o 30 
millas sobre el límite permitido, algo que otras personas no podían tolerar. Pero el 
itinerario secreto de Alice era solo la mitad del problema, también estaba patéticamente 
ansiosa por no haber visto la cara de Edward en casi seis horas, lo que era un récord 
para los últimos 2 meses. Charlie se había puesto difícil pero no imposible, se había 
reconciliado con la presencia constante de Edward cuando regresaba a casa ya que no 
encontraba nada de que quejarse ya que nos hallaba haciendo tarea en la mesa de la 
cocina, incluso parecía disfrutar la compañía de Edward cuando gritaban juntos en los 
juegos de ESPN, pero había perdido poco de su severidad original cuando 
precisamente a las 10 en punto de la noche cada día sostenía la puerta para que 
Edward saliera, por supuesto Charlie era completamente inconsciente de la habilidad de 
Edward para regresar su auto a casa y estar en mi ventana  en menos de 10 minutos. 
Era mucho más agradable con Alice, algunas veces daba pena. Obviamente hasta que 
cambiara mi aparatoso yeso por algo más fácil de manejar necesitaría la ayuda de una 
mujer. Alice era un ángel, como una hermana,  cada noche y cada mañana aparecía 
para ayudarme con mi rutina diaria, Charlie le estaba profundamente agradecido de ser 
liberado del horror de una hija casi-adulta que necesitaba ayuda para bañarse, ese tipo 
de cosas estaban lejos de ser adecuadas tanto para el como para mi si era el caso. 
Pero era con algo más que gratitud con la que Charlie la había apodado “Ángel”  y la 
miraba perplejo mientras ella bailaba sonriente por la pequeña casa iluminándola, 
ningún humano podía evitar ser afectado por su asombrosa belleza y gracia. Y cuando ella se deslizaba a través de la puerta cada noche, se despedía de Charlie con un 
afectuoso “nos vemos mañana Charlie” lo dejaba aturdido. 
-Alice, ¿ya nos vamos a casa?- entendiendo por eso que me refería a la casa blanca del 
río                           
 -Sí –pero conociéndome bien, agregó: Pero Edward no está ahí…
Fruncí el ceño,  ¿Dónde está?    
-Tenía algunos encargos que hacer                           
-¿Encargos? Repetí inexpresivamente, -Alice -mi tono se volvió persuasivo-Por favor 
dime que sucede.                                                  
Sacudió la cabeza sonriendo. – Me estoy divirtiendo mucho- explicó; cuando llegamos a 
la casa  me llevó directamente a su baño que era del tamaño de una recámara, me 
sorprendió encontrar a Rosalie ahí, esperando con una sonrisa celestial, parada detrás 
de una  silla baja color rosa, una alucinante variedad de herramientas y productos 
cubrían el largo tocador.  
-Siéntate- me dijo Alice lo consideré un minuto pero  decidí que ella estaba preparada 
para usar la fuerza en caso de ser necesario, cojee hasta la silla y me senté con toda la 
dignidad que me fue posible Rosalie inmediatamente comenzó a cepillar mi cabello  
-No creo que tú vayas a decirme de que se trata esto, ¿verdad?- observé  
-Puedes torturarme – Dijo entretenida con mi cabello - Pero nunca hablaré                                                                       
Rosalie sostuvo mi cabeza en el lavabo mientras Alice con un shampoo que olía a 
menta y uva. Alice secaba con una toalla entre la maraña de cabello mojado 
furiosamente y luego rociaba casi una botella entera de algo más, el segundo olía como 
pepino, mientras lo rociaba seguía con la toalla en la mano. Después peinaron 
rápidamente el desastre que tenía por cabello y el producto que olía a pepino controló 
mi cabello, tal vez después tomaría un poco de eso, cada una tomó una secadora de 
cabello y se pusieron a trabajar; mientras los minutos pasaban y ellas seguían 
descubriendo mechones húmedos, sus caras empezaron a verse un poco preocupadas, 
sonreí alegremente, había cosas que ni siquiera los vampiros podían acelerar. 
