No planeaba realmente decirle adiós a mi padre.
Después de todo, una rápida llamada a Sam y el juego reiniciaría.
Me detendrían y me harían regresar. Probablemente tratarían de
hacerme enojar, o incluso herirme –De algún modo me harían
transformarme para que Sam pudiera hacerme obedecer una
nueva ley.
Sin embargo, Billy estaba esperándome, sabía que estaría harto.
Estaba en el jardín, simplemente sentado en su silla de ruedas con
los ojos fijos justo en el lugar por el que saldría de los árboles.
Observe que vigilaba mi camino –encaminándose directo a la casa
y pasando mi garaje.
“¿Tienes un minuto, Jake?”
Me detuve lo mire y luego mire hacía el garaje.
“Vamos, chico, al menos ayúdame a entrar”
Le mostré los dientes pero después decidí que me causaría más
problemas con Sam si no mentía por al menos unos minutos.
“¿Desde cuándo necesitas ayuda, viejo?”
Se rió con esa risa suya. “Mis brazos están cansados. Me
empujaron hasta aquí desde la casa de Sue”.
“Está de bajada. Te deslizaste todo el camino”
Rodé su silla sobre la pequeña rampa que hice para él hacia el
living.
“Me atrapaste. Creo que alcance las 30 millas por hora. Fue
genial”.
“Vas a romper la silla, lo sabes. Y entonces tendrás que arrastrarte
con los codos”
“Para nada. Será tu trabajo el cargarme”
“Entonces no irás a muchos lados”
Billy puso sus manos sobre las ruedas y se dirigió hacia el
refrigerador. “¿Quedo algo de comida?”
“Me atrapaste. Paul estuvo aquí todo el día, creo que
probablemente no”
Billy suspiró. “Tendré que comenzar a esconder los víveres si
queremos evitar la hambruna”
“Dile a Reachel que se vaya a la casa de él”
El tono bromista de Billy se desvaneció, y su mirada se suavizo.
“sólo la tenemos por unas semanas. Es la primera vez que viene
en mucho tiempo. Es difícil –las chicas ya eran mayores cuando
tu madre murió, les conflictuaba más el estar en la casa”
“Lo sé”
Rebeca no había estado en casa desde que se casó, aunque tenía
una buena escusa. Los boletos de avión desde Hawai son bastante
caros. El estado de Washington estaba lo suficientemente cerca
por lo que Rachel no tenía defensa. Había tomado clases durante
los semestres de verano y trabajando turno doble durante los días
feriados en algún café en el campus. Si no hubiese sido por Paul,
probablemente se habría marchado bastante más rápido. Tal vez
esa era la razón por la que Billy no lo había sacado a patadas de la
casa.
“Bueno, iré a trabajar en algunas cosas…” comencé desde la
puerta trasera.
“Espera, Jake. ¿No vas a decirme qué sucedió? ¿Tengo que llamar
a Sam para que me ponga al corriente?”
Me detuve con la espalda vuelta hacia él, ocultando mi cara.
“Nada sucedió. Sam irá a despedirlos. Supongo que ahora somos
un montón de amantes de chupasangres”
“Jake…”
“No quiero hablar de ello”
“¿Te irás, hijo?”
La habitación permaneció en silencio por un largo tiempo
mientras decidía cómo decirlo.
“Reachel puede recuperar su habitación, sé que odia el colchón de
aire”
“Prefiere dormir en el suelo a perderte. Yo también”
Resople.
“Jacob, por favor. Sí necesitas…un respiro. Lo entenderemos.
Pero no tan largo esta vez. Regresa”
“Tal vez. Tal vez mi motivo sean las bodas. Hacer una aparición
en la de Sam, después en la de Reachel. Jared y Kim quizá se
adelanten. Probablemente deba conseguir un traje o algo”
“Jake, mírame”
Me gire lentamente. “¿Qué?
Me miro a los ojos durante un largo minuto. “¿A dónde irás?”
“No tengo un plan específico en mente”
Ladeó su cabeza ligeramente y me miro con ojos entrecerrados
“¿No?”
Nos miramos el uno al otro. Los segundos se alargaron.
“Jacob” dijo. Su voz se escuchaba tensa. “Jacob, no. No vale la
pena”.
