La segunda parte de este estaba balanceado hacia el coche del
chupasangre en mi camino.
Entonces estaba perdido cuando presioné el botón del control sin
teclas, porque no era su Volvo el que sonó y encendió sus luces
hacia mí. Era otro auto --uno que resaltaba en la larga línea de
vehículos que hacían que uno se babeara de todas maneras.
¿De verdad el me estaba entregando las llaves de su Aston Martin
Vanquish, o había sido un accidente?
No me detuve a pensar en eso, en caso de que cambiara la
segunda parte de mi plan. Sólo me metí en el sedoso asiento de
cuero y encendí el motor mientras mis rodillas chocaban bajo el
volante. El sonido ronrroneante del motor me hubiera hecho
quejar cualquier otro día, pero en este momento, era todo en lo
que podía concentrarme lo suficiente para ponerlo en marcha.
Encontré la manivela del asiento y me corrí hacia atrás mientras
mi pie le pegaba al pedal. Sentía que me aerotransportaba en el
auto mientras salté hace adelante.
Me tomó solo segundos correr por la angosta y vientosa entrada.
El auto me respondía como si fueran mis pensamientos los que
conducian, en vez de mis manos. Mientras volaba por el verde
túnel hacia la autopista, le heché una efímera ojeada al gris rostro
de Leah que miraba inquieta a través de los helechos.
Por medio segundo, me pregunté que era lo que ella pensaba y
después me dí cuenta de que no me importaba.
Doblé hacia el sur porque hoy no tenía paciencia para ferrys o
tráfico o algo que significara sacar mi pie del pedal.
En una rara manera, éste era mi día de suerte. Si por suerte te
refieres a tomar una autopista muy viajada a 200 millas sin ver a
ningún poli, incluso en los avisos de velocidad de los pueblos de
30 millas por hora. Qué decepción. Un poco de acción hubiera
sido bueno, sin mencionar que la información de la patente del
vehículo hubiera acalorado a la sanguijuela. Claro, él hubiera
encontrado la forma de resolverlo, pero hubiera sido un poquito
inconveniente para él.
El único signo de vigilancia del que me dí cuenta fue cuando vi de
reojo una piel marrón oscuro que revoloteaba a través de los
árboles, corriendo en dirección paralela a mí, a unas millas al sur
de Forks. Quil, se parecía a él. Él debió haberme visto, también,
porque desapareció luego de un minuto sin alarmar a nadie.
Otra vez, casi me pregunté cual sería su historia antes de
acordarme que no me interesaba.
Corrí, dándo vuelta en U en la autopista, búscando la ciudad más
grande que podría encontrar. Esa sería la primera parte de mi
plan.
Parecía que me tomaba para siempre, probablemente porque
todavía estaban las hojas de afeitar hiriéndome, pero en realidad
no me tomó más de dos horas antes de que estuviera conduciendo
hacia el norte, hacia la indefinida y desgarbada postura que era
parte Tacoma y parte Seattle. Bajé la velocidad entonces, porque
en realidad no quería matar a ningún peatón inocente.
Este era un plan estúpido. No iba a funcionar. Pero, mientras
buscaba en mi cabeza alguna manera de alejarme del dolor, lo que
había dicho Leah hoy apareció en mi cabeza.
Eso se alejaría, sabes, si imprintas. Ya no tendrías porqué estar
herido por ella.
Parecía que quizás si alejabas tus opciones, no era lo peor del
mundo. Quizás sentirse así era lo peor del mundo.
Pero había visto a todas las chicas de La Push y de la reserva
Makah y las de Forks. Necesitaba un rango de búsqueda más
amplio.
Entonces; ¿cómo buscas al azar a tu alma gemela en la multitud?
Bueno, primero necesitaba una multitud. Entonces día la vuelta,
buscando un punto que me gustara. Pasé por un par de centros
comerciales, los que probablemente habrían sido muy buenos
lugares para encontrar chicas de mi edad, pero no podía
detenerme.
¿Quería realmente imprimar con una chica que se pasaba todo el
día en el centro comercial?
Seguí yendo hacia el norte y obtuve más y más multitud.
Al final, encontré un gran parque lleno de niños y familias y
tablas de skate y bicis y volantines y picnics y todo el asunto. No
me había dado cuenta hasta ahora--era un lindo día. Sol y todo
eso. La gente estaba afuera celebrando el cielo azul.