-Tiene una enorme cantidad de cabello- comentó Rosalie con una voz ansiosa 
-“¡Jasper!” llamó claramente Alce aunque su tono no era elevado – ¡Consígueme otra 
secadora de  cabello!                                                                                                                                                                                      
Jasper llegó al rescate y de algún modo con dos secadoras más, las cuales apuntó 
hacia mi cabeza, realmente divertido, mientras trabajaba.     
-Jasper… comencé esperanzada                                                                                                                                                   
-Lo siento Bella no tengo permitido decir nada                                                                                                                       
Escapó agradecido cuando finalmente todo estuvo seco y esponjado, mi cabello 
permanecía a 3 pulgadas de mi cabeza.                                                                                                                                              
-¿Qué me han hecho?- pregunté horrorizada, pero me ignoraron y sacaron una caja con 
tubos calientes. Traté de convencerlas que mi cabello no se rizaría, untaron en mi 
cabello algo de un amarillo poco saludable antes de enrollar mi cabello en el rizador 
caliente.                                                                   
– ¿Encontraste zapatos?- Preguntó Rosalie intensamente como si la respuesta fuera de 
vital importancia.                                                                                                                                                                           –Sí, son perfectos- ronroneó Alice con satisfacción                                                                                                          
Observé a Rosalie en el espejo mientras ella asentía con la cabeza, como si le hubieran 
quitado un gran peso de encima.                                                                                                                                                                  
–Tu cabello se ve bien- no es que no siempre se viera perfecto pero ese día lo había 
levantado creando una corona de ligeros ricitos encima de su perfecta cabeza.                                                                                  
–Gracias- sonrió y siguió con otra sección de rizos                                                                                                                          
-¿Qué hay del maquillaje?- Preguntó Alice                                                                                                           
-Es una molestia- me ofrecí aunque me ignoraron de nuevo                                                                                              
-No necesita mucho, su piel se ve mejor al natural- musitó Rosalie                                                                                                               
-Solo un poco de color en los labios- replicó Alice                                                                                                        
-Y delineador y rimel-agregó Rosalie –Solo un poquito                                                                                               
Suspiré ruidosamente, a Alice le causó mucha gracia ya que comenzó a reírse y me 
dijo:                                    
-Sé paciente Bella, nos estamos divirtiendo.                                                                                                       
–Bueno, mientras sea así…- musité 
Los rizadores ya estaban sujetados fuerte e incómodamente a mi cabeza.                                                                                            
-Vamos a vestirla- la voz de Alice sonaba anticipadamente ilusionada. Ni siquiera 
esperó a que yo me arrastrara fuera del baño con mi yeso. En lugar de eso, me sacó y 
me llevó a la enorme y blanca habitación que Emmett y Rosalie compartían, en la cama 
había un vestido, azul intenso por supuesto.                                                                                                                        
- ¿Qué te parece?- Trinó alegremente                                                                                                                                         Esa era una buena pregunta, era ligeramente sobrecargado y aparentemente debía 
usarse muy ajustado se sujetaba en el hombro, sin tirantes pero con largas mangas que 
cubrían hasta las muñecas, las parte superior era de una tela muy fina                                                                                                                                        
-Alice- gemí   -No puedo usar eso                                                                                                                                    
- ¿Por qué? – reclamó con voz dura                                                                                                                                         
-Es completamente transparente                                                                                                                                                                
-Esto va debajo- Rosalie levantó una prenda de un azul pálido                                                                                                     
- ¿Qué es eso?- pregunté temerosa        
-Es un corsé, tontita- contestó Alice impaciente –Ahora, ¿te lo vas a poner? o prefieres 
que llame a Jasper  y le pida que te sujete mientras lo hago por ti. Me amenazó                                                                                      
