domingo, 22 de abril de 2012

Amanecer ♟♜ Capítulo 35: Fin del plazo



"¿Vas a salir?"Preguntó Edward con su tono despreocupado. 
Había cierta forzada compostura en su rostro. Abrazó a Renesmee 
sólo un poco más fuerte contra su pecho. 
"Sí, unas pocas cosas de último momento...,"le respondí como por 
casualidad. 
El sonrió con mi sonrisa favorita."Apresúrate a volver a mí." 
"Siempre." 
Tomé su Volvo de nuevo, preguntándome si él se había fijado en 
el cuentakilómetros después de mi último recado. ¿Cuánto había 
descubierto ya? Que tenía un secreto, seguro. ¿Habrá deducido la 
razón por la cual no le confié esto a él? ¿adivinó que Aro podría 
pronto saber todo lo que él sabe? Pensé que Edward debió llegar a 
esa conclusión, lo que explicaría por qué no me ha pedido 
ninguna respuesta a mí. Él debía estar intentando no especular 
demasiado, tratando de mantener mi accionar fuera de su mente. 
¿Habrá relacionado esto con mi extraña forma de actuar la 
mañana que Alice se fue, quemando el libro en el fuego? No sé si 
él habrá saltado a esas conclusiones. 
Era una tarde sombría, oscura como si fuera la noche. Pasaba 
velozmente por la penumbra con mis 
ojos en las pesadas nubes. ¿Nevará esta noche? ¿Lo suficiente 
como para crear una capa en el terreno como en la escena de la 
visión de Alice? Edward estima que tenemos todavía dos días 
más. 
Entonces nosotros tendremos que colocarnos en el claro, llevando 
a los Volturi hasta el lugar que nosotros elegimos.
Mientras pasaba a travez del oscuro follaje, consideré éste mi  
último viaje a Seattle. Pensé que yo sabía cuál era el propósito de 
Alice al enviarme a ese horrible punto muerto donde J. Jenks 
enviaba a sus más oscuros clientes. Si yo hubiera ido a sus otras 
oficinas, más legales, ¿hubiera sabido por qué tenía que 
preguntar? si yo me hubiera encontrado con Jason Jenks o Jason 
Scott, abogado legitimado, ¿lo hubiera descubirto como J. Jenks, 
proveedor de documentos ilegales? Tenía que recorrer la ruta por 
la cual sería imposible no descubrir la verdad. Esa fue mi idea. 
Ya estaba oscuro cuando aparqué en el estaciomiento del 
restaurante, unos minutos más temprano, ignorando al ansioso 
mozo de la entrada. Me coloqué mis lentes de contacto y entonces 
ingresé para esperar por J dentro del restaurante. Aunque quería 
terminar con esta depresiva necesidad para volver con mi familia, 
J parecía tratar de evitar ensuciar su nombre; tenía el 
presentimiento de que esperarlo en el oscuro estacionamiento lo 
ofendería. 
Di el nombre de Jenks y el Maître me condujo escaleras arriba a 
una pequeña habitación privada con un fuego chisporroteando en 
la chimenea. Tomó mi largo tapado marfil que yo usaba para 
ocultar lo que Alice creía apropiado vestir, y jadeé 
silenciosamente al ver mi vestido satinado de un suave rosa. 
No pude evitar sentirme un poco halagada; todavía no me 
acostumbraba a ser linda para todos y no sólo para Edward. El 
maître tartamuedeó una serie de cumplidos mientras se retiraba 
inseguro de la habitación. 
Me posicioné frente al fuego para esperar, manteniendo los dedos 
cerca de las llamas para calentarlos un poco antes del inevitable 
apretón de manos. No es como si J no fuera consciente de que 
algo pasaba con los Cullens, pero era un buen hábito para 
practicar. 
Por medio segundo me pregunté cómo se sentiría poner mi mano 
en el fuego. Se sentiría como cuando me quemé...? 
La entrada de J me distrajo de mi morbosidad. El maître le quitó 
su saco también y fue evidente que yo no era la única que se había 
arreglado para este encuentro. 
"Lo siento, llegué tarde,"dijo J tan pronto como estuvimos solos. 
"No, llega justo a tiempo." 
El ofreció su mano y mientras nos dábamos el apretón, pude 
sentir que sus dedos segían estando notablemente más cálidos que 
los míos. No pareción incomodarlo. 
"Se ve despampanante, si puedo ser tan atrevido, señora Cullen." 
"Gracias, J. Por favor, llámeme Bella." 
"Tengo que decir que es una experiencia diferente trabajar con 
usted que hacerlo con el señor Jasper. Mucho menos... 
inquietante."Sonrió dubitativo. 
"¿De verdad? Siempre encontré a Jasper una persona con una 
presencia realmente tranquilizadora." 
Sus cejas se juntaron."¿Es así?"murmuró educadamente aunque 
se encontraba claramente en desacuerdo. 
Qué extraño. ¿Qué le hizo Jasper a este hombre? 
"¿Conocé a Jasper de hace mucho?" 
Él suspiró luciendo incómodo."He estado trabajando con el señor 
Jasper por más de veinte años, y mi antiguo compañero lo 
conoció quince años antes de eso... Él nunca cambia."Se encongió 
un poco. 
"Sí, Jasper es un poco raro en ese sentido." 
J agitó su cabeza como si el pudiera quitar con eso los horribles  
pensamientos."¿No se sentará, Bella?" 
"En realidad, estoy un poco apurada. Tengo un largo viaje a 
casa."Mientras hablaba, saqué de mi bolso el grueso sobre con sus 
regalías y se lo di a él. 