“No sé de qué estás hablando”
“Deja en paz a Bella y a los Cullen. Sam tiene razón”.
Lo mire por un segundo y después cruce la habitación en dos
zancadas. Agarre el teléfono y lo desconecte el cable de la caja y
del auricular. Agite el cordón gris en la palma de mi mano.
“Adiós, papá”
“Jake, espera –“ me llamó, pero ya estaba afuera de la puerta,
corriendo.
La motocicleta no era tan rápida como correr, pero era más
discreta. Me pregunte que tanto tiempo le tomaría a Billy
empujarse hacia la tienda y después pedirle a alguien que le
enviara un mensaje a Sam. Apostaba a que Sam todavía estaba en
forma de lobo. El problema sería si Paul regresaba a mi casa en
cualquier momento. Podría transformarse en un segundo y dejar
que Sam supiera lo que estaba haciendo.
No iba a preocuparme por eso. Iría lo más rápido que pudiera, y si
me atrapaban lidiaría con eso cuando tuviera que hacerlo.
Patee el pedal de la bicicleta y la escuche cobrar vida, después
estaba corriéndola por el camino enlodado. No miré hacia atrás al
pasar la casa.
La autopista estaba llena de tráfico turístico. Me moví por entre
los carros, ganándome un montón de pitidos y de señas. Tome la
vuelta hacia la 101 en la setenta sin molestarme en mirar. Tuve
que manejar sobre la orilla por un minuto para evitar ser golpeado
por una minivan. No es que eso me hubiera matado, pero me
habría alentado. Los huesos rotos –los grandes al menos- toman
días en sanar completamente, como yo bien sabía.
La autopista se despejó un poco y aumente la velocidad a ochenta.
No toque el freno hasta que no estuve lo suficientemente cerca del
camino estrecho, entonces me di cuenta que estaba en el claro.
Sam no vendría hasta acá para detenerme. Era demasiado tarde.
No fue hasta ese momento –cuando estuve seguro que lo lograría-
que comencé a pensar en lo que haría exactamente. Reduje la
velocidad a veinte, y esquive los arboles con más cuidado de lo
que ameritaba.
Sabía que me escucharían acercarme, con o sin motocicleta, así
que el factor sorpresa estaba descartado. No había manera de
disimular mis intenciones. Edward escucharía mi plan tan pronto
estuviera lo bastante cerca. Tal vez ya lo estaba escuchando. Pero
pensé que de alguna forma esto funcionaría porque contaba con
que su ego le empujaría a que peleáramos uno a uno.
Así que únicamente caminaría, vería la evidencia tan preciosa
para Sam por mi mismo y después desafearía a Edward a un
duelo.
Resople. El parásito probablemente conseguiría una buena patada
con estas tetras.
Cuando terminará con él, tomaría a tantos del resto como pudiera
antes de que me atraparan. Huh- me preguntaba si Sam
consideraría mi muerte una provocación. Probablemente diría que
había obtenido lo que merecía. No querría ofender a sus mejores
amigos los chupasangres.
El camino se abrió en el prado, y el olor me golpeo peor que un
tomate podrido a la cara. Ugh. Apestosos vampiros. Mi estomagó
empezó a quejarse. El hedor era difícil de soportar –sin el disfraz
de la esencia humana de la última vez que había estado aquí- era
difícil, pero más soportable que detectarlo con mi nariz lobuna.
No estaba seguro de qué esperar, pero no había señales de vida
cerca de la gran cripta blanca.
Por supuesto, sabían que estaba aquí.
Apague el motor y escuche el silencio. Ahora podía escuchar
murmullos tensos y enojados justo al otro lado de las anchas
puertas dobles. Alguien estaba en casa. Escuche mi nombre y
sonreí, feliz de pensar que al menos los inquietaba un poquito.
Inspire una gran bocanada de aire –ya que dentro sería peor-y me
dirigí a las escaleras del porche de una zancada.
La puerta se abrió antes de que mi puño la alcanzara y el doctor
permaneció en el marco. Su mirada era grave.
“Hola, Jacob” Dijo más tranquilo de lo que había esperado
“¿Cómo estás?”
Respire profundamente por la boca. El hedor que salía a través de
la puerta era sobrecogedor.