- Se supone que eras mi amiga- la acusé                                                                                                                          
- Sé amable Bella- musitó- No tengo ningún recuerdo de ser humana, trato de obtener 
algo de diversión indirecta contigo, además es por tu propio bien.                                                                                                          
Me quejé y me sonrojé mucho pero no les tomó mucho tiempo meterme en el vestido, 
tenía que admitir que el corsé tenía sus ventajas.                                                                                                                                         
 –Wow- suspiré mirando hacia abajo- tengo un escote.                                                                                                                 
- ¿Quién lo hubiera imaginado?- dijo Alice mientras contemplaba encantada su trabajo, 
yo por otro lado no estaba completamente convencida.                                                                                                          
– No crees que este vestido es un poco… no se, ¿demasiado a la moda para Forks?-  
Pregunté                                     
-Creo que el término que buscas es “Alta Costura”- musitó Rosalie mientas se reía                                                          
-No es para Forks, es para Edward- insistió Alice- Y está perfecto                                                                                        Entonces me llevaron de regreso al baño soltaron los rizadores con mucha habilidad, 
para mi sorpresa cascadas de rulos cayeron sobre mi cara. Rosalie jaló 
cuidadosamente la mayoría de estos retorciéndolos en una cola de caballo que  se 
desbordaba hacia mi espalda y mientras ella trabajaba, Alice rápidamente pintó una fina 
línea negra alrededor de cada uno de mis ojos aplicó rimel y también labial rojo oscuro, 
luego salió como un dardo de la habitación y regresó en seguida con los zapatos.                                                                                                                                               
–Perfectos – suspiró Rosalie mientras Alice los sostenía en alto para poder admirarlos, 
Alice me abrochó los mortíferos zapatos  y le lanzó una mirada a mi y eso.                                                                                       
– Supongo que hemos hecho todo lo que hemos podido- sacudió la cabeza con tristeza 
– ¿No crees que Carlisle nos deje…?  Preguntó mirando a Rosalie                                                                                                
-Lo dudo- contestó Rosalie secamente                                                                                                                                 
En ese momento ambas entornaron la cabeza.                                                                                                                     
–Está de vuelta- yo sabía bien “quién” estaba de vuelta y por eso mi estómago estaba 
lleno de mariposas.                                                                                                                                                                    
–El puede esperar, aún hay algo más importante- dijo Alice firmemente mientras me 
levantaba, lo que ahora era una necesidad ya que estaba segura de que no podría 
caminar con ninguno de mis pies, me llevó a su habitación donde amablemente me 
mantuvo frente al ancho espejo con marco dorado y me dijo:                                                                                                                                                         
-Ya está,  ¿Ves?                                 
Me quedé mirando a la extraña en el espejo, se veía muy alta en tacones con el largo y 
ajustado vestido añadiéndose al espejismo, era escotado, donde su inusualmente 
impresionante  línea del busto llamaba mi atención, su cuello parecía muy largo, así 
como la columna de bucles en su espalda, tono azul era perfecto, resaltaba la palidez 
de su piel clara y el sonrojo de sus mejillas, era muy bonita, debía admitirlo.                                                                                                                                                
 –Sí Alice ya veo-                                                                                                                                                           
-No lo olvides me advirtió.                                                                                                                                                                 Me levantó de nuevo y me llevó a lo alto de las escaleras.                                                                                                                             
–Voltéate y cierra los ojos- ordenó para alguien escaleras abajo- ¡Y mantente fuera de 
mi mente!, No lo arruines.                                                                                                                                                                          
Vaciló y caminando más lento de lo normal hacia debajo de la escalera hasta que pudo 
ver que el había obedecido, voló el resto del camino. Edward estaba parado en la 
puerta dándonos la espalda muy alto y misterioso, nunca lo había visto vestido de negro 
antes. Alice me enderezó  alisando el plisado de mi vestido acomodando un rizo en su 
lugar, y luego me dejó ahí yéndose a sentar en el banco del piano para observar, 
Rosalie la siguió y fue a sentarse con ella en la audiencia.                                                                                                                                      
– ¿Ya puedo ver?- su voz resonaba penetrante, lo cual hizo mi corazón latir más 
rápidamente.                             
