“Esta parte fue editada del Epílogo
Original. Aunque la historia de la conversión de Emmett está brevemente
explicada en el Capítulo 14: “Mente Versus Cuerpo”, realmente eché de
menos no tenerlo detallado con sus propias palabras.” Stephenie
Meyer
Estaba sorprendida
de encontrar un extraño vínculo creciendo entre Emmett y yo, especialmente
teniendo en cuenta que él había sido el que más miedo medaba de todos ellos. Tenía que ver con el modo en
que ambos habíamos sido elegidos para entrar en la familia; los dos habíamos
sido amados –y sido correspondidos–
mientras éramos humanos, aunque por poco tiempo en el caso de él. Solo Emmett
recordaba –y solo él comprendía el milagro que Edward significaba para
mí. Hablamos de ello, por primera vez, una tarde mientras los tres estábamos sentados en los claros sofás del salón
principal, Emmett entreteniéndome tranquilamente con recuerdos, más parecidos a
los cuentos de hadas, mientras Edward se concentraba en el canal de
cocina –había decidido que quería aprender a cocinar, ante mi incredulidad, e
iba a ser sumamente difícil sin el apropiado sentido del gusto o del
olfato. Después de todo, había algo que no sabía hacer de forma natural.
Su perfecto entrecejo se frunció mientras
el famoso chef sazonaba otro plato de acuerdo a su gusto. Reprimí una sonrisa.- Para
ese entonces él ya había terminado de jugar conmigo, y supe que estaba a punto de morir. - Recordó Emmett
suavemente, dando un giro al relato de sus años humanos con la historia del
oso. Edward no nos prestaba ninguna atención; ya la había oído antes. - No
podía moverme, y mi concienciase estaba disipando, cuando escuché lo que pensé
que sería otro oso, y una lucha por ver quien se quedaba con mi
cadáver, supuse. De repente sentí que estaba volando. Me imaginé que había
muerto, pero intenté abrir los ojos de todos
modos. Y entonces la vi. - Su rostro parecía incrédulo ante el recuerdo, le comprendía
completamente - Y supe que estaba muerto. Ni siquiera me importaba el dolor.
Luché por mantener mis párpados abiertos, no quería perderme ni un segundo el
rostro del ángel. Estaba delirando, por supuesto, preguntándome por qué no habíamos llegado al
cielo aún, pensando que debía de estar más lejos de lo que yo había creído. Me
quedé esperando que ella levantara el vuelo. Y entonces, me llevó ante
Dios. - Él rió con su risa profunda y
atronadora. Yo entendía perfectamente qué alguien hubiese pensado aquello.-
Pensé que lo que ocurrió a continuación era mi Juicio Final. Había tenido demasiada
diversión durante mis veinte años humanos, así que no me sorprendieron las llamas del infierno. - Rió de
nuevo, aunque yo me estremecí. El brazo de Edward me rodeó con más fuerza de
forma inconsciente. -Lo queme sorprendió fue que el ángel no se marchó. No
podía entender como algo tan hermoso podía estar en el infierno junto a mí, pero
estaba agradecido. Cada vez que Dios venía a echarme una ojeada, yo
temía que se la llevase de mi lado, pero
nunca lo hizo. Comencé a pensar que quizás esos predicadores que
hablaban de un Dios piadoso tenían razón después de todo. Y entonces el dolor desapareció… y ellos me lo explicaron
todo.- Les sorprendió lo poco que me afectó todo ese asunto de los vampiros.
Pero si Carlisle y Rosalie, mi ángel, eran vampiros ¿Cómo podía ser tan malo
ser aquello? - Yo asentí, completamente de acuerdo, mientras él continuaba.-
Tuve unos cuantos problemas con las reglas… - rió entre dientes. - Tuviste las
manos bastante ocupadas conmigo al principio, ¿no? - el empujón juguetón
de Emmettal hombro de Edward nos balanceó a
los dos. Edward dejó escapar un leve gruñido sin apartar la vista de la televisión.-
Así que ya ves, el infierno no es tan malo si consigues quedarte con tu ángel
-me aseguró maliciosamente. - Cuando él consiga aceptar lo
inevitable, estarás bien.El puño de Edward
se movió tan rápidamente que no pude ver cuando golpeó a Emmett, lanzándole
sobre el respaldo del sofá. Los ojos de Edward no se apartaron de la pantalla.-
¡Edward! - le regañé, horrorizada.- No te preocupes, Bella - Emmett estaba
sereno, de nuevo en su asiento.- Sé dónde encontrarlo.-Miró por encima mío hacia
el perfil de Edward.- Tendrás que hacerlo alguna vez - le amenazó. Edward
simplemente gruñó en respuesta, sin siquiera alzar la vista.- ¡Chicos! -
La voz de Esme, en reprimenda, se escuchó claramente desde las escaleras.
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