Estaba decepcionado de que fuera Carlisle quien abrió la puerta.
Habría preferido que fuera Edward, con los colmillos de fuera.
Carlisle era tan…tan humano o algo. Tal vez eran las llamadas a
la casa que había hecho durante la última primavera cuando fui
golpeado. Pero me hacía sentir incomodo mirarle a la cara y saber
que planeaba matarlo sí tenía que hacerlo.
“Escuche que Bella regreso con vida” dije
“Et, Jacob, realmente no es el mejor momento” El doctor parecía
incomodo también, pero no de la forma que yo esperaba.
“¿Podríamos hacer esto después?”
Lo mire, atónito. ¿Estaba sugiriendo que pospusiéramos la
masacre para un momento más conveniente?
Y entonces escuche la voz de Bella, rota y ronca, y no pude
pensar en nada más
“¿Por qué no?” Le preguntó a alguien “¿Estamos ocultándole
cosas a Jacob también? ¿Cuál es el punto?”
Su voz no era lo que esperaba. Intente recordar la voz de los
vampiros jóvenes con los que habíamos peleado en primavera,
pero lo único que había registrado habían sido gruñidos. Tal vez
aquellos otros tampoco habían tenido el penétrate sonido de la
voz de los mayores. Tal vez todos los nuevos vampiros sonaban
roncos.
“Adelante, por favor Jacob” La voz rota de Bella sonó más alta.
Los ojos de Carlisle se entrecerraron.
Me pregunte si Bella estaría sedienta. Mis ojos se entrecerraron
también.
“Con permiso” le dije al doctor mientras lo rodeaba para entrar a
la casa. Fue difícil –iba contra todos mis instintos de darles la
espalda a cualquiera de ellos. Sin embargo, no imposible. Sí había
algo parecido a un vampiro inofensivo, ese era el extraño y gentil
líder.
Me mantendría alejado de Carlisle en cuanto la pelea empezara.
Habían suficientes vampiros para matar sin tener que incluirlo.
Entré a la casa, manteniendo mi espalda viendo hacia la pared.
Mis ojos examinaron el cuarto – no era familiar. La última vez
que había venido a este lugar era por una fiesta. Todo estaba
brillante y pálido ahora. Incluyendo los seis vampiros agrupados
en el sofá blanco.
Ahí estaban todos, juntos, Pero eso no fue lo que me detuvo y
ocasionó que mi mandíbula se abriera hasta el suelo.
Era Edward. La expresión en su cara.
Lo había visto enojado, arrogante, y una vez en gran dolor. Pero
esto – esto iba más allá de la agonía. Sus ojos estaban
desorbitados. No volteó ni a verme. Únicamente veía al sofá que
estaba a su lado, con una expresión de que alguien se encontraba
ahí cubierto de llamas. Sus manos eran fierros rígidos a su lado.
Ni siquiera podía disfrutar de su angustia. Sólo podía pensar en
una cosa que lo hiciera verse de esa forma, y mis ojos se
dirigieron hacia el punto que él veía.
La vi al mismo tiempo en que sentí su esencia.
Su cálida, limpia y humana esencia.
Bella estaba medio escondida detrás del brazo del sofá, enroscada
en posición fetal, sus brazos abrazados a sus rodillas. Por un largo
segundo no podía ver más que seguía siendo la misma Bella que
amaba, su piel suave, pálida, como durazno. Con sus ojos del
mismo color chocolate. Mi corazón latió irregularmente, extraño,
roto, y me pregunté si esto era un sueño del que estaba a punto de
despertarme.
Y entonces la vi de verdad.
Había grandes ojeras bajo sus ojos, círculos oscuros que
resaltaban porque su cara estaba exhausta. Estaba más delgada?
Su piel parecía estar contra sus huesos – como si la piel de sus
mejillas estuviera a punto de romperse. La mayoría de su oscuro
cabello estaba levantado en un torpe nudo, pero unas cuantas
hebras caían sobre su frente y cuello, en el brillo de sudor que
cubría su piel. Había algo en sus dedos y muñecas tan frágiles que
daban miedo.
Ella estaba enferma. Muy enferma.
No era una mentira. La historia que Charlie había contado a Billy
no era cuento. Mientras la veía, con mis ojos saliéndose, su piel
parecía tornarse un poco verde.