–Ahora sí- contestó Alice.                                                                                                                                                     
Volteó inmediatamente  y se quedó helado en ese lugar, sus ojos como topacio 
completamente abiertos. Podía sentir el calor subiendo lentamente hacia mi cuello y mis 
mejillas. Se veía hermoso, sentí una punzada del antiguo temor  de que el era sólo un 
sueño, no era posible que fuera real. Estaba usando un esmoquin, el pertenecía a una a 
una pantalla de cine no a mi lado, lo miré fijamente con sobrecogimiento e incredulidad. 
Avanzó lentamente hacia mí  dudando un poco antes de alcanzarme.                                                                                                                                                               
–Alice, Rosalie, Gracias- musitó sin apartar su mirada de mi. Escuché a Alice reír entre 
dientes por el placer. Se acercó un paso más y poniendo una fría mano bajo mi 
mandíbula presionó mis labios en mi cuello.                                                                                                                                                                     
–Eres tú- murmuró contra mi piel, se alejó un poco y vi que en su otra mano había flores 
blancas -Fresia- me informó mientras acomodaba las flores en mi cabello- Redundante 
en lo que aroma se refiere claro. Se ladeó un poco para verme otra vez, sonrió, con el 
tipo de sonrisa que detenía mi corazón. -Te ves absurdamente hermosa-                                                                                 
-Yo iba a decir eso- traté de controlar mi voz lo mejor posible- Justo cuando empiezo a 
creer que de hecho eres real, apareces viéndote así, tengo miedo de estar soñando otra 
vez; me tomó rápidamente entre sus brazos, acercó su rostro al mío, sus ojos ardían 
mientras me acercaba cada vez más.                                                                                                                                                                         –Cuidado con el labial- se quejó Alice                                                                                                                                     
Se rió con algo de rebeldía pero llevó su boca al hueco en la base de mi cuello, en lugar 
de a mi boca.                                                                                                                                                                         
– ¿Estás lista para irnos?- preguntó                                                                                                                                              
- ¿Nadie piensa contarme cual es la ocasión especial?                                                                                    
-No- Alice soltó una risita y Edward una risa encantadora, yo fruncí el ceño.                                                                           
- ¿De qué me estoy perdiendo?                                                                                                                                                             
- No te preocupes pronto lo averiguarás me aseguró                                                                                          
-Suéltala Edward, para que pueda tomar una foto-  Esme estaba bajando por las 
escaleras con una cámara plateada en  las manos.                                                                                                            
– ¿Fotos?, musité mientras el me dejaba cuidadosamente sobre mi tembloroso pie 
sano, tenía un mal presentimiento acerca de todo esto,-¿Aparecerás en una película?- 
pregunté sarcásticamente, el me sonrió abiertamente. Esme nos tomó varias fotos, 
hasta que Edward insistió en que llegaríamos tarde.                                                                                                                                                             
–Nos vemos ahí-  mencionó Alice, mientras el me llevaba hacia la puerta.                                                                      
– ¿Alice estará ahí? ¿A dónde sea que vallamos?- eso me hizo sentir un poco mejor.                                             
–Y Jasper, Emmett y Rosalie.                                                                                                                                                
Mi frente se frunció a causa del esfuerzo para deducir el secreto, mi expresión lo hizo 
reír.                                              
–Bella- me llamó Esme –Tu padre está al teléfono.                                                                                                                        
- ¿Charlie?- Edward y yo preguntamos simultáneamente, Esme trajo el teléfono pero el 
lo robó mientras ella intentaba entregármelo, apartándome sin esfuerzo, sólo con un 
brazo.                               – ¡Oye!- protesté, pero el ya estaba hablando.                                                                                                           
- ¿Charlie?, soy yo ¿que pasa?, sonaba preocupado y palidecí, pero después su 
expresión se volvió divertida y un  poco perversa.  – Dale el teléfono Charlie, déjame 
hablar con el- Lo que sea que estuviera sucediendo, Edward se estaba divirtiendo 
demasiado como para que Charlie estuviera en peligro. Me relajé un poco.                                                                                                                                           
-Hola Tyler, Soy Edward Cullen- su voz sonaba amistosa en apariencia, pero yo lo 
conocía bastante bien para captar el rastro de amenaza en su tono. ¿Que hacía Tyler 
en mi casa? Caí en cuenta de la terrible verdad.                                                                                                                                                                                       
–Lamento que se haya producido algún tipo de malentendido, pero Bella no está 
disponible esta noche- el tono de su voz cambió y la amenaza  se hizo mas evidente 
mientras seguía hablando- Para serte totalmente sincero  ella no va a estar disponible 
noche para cualquier otra persona que no sea yo. No te ofendas. Y lamento estropearte 
la velada- dijo, pero lo cierto es que sonaba como si no lo lamentara en absoluto. Cerró 
el teléfono de golpe mientras se extendía por su rostro una ancha y estúpida sonrisa.                                      