Me estacioné en el puesto de minusválidos--rogando por una
multa-- y me uní a la multitud.
Caminé por ahí por lo que sentí que fueron horas.Bastante para el
el sol cambiara de lugar en el cielo. Miré la cara de todas las
chicas que pasaban cerca mío, haciendome notar, dandome cuenta
de quien era linda, quién tenía ojos azules, quien lucía bien con
frenillos y quién se había puesto demasiado maquillaje. Intenté
buscar algo interesante en cada cara, para así saber que de verdad
lo intenté. Cosas como: ésta tiene una nariz muy recta, esa debería
quitarse el pelo de los ojos; esa podía hacer publicidad para lápiz
labial si su cara fuera tan perfecta como sus labios...
A veces ellas me miraban de vuelta, a veces miraban asustadas--
como si pensaran ¿Quién es este enorme bicho raro que me está
mirando? A veces pensaba que ellas miraban con un poco de
interés, pero quizás era solo mi ego que se había vuelto salvaje.
De cualquier manera, nada. Incluso cuando ví los ojos de la chica
que era - sin duda- la más sexy del parque y probablemente de la
ciudad, y ella me devolvío una mirada que especulaba algo de
interés, no sentí nada. Solo la desesperación por alejarme del
dolor.
Mientras pasaba el tiempo, comencé a darme cuenta de todas las
cosas malas. Las cosas de Bella. Esa tenía el mismo color de pelo.
Esa tenía los ojos de una forma parecida a los de Bella. Los
pómulos de ésa, tenían su mismo corte. Aquella tenía la misma
línea entre los ojos -- lo que me hizo preguntarme sobre qué
estaba preocupada.
Eso era cuando me había rendido, porque era más que estúpido
pensar que había elegido el lugar y la hora correcta para
encontrarme a mi alma gemela solo porque estaba desesperado
por eso.
No tendría razón de encontrarla acá. Si Sam tenía razón, el mejor
lugar para encontrar a mi pareja genética sería en La Push y
claramente nadie ahí caería en cuenta. Si Billy tenía razón,
¿entonces quién sabía? ¿qué hacía para un lobo más fuerte?
Vagueé de vuelta al coche y me rescosté contra la capó y jugué
con las llaves.
Tal vez era lo que Leah pensaba lo que ella era. Alguna clase de
fin muerto que no debería pasar a otra generación. O quizás era
que mi vida era una gran broma cruel y no había forma de escapar
del final.
"Oye, ¿estás bien?. Hola. Tu ahí, con el auto robado"
Me tomó un segundo darme cuenta de que la voz me hablaba a mí
y luego de un segundo decicí alzar mi rostro.
Una chica que me parecía familiar me miraba, con una expresión
un poco ansiosa. Sabía porqué había reconocido la cara-- A ella
ya la había catalogado. Cabello ligeramente rojizo, buena piel,
algunas pecas doradas en sus mejillas y su nariz y sus ojos color
canela.
"Si te sientes excesivamente arrepentido por alzar el coche"- dijo
ella, sonriendo de forma que se formaron unos hoyuelos hacia su
quijada "siempre puedes echarte para atrás"
"Es prestado, no robado", le dije. Mi voz sonaba horrible--como si
hubiera estado llorando o algo así.
Avergonzado.
"Seguro, eso se lo creerá la corte"
Me enrojecí. "¿Necesitas algo?"
"En realidad no. Estaba bromeando respecto al auto, sabes? Es
solo que ... te ves un poco alterado por algo. Oh, oye, soy Lizzie".
Ella tendió su mano.
La miré hasta que ella la dejó caer.
"En fin..." dijo ella incómodamente, "Me preguntaba si podía
ayudar. Parecía que buscabas a alguien antes". Ella señaló hacia el
parque y se encongió de hombros.
"Sí"
Ella esperó.
Yo suspiré. "No necesito ayuda. Ella no está aquí"
"Oh, lo siento"
"Yo también", murmuré.
Volví a mirar a la muchacha. Lizzie. Era bonita. Agradable como
para intentar ayudar a un extraño que debía parecer loco. ¿Por qué
no podría ser ella la indicada?¿Por qué todo tenía que ser tan
malditamente complicado? Una chica simpática, bonita y un poco
graciosa ¿Por qué no?