La chupasangre rubia – la teatrera, Rosalie – se acercó a ella,
tapándome la vista, mirándola de una extraña y protectora forma.
Esto estaba mal. Yo sabía como se sentía Bella en casi todo – sus
pensamientos eran muy obvios; a veces era como si estuvieran
pintados en su frente. Así que no tenía que decirme cada pequeño
detalle para que yo me diera cuenta de que se trataba. Sabía
perfectamente que a Bella no le caía bien Rosalie. Lo había visto
en sus labios cuando hablaba de ella. No era simplemente que no
le cayera bien. Tenía miedo de ella. O había tenido miedo.
No había signo de miedo en su mirada ahora. Su expresión fue…
de disculpa o algo así. Entonces Rosalie tomó una vasija del piso
y se la acercó, colocándola bajo su mentón, justo a tiempo para
que Bella vomitara ruidosamente en ella.
Edward se puso de rodillas a su lado – sus ojos llenos de tortura –
y Rosalie extendió su mano para prevenir que se acercara más.
Nada de eso tenía sentido.
En cuanto pudo levantar la cabeza, Bella me sonrió débilmente,
un poco apenada “Siento mucho esto”, me susurró.
Edward se quejó en silencio. Su cabeza se posó sobre las rodillas
de Bella. Ella acarició con una mano su mejilla. Lo estaba
reconfortando.
No me había dado cuenta que mis piernas me habían llevado
hacia ella hasta que Rosalie comenzó a silbar, apareciendo entre
el sofá y yo. Para mí ella era como una persona a través de una
pantalla de TV. No me importaba que estuviera ahí. No parecía
real.
“Rose, no” susurró Bella “está bien”
La rubiecita se hizo a un lado, aunque podía adivinar que odiaba
eso. Vigilándome, se acercó a la cabeza de Bella, tan tensa que
podría explotar. Era más fácil ignorarla de lo que hubiera
imaginado.
“Bella, que tienes?” susurré. Sin pensar en nada, me dí cuenta que
estaba de rodillas también, recargado sobre el sofá que se
encontraba frente a su… esposo. No parecía que él se diera cuenta
de mi presencia, y yo no quise voltear a verlo. Busqué tocarla,
tomar su mano entre las mías. Su piel estaba helada. “Te
encuentras bien?”
Era una pregunta estúpida. No contestó.
“Estoy muy feliz de que hayas venido a verme hoy, Jacob”, dijo.
Aún cuando sabía que Edward no podía leer sus pensamientos,
entendí que él había leído más allá de sus palabras, visto algún
significado. Volvió a lamentarse, sobre la sábana que la cubría
mientras ella acariciaba su mejilla.
“Qué tienes Bella?” insistí, envolviendo mis manos alrededor de
sus fríos y frágiles dedos.
En lugar de responderme, miró por todo el cuarto como si buscara
por algo, con súplica y advertencia en su mirada. Seis pares de
ojos ansiosos la veían. Finalmente, se dirigió a Rosalie.
“Me ayudas a pararme Rosalie?” preguntó
Los labios de Rosalie estaban de tal forma que mostraba todos los
dientes, y me veía con ganas de arrancarme la garganta. Estaba
seguro que así era.
“Por favor, Rose”
La rubia hizo una cara, pero se acercó a ella de nuevo, a un lado
de Edward, que no se movió un centímetro. Puso su brazo
cuidadosamente detrás de los hombros de Bella.
“No” susurré, “no te levantes…” Parecía tan débil
“Estoy contestando tu pregunta” replicó, sonando un poco más a
como usualmente me trataba.
Rosalie levantó a Bella del sillón. Edward se quedó inmóvil,
colocando su cara de forma que parecía enterrada entre los
cojines. La sábana cayó a los pies de Bella.
El cuerpo de Bella estaba hinchado, su torso como un balón
saliendo de forma extraña, enferma. Su estómago se tensaba
contra el suéter gris que era demasiado grande para sus hombros y
brazos. El resto de su cuerpo parecía más delgado, como si la bola
enorme en su estómago hubiera chupado el resto de ella. Tomó un
segundo darme cuenta que parte de su cuerpo estaba deformada –
y no lo entendí hasta que ella colocó los brazos sobre su hinchado
estómago, uno encima de otro. Como si estuviera acunándolo.