- ¡Me llevas al baile de fin de cursos!- lo acusé mientras mi rostro y mi cuello enrojecían 
de ira, notaba como las lágrimas producidas  por la rabia comenzaban a llenarme los 
ojos. El no esperaba esa reacción, eso estaba claro ya que apretó los labios y sus ojos 
se obscurecieron.                                       
–No te pongas difícil, Bella-                                                                                                                    
- Bella, todos vamos a ir – me animó Alice súbitamente junto a mi hombro.                                                              
-  ¿Por qué me hacen esto? – Reclamé                                                                                                                        
-Será divertido – Alice era muy optimista                                                                                                                               
Pero Edward murmuró en mi oído con su voz seria de terciopelo. - Solo se es humano 
una vez Bella, Compláceme – Y volcó toda la fuerza de sus abrasadores ojos en mí, 
derritiendo mi resistencia con su calidez.                                                                                                                                                   
–Bien- contesté, incapaz de mirarlo enfurecida tan  efectivamente como me hubiera 
gustado   –Iré sin hacer escándalo, pero ya verás- le advertí sombríamente – Con esta mala suerte de la que te has estado preocupando, tal vez me rompa la otra pierna, mira 
este zapato, ¡es una trampa mortal! – levanté mi pierna sana como evidencia.                                                                                
–Hummm-   miró atentamente mi pierna más tiempo del necesario  y luego miró a Alice 
con ojos brillantes, - Gracias, de nuevo-                                                                                                          
-Llegarás tarde con Charlie- le recordó Esme                                                                                                            
- Cierto, vámonos- y me llevó afuera                                                                                                                    
-¿Charlie está enterado de esto?   Pregunté con los dientes apretados.                                                                                                                 
–Claro- contestó alegremente.                                                                                                                                   
Estaba tan preocupada que al principio no me di cuenta, apenas me percaté de un auto 
plateado que asumí sería el Volvo, pero  luego el se encorvó tanto que pensé que me 
estaba  dejando en el piso.                                                                                                                                                                                                   
- ¿Qué es esto?- pregunté sorprendida por encontrarme en una cabina desconocida. – 
¿Donde esta el Volvo?                                                                                                                                       
-El Volvo es mi auto de todos los días-  me dijo casi con cuidado, como si temiera que 
me diera otro ataque de rabia. -Este es mi auto para una ocasión especial-                                                                                        
- ¿Qué pensará Charlie de esto?- sacudí la cabeza con desaprobación mientras el 
subía y encendía el motor.                                                                                                                                    
–La mayoría de población en Forks piensa que Carlisle es un ávido coleccionista de 
autos- aceleró a través del bosque hacia la carretera.                                                                                                                               
- ¿Y no es eso cierto?                                                                                                                                                           
-No, de hecho es más mi pasatiempo, Rosalie también los colecciona, pero ella prefiere 
jugar con la maquinaria que manejarlos, ha hecho muchos cambios en este para mí-                                                                   
Yo  seguía preguntándome por que regresábamos a casa de Charlie cuando nos 
estacionamos frente a ella. La luz de la terraza ya estaba encendida, aunque todavía no 
era el crepúsculo. Charlie debía estarnos esperando, probablemente  observando por la 
ventana en ese momento, comencé a sonrojarme preguntándome si la primera reacción 
de mi padre sería similar a la mía, Edward rodeó el auto, lentamente para su velocidad, hasta llegar a mi puerta, confirmando mi suposición de que Charlie estaba mirando. 