"Este auto es hermoso" dijo ella. "Es de verdad una lástima que
ya no los fabriquen. Es decir, el cuerpo del Vantage es hermoso
también, pero hay algo del Vanquish..."
Chica simpática que sabía de autos. Vaya. La miré a la cara con
fuerza, deseando saber como funcionaba.Vamos Jake, imprinta
ya.
"¿Cómo conduce?"
"Como si no lo creerías" le dije. Ella hizo una mueca al sonreír,
claramente satisfecha por haberme sacado una civil respuesta
intermedia y le di una gran sonrisa de vuelta.
Pero su sonrisa no alivio las afiladas y cortantes hojas que subían
y bajaban por mi cuerpo. No importaba cuanto quisiera, mi vida
no iba a componerse de esa manera.
No estaba en ese saludable lugar dónde Leah estaba llegando. No
me era posible enamorarme como una persona normal. No cuando
estuviera sangrando por otra persona. Tal vez--si fuera dentro de
diez años y el corazón de Bella estuviera muerto desde hace
tiempo y yo ya hubiera pasado por todo el proceso del duelo y
estuviera completo en una pieza nuevamente--quizás entonces
podría ofrecerle a Lizzie una vuelta en el veloz auto y hablar
sobre los modelos y llegar a conocerla y ver si me gusta como
persona. Pero eso no sucedería ahora.
La magia no iba a salvarme. Iba a tener que aceptar la tortura
como un hombre. Aguantarme.
Lizzie esperó, tal vez con la esperanza que le ofreciera una vuelta.
O tal vez no.
"Será mejor que le devuelva el auto al tipo que me lo prestó",
murmuré.
Ella volvió a sonreír. "Me alegra que seas recto"
"Sí. Tu me convenciste".
Ella me miró entrar al auto, todavía un poco preocupada.
Probablemente yo lucía como alguien que se iba a lanzar desde un
acantilado. Cosa que quizás haría, si ese tipo de movimiento
funcionara para un hombre-lobo. Ella se despidió con la mano una
vez, sus ojos se arrastraban tras el coche.
Al principio, conduje con más cuidado en el camino de vuelta. No
estaba apurado. No quería ir a dónde iba. De vuelta a esa casa, de
vuelta a ese bosque. De vuelta al dolor del que había escapado.
De vuelta a estar completamente solo con eso.
De acuerdo, estaba siendo melodramático. No iba a estar
completamente solo, pero eso no era bueno. Leah y Seth tendrían
que sufrir conmigo. Me alegraba que Seth no tuviera que sufrir
demasiado. El niño no merecía arruinar su paz mental. Leah
tampoco, pero al menos era algo que ella entendía. Nada nuevo
acerca del dolor para Leah.
Dí un gran suspiro cuando pensé en lo que Leah quería de mí,
porque ahora sabía que ella iba a obtenerlo. Aún estaba molesto
con ella, pero no podía ignorar el hecho de que podía hacer su
vida más fácil. Y--ahora que la conozco mejor-- pienso que ella
probablemente haría lo mismo por mí, si estuvieramos en el lugar
del otro.
Sería interesante, y también extraño, tener a Leah como
compañera -- como una amiga. Íbamos a estar bajo la piel del otro
bastante, eso era seguro. Ella no sería aquella que me dejara que
me quejase, pero pensé que eso sería bueno. Probablemente iría a
necesitar que me pateara el trasero ahora y entonces. Pero cuando
se tratara de aquello, ella solo sería la única amiga que tuviera
alguna oportunidad de comprender por lo que yo estaba pasando.
Pensé en la caza de esta mañana, y lo cercanas que estuvieron
nuestras mentes en ese momento. No había sido algo malo.
Diferente. Un poco miedoso, un poco incómodo. Pero también
agradable en una extraña manera.
No tenía que estar completamente solo.
Y sabía que Leah era lo suficientemente fuerte para enfrentar
conmigo los meses que se venían. Meses y años. Me cansó pensar
en eso. Me sentía como si estuviera mirando un oceáno que tenía
que nadar de orilla a orilla antes de volver a descansar.
Mucho tiempo que se venía y tan poquito tiempo antes de que
comenzara. Antes de que me metiera a ese oceáno. Tres días y
medio más y aquí estaba, malgastando ese poquito tiempo que me
quedaba.
Comencé a conducir demasiado rápido de nuevo.
