“Esta escena fue cortada del Capítulo
11: “Complicaciones”. Me molestó sacarla pero no sabía por qué, así que
lo dejé pasar. Era muy tarde cuando me di cuenta qué era lo que me
molestaba. Pese a que me he referido varias veces ala poca destreza de Bella en
gimnasia, nunca pude mostrarla en acción. Esta fue la vez que Edward estaba
“mirando” y era el lugar natural para mostrar su torpeza. Ja, ja, ja. ¡Ahora la
explicación es más larga que la pieza editada!” Stephenie Meyer
Caminé hacia el gimnasio, con la cabeza
en otra parte, atontada. Llegué al vestuario, cambiándome de ropa como en trance,
vagamente atenta de que había más gente a mí
alrededor. Realmente, no me di cuenta de la realidad hasta que cogí una
raqueta. No era muy pesada, aunque la sentía demasiado insegura en mi mano. Pude ver a otros chicos de
mi clase mirándome furtivamente. El entrenador Clapp, nos ordenó formar equipos
por parejas. Por suerte, algunos vestigios de la caballerosidad de Mike todavía
sobrevivían; se acercó hasta ponerse a mi lado. — ¿Quieres ser mi pareja? —me
preguntó alegremente. — Gracias Mike. No tienes por qué hacer esto, lo sabes
—le dije— No te preocupes. Me mantendré fuera de tu camino —me dijo haciéndome una
mueca. Algunas veces, era tan fácil tenerle cariño a Mike. No resultó tan
sencillo. Intenté alejarme un poco de Mike para que pudiese seguir el juego él solo, pero el entrenador
Clapp, vino y le ordenó que se quedase a un lado de la cancha para que yo
pudiese participar. Se quedó mirándonos enfatizando así sus palabras.
Con un suspiro, me puse en el lugar más centrado de la pista, sosteniendo
correctamente en alto mi raqueta. La chica
del otro equipo, se rió maliciosamente mientras sacaba la pluma –la había
herido en una clase de baloncesto- dándole efecto para que descendiera directamente
hacia mí por encima de la red. Me arrojé sin gracia hacia delante, impulsando mi movimiento de la raqueta en
dirección a la pluma, pero olvidé tener en cuenta la red. Mi raqueta rebotó en
la red con tanta fuerza, que se soltó de mi mano, inclinándose hacia mi cabeza,
y dando en el hombro de Mike que había corrido hasta mí para dar a la pluma que
yo había perdido. El entrenador Clapp tosió o disimuló una risita. — Lo siento,
Newton —murmuró
mientras se alejaba para que
pudiésemos volver a nuestra antigua formación, menos peligrosa. — ¿Estás bien? —me preguntó Mike, masajeándose el hombro,
igual que yo me tocaba la frente. — Sí, ¿y tú? —pregunté a media voz, retirando
mi arma. — Creó que sobreviviré —Mike movió su brazo en círculo, comprobando
que tenía total libertad de movimiento. — Me quedaré allá atrás, otra
vez —Me situé en la esquina del fondo de la pista, sujetando mi
raqueta cuidadosamente detrás de mi espalda
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