Luego Edward me levantó cuidadosamente del pequeño auto, Charlie inusitadamente, 
salió al jardín para recibirnos, mis mejillas ardían, Edward se percató y me miró 
interrogante, Charlie ni siquiera me miró.                                                                                                                          
– ¿Es un Aston Martin?- Preguntó con voz reverente                                                                                                         
-Sí, un vanquish (nombre del modelo*)- un tic apareció las comisuras de la boca de 
Charlie, pero intentó controlarlo, liberando la impresión con un silbido.                                                                                                      
-   
¿Quieres probarlo? Edward levantó la llave.  Los ojos de Charlie al fin se separaron del 
auto y miró a Edward con incredulidad, pero con un poco de esperanza.                                                                   
–No- dijo reacio - ¿Qué diría tu padre?                                                                                                                                  
–A Carlisle no le importará en lo absoluto- contestó Edward riendo sinceramente, -
Adelante-  dijo y oprimió las llaves en la dispuesta mano de Charlie.                                                                                                   
–Bueno sólo un rápido paseo-  Charlie ya estaba acariciando el guardabarros con una 
mano. Edward me ayudó a llegar a la puerta de la entrada, tomándome entre sus 
brazos tan pronto estuvimos dentro y llevándome a la cocina.                                                                                                      
–Eso funcionó bien- dije – Ni siquiera tuvo tiempo de notar el vestido- Edward parpadeó 
– No había pensado en eso… - sus ojos observaron mi vestido de nuevo con expresión 
crítica- Bueno creo que es algo bueno que no nos hayamos llevado tu camioneta. 
Aparté la mirada a regañadientes de su rostro lo suficiente para darme de cuenta que la 
cocina estaba inusualmente poco iluminada. Había velas en la mesa, muchas, tal vez 
veinte o treinta velas blancas, la vieja mesa estaba cubierta con un largo y blanco 
mantel  y había solo dos sillas.                                                                           
– ¿En esto estuviste trabajando todo el día?                                              
-No, esto tomó pocos segundos, lo que me tomó todo  el día fue la comida, los restaurantes elegantes me fastidian y no hay muchos en esa categoría en los 
alrededores, pero decidí que no había queja de tu propia cocina. Me sentó en una de 
las sillas cubiertas de tela blanca y comenzó a acomodar cosas fuera del horno y del 
refrigerador, pero noté que sólo había puesto un lugar.                 
– ¿No planeas alimentar también a Charlie?, eventualmente regresará a casa.                                                         
–Charlie no podía probar ni un bocado más, ¿quien creías que iba a probar la comida? 
debía estar seguro de que era comestible. Colocó frente a mí un plato lleno de cosas 
que se veían comestibles Suspiré.                                                                                                                                                                             
- ¿Sigues enojada? Jaló la otra silla alrededor de la mesa para poder sentarse junto a 
mí.                                      
–No, bueno si, pero no en este preciso momento, sólo estaba pensando en la única 
cosa que podía hacer mejor que tú, se ve excelente, suspiré de nuevo.                                                                                               
Se rió entre dientes. –Ni siquiera lo has probado,  se optimista, podría estar horrible- 
Probé un bocado, hice una pausa y una cara. – ¿Está horrible?  