Ví a Sam y a Jared del otro lado del camino como centinelas,
mientras corría hacia al camino a Forks. Ellos estaban muy bien
escondidos en las gruesas ramas, pero yo los estaba esperando, y
sabía que buscar. Asentí mientras pasé por donde ellos estaban,
sin molestarme en preguntarme que habían heco en mi viaje.
Asentí hacia Leah y Seth también, mientras iba hacia la entrada
de los Cullen. Estaba comenzando a oscurecerse y las nubes eran
gruesas en este lado del sonido, pero ví sus ojos brillar con el
brillo de las luces. Les explicaría a ellos después. Habría bastante
tiempo para eso.
Me sorprendí al ver a Edward esperándome en el garage. No lo
había visto alejado de Bella en días. Podría decir por su cara que
nada malo le había sucedido a ella. De hecho, él se veía más
pacífico que antes. Mi estómago se tensó cuando recordé de
dónde venía esa paz.
Era muy malo eso-- con todo mi empollamiento--olvidé arruinar
el auto.Oh bueno. Probablemente no hubiera podido pararme a
hacerle daño a este auto, de todas maneras. Quizás el lo adivinó
demasiado y es por eso que me lo prestó en primer lugar.
"Algunas cosas, Jacob", dijo, tan pronto apagué el motor.
Respiré pregundo y lo sostuve por un momento. Luego,
lentamente, salí del auto y le lancé las llaves.
"Gracias por el préstamo" le dije amargamente. Aparentemente,
tendría que ser pagado. "¿Qué quieres ahora?"
"Primeramente...se que eres averso a usar tu autoridad con tu
manada, pero..."
Pestañeé, asombrado que él soñara con comenzar con esto.
"¿Qué?"
"Si tu no puedes o no quieres controlar a Leah, entonces yo--"
"¿Leah?", le interrumpí, hablando entre los dientes. "¿Qué pasó?"
El rostro de Edward era duro. "Vino a ver porqué te fuiste
abruptamente. Le expliqué. Supongo que podría no haber salido
bien"
"¿Qué hizo ella?"
"Cambió a su forma humana y---"
"¿De verdad?", volví a interrumpirle, shockeado esta vez. No
podía procesar eso. ¿Leah bajando la guardia en la boca de la
guarida del enemigo?
"Ella quería hablar con Bella"
"¿Con Bella?"
Entonces Edward se molestó mucho. "No dejaré que Bella se
vuelva a alterar así. ¡No me importa cuán justificada crea Leah
que está! No le hice daño--por supuesto que no lo haría--pero la
botaré de la casa si sucede otra vez. La tiraré al río--"
"Espera. ¿Que dijo ella?". Nada de esto me hacía algún sentido.
Edward respiró profundamente para recuperar su compostura.
"Leah fue innecesariamente dura. No voy a pretender que
entiendo porqué a Bella le cuesta dejarte ir, pero sé que ella no se
comporta de esta manera para herirte. Ella sufre mucho por el
dolor que te está infligiendo y a mí, por pedirte que te quedes. Lo
que Leah dijo es innombrable. Bella ha estado llorando--"
"Espera. Leah le gritó a Bella por mí?"
Él asintió una sóla vez. "Fuiste defendido con mucha
vehemencia"
Vaya. "No le pedí que hiciera eso"
"Lo sé"
Dí vuelta mis ojos. Por supuesto que él sabía. Él lo sabía todo.
Pero en verdad eso era algo de Leah. ¿Quién lo hubiera creído?
Leah caminando a la casa humana de los chupasangre para
quejarse de como había sido yo tratado.
"No puedo prometerte que controle a Leah", le dije. "No quiero
hacer eso. Pero hablaré con ella, ¿de acuerdo? Y no creo que se
repita. Leah no es de las que se frenan, así que probablemente se
sacó todo del pecho hoy".
"Yo diría eso"
"En fin, hablaré con Bella también. Ella no necesita sentirse mal.
Esto es por mí"
"Yo ya le dije eso"
"Por supuesto que lo hiciste. ¿Está ella bien?"
"Está durmiendo ahora. Rose está con ella"
Así que la psicópata era "Rose" ahora. él se pasó completamnete
al lado oscuro.
Él ignoró mi pensamiento, continuando con una respuesta más
completa a mí pregunta. "Ella...está mejor en alguna manera.
Apartando la diatriba de Leah y la culpa como resultado".
Mejor, porque Edward había escuchado al monstruo y todo era
adorable ahora. Fantástico.