Y entonces lo ví, pero no podía creerlo. La había visto un mes
atrás. No había forma en que ella hubiera estado embarazada. No
tan embarazada.
Excepto porque lo estaba.
No quería ver esto, no quería pensar en esto. No quería
imaginarme a él dentro de ella. No quería saber que algo que
odiaba tanto había hecho raíces en el cuerpo que yo tanto amaba.
Mi estómago se encendió, y tuve que tragar para evitar el vómito.
Pero era peor que eso, mucho peor. Su cuerpo distorsionado, los
huesos queriendo salirse por su piel. Sólo podía imaginar que ella
se veía así – tan embarazada, tan enferma – porque lo que sea que
tuviera dentro estaba tomando su vida para alimentar la propia.
Porque era un monstruo. Exactamente como su padre.
Siempre supe que él la mataría.
Su cabeza se levantó en cuanto escuchó las palabras en mi cabeza.
Un segundo estábamos de rodillas y el siguiente se había parado,
viendo hacia mí. Sus ojos eran completamente negros, los
círculos bajo ellos morado oscuro.
“Afuera, Jacob” me dijo.
Me había levantado también. Ahora yo lo veía hacia abajo. Esto
era por lo que yo había llegado.
“Hagamos esto” concedí
El grandote, Emmett, empujó a Edward al otro lado, con una
mirada hambrienta, Jasper, estaba justo a su espalda. No me
importaba. Tal vez mi manada podrían limpiar los restos cuando
terminaran conmigo. Tal vez no. No importaba.
Por un pequeño segundo, mis ojos se posaron sobre los dos que
estaban detrás. Esme. Alice. Pequeñas y distractoramente
femeninas. Bueno, estoy seguro que los otros me matarían antes
de que pudiera llegar a ellas. No quería matar mujeres, aún
cuando fueran vampiros.
Aunque podría hacer una excepción con la rubia.
“No” gritó Bella, tropezando y cayendo hacia el frente, sin
balance, para retener el brazo de Edward. Rosalie se movió junto
con ella, como si una cadena las uniera a las dos.
“Solo quiero hablar con él, Bella” dijo Edward con voz baja,
hablando solo a ella. Se acercó para tocar su cara, para acariciarla.
Esto hizo que todo el cuarto se tornara rojo, haciéndome ver
fuego – después de lo que había hecho con ella, aún estaba
autorizado para tocarla de esa forma. “No te agites” continuó,
suplicante. “Por favor, descansa. Volveremos los dos en unos
minutos”
Quedó viendo a su cara, leyéndola cuidadosamente. Entonces
asintió y se dejó caer en el sillón. Rosalie ayudó a ponerle cojines
bajo la espalda. Bella me miró, tratando de que yo la viera a los
ojos.
“Compórtate” insistió. “Y regresa”
No le contesté. No estaba para hacer promesas hoy. Volteé la
mirada y seguí a Edward hasta la puerta de entrada.
Una voz al azar y desarticulada se oyó en mi cabeza, haciéndome
notar que separarlo de su grupo no había sido difícil, o si?
Seguía caminando, sin checar que yo pudiera atacarlo por la
espalda. Supongo que no tenía que hacerlo. El sabría cuando yo
decidiera atacar. Lo que significaba que yo tenía que pensar
rápidamente.
“No estoy preparado para que me mates, Jacob Black” susurró
mientras se alejaba rápidamente de la casa. “Tendrás que tener un
poco de paciencia”
Como si tuviera un calendario. Gruñí bajo mi aliento. “Paciencia
no es mi especialidad”
Siguió caminando, talvez un par de metros más lejos de la casa,
conmigo pisándolo los talones. Todo estaba ardiendo, mis dedos
temblaban. En el bode, listo y esperando.
Paró sin avisar y casi tropiezo con él. Su expresión me dejó
congelado.
Por un segundo parecí un niño – un niño que había vivido toda su
vida en un pequeño pueblo. Solo un chiquillo. Porque sabía que
tendría que vivir mucho más, sufrir mucho mas, para alguna vez
poder entender la agonía reflejada en los ojos de Edward.