Preguntó consternado.                                                                 
–No, naturalmente está delicioso.                                                                                                                                   
- ¡Qué alivio!, sonrió, se veía tan bien. – No te preocupes, todavía hay muchas cosas en 
las que eres mejor.                                                                                                                                   
–Menciona al menos una.                                                                                                                                                              
No respondió al principio, solo recorrió suavemente mi piel con su dedo frío por la línea 
de mi clavícula, atrapando mi mirada con ojos provocativos hasta que sentí mi piel ardiendo y enrojecida.                                                                                                                                  
–Por ejemplo- murmuró tocando mi roja mejilla – Nunca he visto a nadie sonrojarse tan 
bien como lo haces tú.                                                                                                                                  
–Maravilloso-  fruncí el ceño – Reacciones involuntarias, algo de lo que puedo 
enorgullecerme.                  
–Ah sí, también eras la persona más valiente que conozco.                                                                                             
- ¿Valiente? – Pregunté en tono burlón                                                                                                                                  
-Pasas todo tu tiempo libre en compañía de vampiros, para eso se necesita valor, y no 
dudas en colocarte en la peligrosa proximidad de mis dientes.                                                                                                        
Sacudí la cabeza. – Sabía que no se te ocurriría nada-                                                                                                  
Rió, - Es en serio ¿sabes?, pero no importa, come-  impaciente tomó mi tenedor por mi 
y comenzó a alimentarme, la comida esta buenísima claro está. Charlie llegó a casa 
cuando estábamos a punto de terminar, pero mi suerte se mantenía, estaba demasiado 
deslumbrado por el auto como para notar mi atuendo. Le regresó a Edward las llaves.                                                                                   
–Gracias Edward- sonrió soñadoramente- Eso es un auto de verdad.                                                                               
–De nada.                                                                                                                             
- ¿Cómo estuvo todo? Charlie le lanzó una mirada a mi plato vacío.                                                                                         
–Perfecto- contesté en un suspiro.                                                                                                                                      
– ¿Sabes Bella?, deberías dejarlo practicar su cocina en otra ocasión para nosotros- 
trató de sonar normal, pero su indirecta se entendió a la perfección.                                                                                               
–Seguro papá.                                                                                                                                                                                     
No fue hasta que ya nos dirigíamos a la puerta cuando Charlie despertó por completo, 
Edward tenía su brazo alrededor de mi cintura para ayudarme a balancearme; mientras 
yo me movía dificultosamente  sobre mi inestable zapato.                                                                                                                              –Hummm, te ves muy grande Bella- podía percibir un poco de desaprobación paternal 
en su voz.          
–Alice me arregló, no había mucho que pudiera decir-                                                                             
Edward se rió de mi repuesta pero lo hizo tan bajo que sólo yo pude escuchar  
-Ah, bueno si Alice… -  comenzó a decir un tanto distraído – Te ves linda Bells – Hizo 
una pausa y con algo de suspicacia en los ojos me preguntó: - ¿Debería esperar que 
aparezcan más jóvenes en esmoquin esta noche?                                                                                                                      
Gruñí y Edward se rió de nuevo, ¿como alguien podía ser tan ajeno a las circunstancias 
como Tyler? , no podía comprenderlo, Edward y yo no habíamos sido precisamente 
reservado en la escuela,  llegábamos juntos y regresábamos juntos, el me llevaba a la 
mitad de mis clases, todos los días me sentaba con  el y su familia a la hora del 
almuerzo, tampoco Edward era tímido en el asunto de besarme frente a algunos 
testigos. Tyler claramente necesitaba ayuda de un profesional.                                                                                                 
–Espero que no- respondió Edward a mi padre – Hay un refrigerado esta lleno de sobras 
– diles que se consuelen a sí mismos.                                             
–No lo creo, esos son míos- agregó Charlie.                                                                                                                    
–Anota los nombres para mí Charlie – el rastro de amenaza posiblemente  era solo 
audible para mí - Es suficiente – les ordené a ambos                                                                                                                        
 Afortunadamente llegamos al auto y Edward arrancó.

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