"Es un poco más que eso", murmuró él. "Ahora que puedo
escuchar los pensamientos del niño, es aparente que él o ella ha
desarrollado remarcables habilidades mentales. Él nos puede
entender, a un grado".
Se me abrió la boca. "¿Hablas en serio?"
"Sí. Parece que él tiene una vaga sensación que ahora la está
hiriendo. Está intentando evitar eso, lo más posible. El...la ama.
Ya la ama".
Me quedé mirando a Edward, sintiendo como si mis ojos se
salieran de sus cuencas. Debajo de toda esa incredulidad, podía
ver que este era el factor crítico. Esto era lo que había cambiado a
Edward -- que el monstruo lo había convencido de este amor. Él
no podía odiar lo que amaba a Bella. Era probablemente por eso
que no podía odiarme. Había una gran diferencia de todas
maneras. Yo no la estaba matando.
Edward continuó, como si no hubiera escuchado todo eso.
"Creo que el progreso es más rápido de lo que juzgamos. Cuando
Carlisle regrese--"
"¿No han vuelto?", corté afiladamente. Pensé en Sam y en Jared
vigilando el camino. ¿Se pondrían curiosos por lo que estaba
pasando?
"Alice y Jasper sí. Carlisle envío toda la sangre que pudo adquirir
pero no era tanta como el esperaba. Bella usará lo que trajeron
otro día mientras su apetito crezca. Carlisle se quedó para intentar
con otra fuente. No creo que eso sea necesario ahora, pero él
quiere tener todo cubierto por cualquier eventualidad"
"¿Por qué no es necesario? ¿Si ella necesita más?"
Puedo decir que el estaba mirando y escuchando mi reacción con
cuidado mientras él explicaba. "Estoy intentando convencer a
Carlisle que haga nacer al bebé en cuanto el vuelva"
¿Qué?
"Parece que el niño está intentando evitar movimientos bruscos,
pero es difícil. Se está poniendo muy grande. Es una locura
esperar, cuando claramente se ha convertido en algo más que lo
que Carlisle anticipó. Bella está muy frágil para posponer".
Seguían mis piernas golpeando el suelo.
Primero contando con el tremendo odio de Edward hacia las
cosas. Ahora me dí cuenta que pensé en esos cuatro días como
algo seguro. Me había asegurado de eso.
El infinito oceáno de duelo que esperaba se estrechó frente a mí.
Intenté recuperar mi respiración.
Edward esperó. Le miré a la cara mientras me recuperaba,
reconociendo otro cambió ahí.
"Tu piensas que ella lo logrará", susurré.
"Sí, eso era lo otro de lo que quería hablarte".
No pude decir nada. Luego de un minuto, él continuó.
"Sí", el volvió a decir. "Esperando como hemos estado para que el
niño esté listo, eso sería locamente peligroso. En cualquier
momento sería demasiado tarde. Pero si fueramos proactivos al
respecto, si actuaramos rápidamente, no veo razón porqué esto
iría mal. Sabíendo que la mente del niño es de una ayuda
increíble. Agradecidamente, Bella y Rose están de acuerdo
conmigo. Ahora que las convencí que es seguro para el niño que
procedamos, no hay nada que impida que trabajemos en eso".
"¿Cuándo volverá Carlisle?", le pregunté aún susurrando. Mi
respiración no había vuelto aún.
"Mañana al mediodía".
Mis rodillas temblaron. Me tuve que agarrar al auto para
sostenerme. Edward me alcanzó, como si me ofreciera apoyo,
pero después lo pensó mejor y soltó sus manos.
"Lo siento", susurró él. "Siento mucho el dolor que esto te causa,
Jacob. A pesar de que me odias, debo admitir que no siento lo
mismo por tí. Pienso en ti como...como un hermano en muchas
maneras. Un camarada, al menos. Me arrepiento de que sufras
más de lo que te puedas dar cuenta. Pero Bella va a sobrevivir"--
cuando dijo eso, su voz sonó casi violenta-- "Y sé que eso es lo
que de verdad te importa a tí".
Probablemente él estaba en lo cierto. Era difícil de decir. Mi
cabeza daba vueltas.
"Así que odio hacer esto ahora, cuando ya estar lidiando con
tantas cosas, pero, claramente hay poco tiempo. Tengo que
pedirte algo--rogarte, si es necesario"
"No me queda nada", mascullé.