Levantó una mano como si fuera a quitarse el sudor de la frente,
pero sus dedos repasaban su cara, como si quisiera arrancársela de
un tirón. Sus ojos negros se incendiaban en su lugar, fuera de
foco, como viendo cosas que no estaban ahí. Su boca se abrió y
pensé que comenzaría a gritar, pero no salió sonido alguno de
ella.
Esta era la cara que tendría un hombre está siendo quemado vivo.
Por un momento no pude hablar. Era tan real, esa cara – había
visto una sombra de ella en la casa, visto en los ojos de ella y de
él, pero esto era demasiado. El último clavo en el ataúd de Bella.
“La está matando, no es así? Se está muriendo” Y de inmediato
supe que mi cara era un reflejo de la suya. Más débil, diferente,
porque yo seguí en shock. No había ordenado mis pensamientos
aún – todo pasaba demasiado rápido. El no tenía tiempo que
perder en estos momentos. Y era diferente porque yo ya la había
perdido muchas veces, de muchas formas, en mi cabeza. Y era
diferente porque ella nunca había sido mía como para perderla de
verdad.
Y diferente porque no era mi culpa
“Es mi culpa” susurró Edward, y sus rodillas cedieron. Se
desmoronó frente a mí, vulnerable, el objetivo más sencillo que
podía imaginar.
Pero yo estaba frío como la nieve – no había fuego en mí
“Sí”, se revolcó en la tierra, como si estuviera confesándole al
suelo. “Sí, la está matando”
Su rota esperanza me irritaba. Yo quería pelear, no ejecutarlo.
Dónde estaba su amplia superioridad ahora?
“Porqué Carlisle no ha hecho nada?” grité. “Es doctor o no? Que
lo saque”
Me miró y me respondió en una voz cansada. Como si tuviera que
explicarle a un niño de preescolar por décima vez. “No nos
dejará”
Me tomó un minuto entender las palabras. Dios, ella estaba
enloqueciendo. Por supuesto, morir por un monstruo. Era algo tan
Bella.
“Tu la conoces bien” susurró. “Lo rápido que tú comprendiste y
que… yo no hice. No a tiempo. Ella no habló conmigo en el
camino a casa, nada. Pensé que estaba asustada – sería natural.
Pensé que estaría molesta conmigo por hacer que atravesara por
todo esto, por arriesgar su vida. De nuevo. Nunca imaginé lo que
ella pensaba en realidad, lo que había decidido hacer. No hasta
que mi familia nos encontró en el aeropuerto y ella corrió directo
a los brazos de Rosalie. Rosalie! Y entonces pude escuchar lo que
Rosalie pensaba. No entendí nada de eso. Pero tú lo supiste
después de un segundo…” Gimió.
“Espera un momento. Ella no te dejará” El sarcasmo invadía
como ácido en mi lengua. “Acaso notaste alguna vez que ella es
tan fuerte como cualquier niña normal de 55 kilos? Qué tan
estúpido puedes llegar a ser vampiro? Sostenla un momento y
noquéala con drogas”
“Quise hacerlo”, susurró “Carlisle lo hubiera hecho…”
Qué, eran muy nobles ahora?
“No, no nobles. Su guardaespaldas complicó las cosas”
Oh. Su historia no tenía mucho sentido antes, pero ahora era
diferente. Entonces de eso se trataba para la rubiecita. Pero cual
era su ganancia? Acaso la reina de belleza pretendía que Bella
muriera de la forma más cruel posible?
“Tal vez” dijo “Rosalie no ve las cosas de esa forma”
“Entonces hay que quitarla del camino. Tu raza pueden
despedazarse y volverse a unir, como un rompecabezas no? Hazla
pedazos y cuida a Bella”
“Emmett y Esme la apoyan. Emmett nunca nos dejaría… y
Carlisle no me ayudará por Esme…” perdiendo la voz.
“Debiste haber permitido que Bella me escogiera”
“Sí”
Era un poco tarde para eso. Tal vez debió haber pensando en esto
antes de embarazarla de ese monstruo chupa-vida.
Me quedó viendo desde el fondo de su propio infierno, y pude
notar que pensaba lo mismo que yo.
“No lo sabíamos” dijo, las palabras más apagadas que el sonido
de la respiración. “Nunca lo hubiera soñad. Nunca antes había
existido algo como lo de Bella y yo. Cómo iba a saber que una
humana podía concebir el hijo de alguien como nosotros – “
“Como las historias donde la humana queda hecha pedazos en el
proceso?”
“Sí” coincidió en un susurro tenso. “Existen historias por ahí,
sádicas, de íncubos y súcubos. Esos existen. Pero la seducción es
sólo parte del proceso para el festín. Nadie sobrevive” Sacudió su
cabeza para quitarse esa idea que era repulsiva. Como si él fuera
diferente.
“Nunca supe que habían diferentes nombres para las cosas como
tú” solté
Me quedó viendo, con una cara que parecía de alguien milenario.
“Incluso tú, Jacob Black, no puedes odiarme tanto como lo estoy
haciendo yo mismo”
Error. Pensé, con demasiada rabia como para hablar.
“Matarme ahora no ayudará en nada” dijo calmadamente
“Entonces que lo hará?”
“Jacob, tienes que hacer algo por mí”
“Me iría al infierno si lo hiciera, parásito”
Continuó viéndome con cara cansada, con ojos desorbitados. “Por
ella?”
Apreté los dientes fuertemente. “Hice todo lo posible para alejarla
de ti. Todo. Es demasiado tarde”
“La conoces Jacob. Te conectas con ella en un nivel que ni
siquiera yo entiendo. Eres parte de ella, y ella es parte de ti. Ella
no va a escucharme, porque piensa que la subestimo. Cree que es
suficientemente fuerte para esto…” Aclaró su garganta y tragó
saliva. “Quizá te escuche a ti”
Se puso de nuevo en pie, con los ojos brillando de rabia,
enloquecido. Me pregunté si realmente se estaba volviendo loco.
Los vampiros podían perder la razón?
“Quizá” respondió a mi pensamiento. “No lo sé. Parece que sí”
sacudió la cabeza. “Tengo que ocultar lo que siento por ella,
porque la estresa demasiado y la enferma más. No podría soportar
esto. Tengo que parecer calmado; no podría hacérselo más difícil.
Pero eso ya no importa. Te tiene que escuchar!”
“No sé que otra cosa podría decirle que no le hayas dicho tú. Qué
quieres que haga? Decirle que es una estúpida? Probablemente
ella ya sabe eso. Decirle que se morirá? Te aseguro que también
lo sabe”
“Ofrécele lo que ella quiere”
No tenía ningún sentido lo que me decía. Sería parte de su locura?
“No me importa nada más que mantenerla con vida”, dijo,
concentrándose de pronto. “Si desea un hijo, puede tenerlo. Puede
tener una docena de bebés. Lo que quiera.” Pausó un segundo
“Ella puede tener cachorritos si es necesario”
Buscó mi mirada por un momento y su cara parecía frenética aún
bajo esa máscara de control. La furia desapareció en cuanto
procesé sus palabras, y sentí como mi boca se abrió en shock.
“Pero no de esta forma!” silbó antes de que pudiera recobrarme.
“No con esta cosa que le quita la vida mientras no puedo hacer
nada por salvarla! Mirándola enfermar y desperdiciar su vida.
Viéndolo lastimarla” Trató de tomar aire como si alguien le
hubiera dado un puñetazo en el estómago. “Tienes que hacerla
entrar en razón, Jacob. No me va a escuchar a mí. Rosalie siempre
está ahí, alimentando su locura – apoyándola a seguir.
Protegiéndola. No, protegiendo a eso. La vida de Bella no
significa nada para ella”
El sonido que salió de mi garganta sonó como si estuviera en
shock.
Qué era lo que decía? Que bella debía qué? Tener un bebé?
Conmigo? Qué? Cómo? Acaso la iba a abandonar? O pensaría
que a ella no le importará ser compartida?
“Lo que sea. Lo que sea que la mantenga con vida”
“Esa es la locura más grande que has dicho” murmuré
“Ella te ama”
“No como a ti”
“Está lista para morir con tal de tener un bebé. Tal vez acepte algo
menos extremista”
“Acaso no la conoces?”
“Lo sé, lo sé. Será difícil convencerla. Es por eso que te necesito.