Volvió a levantar su mano, como si la fuera a poner sobre mi
hombro, pero luego la dejó caer como antes y suspiró.
"Sé cuanto has cedido"- dijo él en voz baja. "Pero esto es algo que
tú tienes, sólo tú. Se lo estoy pidiendo al verdadero Alfa. Le estoy
pidiendo esto al heredero de Ephraim".
En ese momento ya no podía contestar.
"Quiero tu permiso para desviarnos de lo que acordamos en
nuestro tratado con Ephraim. Quiero que nos concedas una
excepción. Quiero tu permiso para salvarle la vida. Tu sabes que
yo lo haría de todas maneras, pero no quiero romper el destino
contigo si hay alguna manera de evitarlo. Nunca fue nuestra
intención faltar a nuestra palabra, y no lo haremos ligeramente
ahora. Quiero tu comprensión, Jacob, porque tu sabes
exactamente por qué hacemos esto. Quiero que la alianza en
nuestras familias sobrevivan cuando esto se acabe".
Intenté tragar. Sam, pensé. Es Sam a quien quieres.
"No, la autoridad de Sam es asumida. Te pertenece a tí. Tu nunca
se la quitarás. Pero nadie podrá estar de acuerdo correctamente a
lo que te estoy pidiendo excepto tú"
No es mi decisión.
"La es, Jacob y lo sabes. Tu palabra en esto nos condenará o nos
absolverá. Sólo tú puedes darme esto."
No puedo pensar, no lo sé.
"No tenemos mucho tiempo", se giró para mirar la casa.
No, no había tiempo. Mis últimos días se habían convertido en
mis últimas horas.
No lo sé. Dejame pensar, sólo dame un minuto aquí ¿bien?
"Sí"
Comencé a caminar hacia la casa y él me siguió. Loco como tan
fácil iba todo. Caminando por la oscuridad con un vampiro a mi
lado. No me sentí inseguro o incluso incómod en verdad. Me sentí
como caminando al lado de cualquier persona. Bueno, cualquier
persona que huela mal.
Hubo un movimiento en el borde del gran césped y luego se
escuchó un gruñido suave. Seth se encongió a través de los
helechos y trotó hacia nosotros.
"Hey, niño", murmuré
Él sumergió su cabeza y yo acaricié su hombro.
"Está todo bien", le mentí. "Te contaré después. Lamento
haberme ido así"
Él me gruñó.
"Oye, dile a tu hermana que se calme, ¿sí? Suficiente"
Él asintió una vez.
Me afirmé contra su hombro esta vez."Vuelve al trabajo. Te
relevaré en un momento"
Seth se inclinó hacia mí, retrocediendo y galopó hacia los árboles.
"Él tiene una de las mentes más puras, sinceras y amables que he
escuchado", murmuró Edward cuando cuando desapareció de
nuestra vista. "Tienes suerte de compartir sus pensamientos"
"Lo sé", le gruñí.
Nos acercamos a la casa y nuestras cabezas se golpearon cuando
escuchamos el sonido de alguien chupando por una pajilla.
Entonces Edward se apuró. Se lanzó arriba de las escaleras del
porche y desapareció.
-"Bella, amor, pensé que estabas durmiendo", lo escuché decir.
"Lo siento, no me hubiera ido"
-"No te preocupes, es que me había dado mucha sed-- que me
despertó. Qué bueno que Carlisle trae más. El niño va a
necesitarla cuando salga de mí".
- "Cierto, es un buen punto".
- "Me pregunto si él querrá algo más", musitó ella.
- "Supongo que lo averiguaremos"
Entré por la puerta.
Alice dijo "Finalmente" y los ojos de Bella se posaron sobre mí.
Esa irresistible sonrisa se posó en su cara por un segundo. Luego
vaciló y su cara se cayó. Sus labios se apretaron como si evitara
llorar.
Quería golpear a Leah en su estúpida boca.
-"Hola Bells", le dije rápidamente. "¿Cómo te va?"
-"Estoy bien", dijo ella
-"Ha sido hoy un gran día, ¿eh?. Un montón de cosas nuevas"
-"No tienes que hacer eso, Jacob"
-"No sé de que estás hablando", le dije, mientras iba a sentarme
en el brazo del sofa cerca de su cabeza. Edward ya estaba en el
piso.
Ella me miró con reproche. "Lo siento t--" , comenzó a decir.