Tu sabes como piensa. Hazla ver su error”
No podía pensar en lo que estaba sugiriendo. Era demasiado.
Imposible. Mal. Enfermo. Prestarme a Bella los fines de semana y
regresarse los Lunes por la mañana como si fuera una película en
renta? Demasiado complicado.
Demasiado tentador.
No quise considerarlo, no quise imaginarlo, pero las imágenes me
invadieron de todas formas. Había fantaseado con Bella de tantas
formas, cuando aún había posibilidad entre nosotros, y también
tiempo después cuando fue claro que las fantasías sólo dejaban
marcas dolorosas porque no teníamos posibilidad, ninguna. No
fue posible detenerme entonces. No podía detenerme ahora. Bella
en mis brazos, Bella suspirando mi nombre…”
Peor aún, esta era una nueva imagen, algo que no había pensado
antes, una que no debió existir para mí. No aún. Una imagen que
sabía no desearía hasta dentro de mucho tiempo si no fuera
porque estaba en mi cabeza ahora mismo. Pero estaba ahí,
tejiendo hilos en mi cabeza como una hierba mala – venenosa e
incapaz de erradicarse. Bella, saludable y gloriosa, tan diferente a
ahora, pero igual: su cuerpo, sin distorsionarse, cambiando en una
forma más natural. Creciendo con mi hijo.
Traté de escapar de ese pensamiento venenoso. “Hacer que Bella
entre en razón? En que universo vives?”
“Al menos inténtalo”
Sacudí mi cabeza con rapidez. El esperó, ignorando la respuesta
negativa porque podía escuchar el conflicto en mi cabeza.
“De donde viene todo esta basura psicológica? La inventas de la
nada?”
“He pensadp únicamente en la forma de salvar su vida desde que
me dí cuenta lo que planeaba hacer. Por lo que moriría. Pero no
sabía como contactarte. Sabía que no me escucharías si te
llamaba. Habría ido a buscarte pronto, si no hubieras venido hoy.
Pero es difícil dejarla, aunque sea unos minutos. Su condición…
cambia rápidamente. La cosa está… creciendo. Constantemente.
No puedo alejarme de ella ahora”
“Qué es esa cosa?”
“Nadie de nosotros tiene idea. Pero ya es más fuerte que ella.”
Podía ver de pronto – ver al monstruo en mi cabeza, rompiéndole
las entrañas.
“Ayúdame a detenerla” susurró. “Ayúdame a que esto no pase”
“Cómo? Ofreciendo mis servicios como semental?” Ni siquiera
hizo algún gesto al escucharme decir eso, pero yo sí. “Estás
enfermo. Nunca escuchará esta locura”
“Inténtalo. No hay nada que perder ahora. En qué podría
lastimar?”
Me lastimaría. No ya había pasado por demasiados desplantes de
Bella como para hacer esto?
“Tan sólo un poco de dolor con tal de salvarla? Es un precio muy
alto?”
“Pero no funcionará”
“Tal vez no. Aunque quizá la confunda. A lo mejor dude de su
decisión. Un pequeño momento de duda es todo lo que necesito”
“Y después retirarás lo dicho con respecto a tener bebes y dirás
‘estaba bromeando Bella’”
“Si ella desea tener hijos, eso es lo que tendrá. No me echaré para
atrás”
No podía creer en que estuviera pensándolo. Bella me golpearía –
no me importaba demasiado, pero probablemente le rompería la
mano de nuevo. No debí dejar que hablara conmigo, jugando con
mis pensamientos. Debería matarlo ahora mismo.
“No aún” susurró. “No aún. Bien o mal, esa cosa la destruirá y lo
sabes. No hay necesidad apresurarse. Si ella no te escuchas, te
daré la oportunidad. En el momento en que el corazón de Bella
deje de latir, iré a rogarte que me mates”
“No tendrás que rogar mucho”
El rastro de una leve sonrisa se dibujó en la orilla de sus labios.
“Estoy contando con eso”
“Entonces es un trato”
Accedió y me ofreció su mano.
Tragándome el asco, nos dimos la mano. Mis dedos se cerraron
alrededor de una piedra. Me estremecí de inmediato.
“Es un trato”, accedió.
No hay comentarios:
Publicar un comentario