Le agarré sus labios con mi pulgar y mí dedo índice.
"Jake", ella masculló, intentando quitar mi mano. Su intento fue
tan débil que fue difícil creer que ella de verdad lo estaba
intentando.
Moví mi cabeza. "Puedes hablar cuando no estés siendo estúpida"
"Bien, no lo diré", ella masculló.
Quité mi mano.
"¡Lo siento!", ella terminó rápidamente y luego gruñó.
Dí vueltas mis ojos y le sonreí.
Cuando la miré a sus ojos, ví todo lo que estuve buscando en el
parque.
Mañana ella iba a ser otra persona. Pero al menos estaría viva, y
eso era lo que contaba, ¿verdad?. Me miró con los mismos ojos, o
algo así. Sonrió con los mismos labios, casi. Ella todavía me
conocía mejor que cualquiera que no haya tenido acceso completo
al interior de mi cabeza.
Leah podría ser una interesante compañía, incluso quizas una
amiga verdadera --alguien que me sostendría. Pero ella no era mi
mejor amiga como lo era Bella. Aparte del imposible amor que
sentía por Bella, estaba también ese otro lazo y corría por la
profundidad de mis huesos.
Mañana ella sería mi enemiga. O sería mi aliada. Y
aparentemente esa distintición dependía de mí.
Suspiré.
¡Bien! pensé, rindiendome a lo único que tenía. Me hizo sentir
vacío. Adelánte, sálvala. Como heredero de Ephraim tienes mi
permiso, mi palabra que esto no violará el tratado. Los otros
tendrán que culparme. Tenías razón --no pueden negar que es mi
derecho estar de acuerdo con esto.
"Gracias", el susurro de Edward fue lo bastante bajo para que
Bella no escuchara nada. Pero las palabras fueron tan fervientes
que, desde el rabillo de mi ojo, ví a los otros vampiros darse
vuelta para mirar.
-"¿Y?", preguntó Bella, tratando ser casual. "¿Cómo estuvo tu
día?"
- "Genial. Fui a dar una vuelta. Estuve en el parque".
-"Suena bien"
-"Seguro, seguro
De repente hizo una mueca. "¿Rose?", preguntó.
Escuché a la rubia reírse. "¿Otra vez?"
"Creo que he bebido dos galones esta última hora", explicó Bella.
Edward y yo nos quitamos del camino cuando Rosalie fue a
levantar a Bella del sofá y la llevó al baño.
-"¿Puedo caminar?", preguntó Bella. "Mis piernas están tan
rígidas"
-"¿Estás segura?", preguntó Edward
-"Rose me atrapará si me tropiezo. Lo que podría suceder con
fácilidad ya que no los veo"
Rosalie puso de pie a Bella con cuidado, manteniendo sus manos
en los hombros de Bella. Bella estiró sus brazos haciendo una
mueca de dolor.
"Eso se sintió bien", ella suspiró. "Agh, pero estoy enorme"
De verdad que lo estaba. Su estómago era su propio continente.
"Un día más", dijo ella y se acarició la panza.
No pude soportar el dolor que eso me causó en una repentina
puñalada. Pero intenté que no se me notará en la cara.Podría
esconderlo por un día más, ¿cierto?
"Muy bien, entonces. Ups--¡oh, no!
El vaso que Bella había dejado en el sofa se inclinó hacia un lado,
dejando que la oscura sangre cayera sobre la pálida tela.
Automáticamente, a pesar de que tres otras manos la detuvieron,
Bella se agachó, tratando de alcanzarlo.
Hubo el más raro sonido amortiguante desde el centro de su
cuerpo.
"Oh", ella jadeó.
Entonces ella se descompuso, cayéndo hacia el piso. Rosalie la
agarró en el mismo instante, antes de que pudiera caer. Edward
también estaba ahí, las manos salieron del sofá. El lío de la sangre
se había olvidado
"¿Bella?", preguntó él y entonces, sus ojos se salieron de foco y el
pánico atravesó sus caracterísitcas.
Medio segundo más tarde, Bella gritaba.
No era solo un grito, era un chillido sangriento de agonía. El
horrirífico sonido se cortó con un gorjeo, y sus ojos se dieron
vuelta en su cabeza. Su cuerpo se doblaba y se arqueaba en los
brazos de Rosalie, y entonces Bella vomitó una fuente de sangre.
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