"Oh,"dijo, su tono denotaba un dejo de desilusión. El guardó el 
sobre en un bolsillo de su chaqueta sin siquiera fijarse en la 
cantidad."Estaba esperanado que pudiéramos hablar sólo por un 
momento." 
"¿Sobre?"pregunté curiosa. 
"Bueno, déjeme entregarle sus cosas primero. Quiero asegurarme 
de que esté satisfecha." 
Se dio vuelta, puso su portafolio en la mesa y soltó los pestillos. 
Tomó un sobre de tamaño legal color marrón. 
Aún sin tener idea qué es lo que debería buscar, abrí el sobre y le 
di al contenido una mirada superficial. J cambió el color de de la 
foto de Jacob así no sería evidente inmediatamente que era la 
misma foto en su registro de conducir y en su pasaporte. Los dos 
se veían perféctamente para mí, pero eso significaba poco. Miré 
por un segundo la foto en el pasaporte de Vanessa Wolfe y luego 
miré hacia otro lado rápidamente, con un nudo creciéndome en la 
garganta. 
"Gracias,"le dije. 
Su ojos se entrecerraron ligeramente, y noté que él estaba 
decepcionado de que mi examinación no fuera más dura."Puedo 
asegurarte que cada pieza está perfecta. Todas pasarán hasta el 
más reguroso escrutinio de los expertos." 
"Estoy segura que sí. Agradezco muchísimo lo que has hecho por 
mi, J."  
"Ha sido mi placer, Bella. En el futuro, siéntete libre de venir por 
mí, por cualquier cosa que la familia Cullen necesite."Él ni 
siquiera lo insinuó, pero esto sonaba como una invitación para 
que yo tomara el lugar de Jasper en esta relación. 
"¿Había algo que querías discutir?" 
"Er, sí. Es un poco delicado..."Hizo un ademán mientras miraba 
interrogativamente hacia la chimenea. Me senté en el borde, y él 
se sentó a mi lado. El sudor rociaba de nuevo su frente, y él sacó 
un pañuelo de seda azul de su bolsillo y comenzó a secárselo. 
"¿Usted es la hermana de la esposa del señor Jasper? ¿O está 
casada con su hermano?"preguntó. 
"Casada con su hermano,"le aclaré, preguntándome hacia donde 
llevaba esto. 
"Usted debe ser la novia del señor Edward, ¿no?" 
"Sí." 
El sonrió pidiendo disculpas."He visto sus nombres un montón de 
veces, como se dará cuenta. Mis felicitaciones, aunque sea tarde. 
Es bueno saber que el señor Edward ha encontrado una 
encantadora compañera como usted después de todo este tiempo." 
"Muchísimas gracias." 
El pausó, limpiándose el sudor."Con el transcurrir de los años, 
usted debe imaginarse que he adquirido un sano nivel de respeto 
por el señor Jasper y por la familia entera." 
Yo asentí cautelosa. 
El tomó un profundo respiro y lo exhaló sin hablar.
"J, por favor, sólo diga lo que tenga que decir." 
El tomó otro respiro y luego masculló rapidamente uniendo toda 
las palabras. 
"Si usted pudiera asegurarme de que no está planeando alejar a la 
niña de su padre, dormiría mejor esta noche." 
"Oh,"dije, paralizada. Me tomó un minuto entender la errada 
conclusión a la que él había llegado."Oh no. No es nada de eso 
para nada."Sonreí debilmente, tratando de 
tranquilizarlo."Solamente estoy preparando un lugar seguro para 
ella en caso de que algo nos pasara a mí o a mi esposo." 
Sus ojos se entrecerraron."¿Está esperando que algo pase?"Se 
sonrojó y luego se disculpó."No es nada que me incumba." 
Miré el suave sonrojo extenderse tras la delicada mebrana de su 
piel y estaba contenta -como lo estaba seguido- de no ser la 
neófita promedio. J parecía lo suficiente bueno, dejándo de lado 
su comportamiento delictivo, y sería una lástima matarlo. 
"Uno nunca sabe."Suspiré. 
Él frunció el ceño."Debería desearle la mejor de la suertes, 
entonces. Y por favor, no se enoje, querida, pero... Si el señor 
Jasper viene y me pregunta por los nombres que he puesto en 
estos documentos..." 
"Por supuesto usted debe decírselo inmediatamente. Nada sería 
mejor que si el señor Jasper estuviera completamente enterado de 
esta transacción." 
Mi transparente sinceridad pareció calmar un poco de su tensión. 
"Muy bien,"dijo."¿Y sigo sin poder obligarla a quedarse a cenar?" 
"Lo siento, J. Estoy corta de tiempo ahora mismo."  
"Entonces, mis mejores deseos para su salud y felicidad. No dude 
en llamarme por cualquier cosa que la familia Cullen necesite, 
Bella." 
"Gracias, J." 
Partí con mi contrabando, mirando hacia atrás para ver que J se 
había quedado mirando fijo, con una expresión mezcla de 
ansiedad y arrepentimiento. 
El viaje de regreso me tomó menos tiempo. La noche era negra 
así que apagué mis luces delanteras y corrí. Cuando llegué a la 
casa, la mayoría de los autos, incluyendo el Porsche de Alice y mi 
Ferrari, no estaban. Los vampiros tradicionales se habían ido lo 
más lejos posible para saciar su sed. Traté de no pensar en ellos 
cazando en la noche, encogiéndome al hacerme una idea mental 
de las víctimas. 
Sólo Kate y Garret estaba en la habitación del frente, discutiendo 
juguetonamente sobre el valor nutricional de la sangre animal. 
Deduje que Garret había intentado una salida de caza al estilo 
vegetariano y lo había encontrado dificultoso. 
Edward debía de haber llevado a Renesmee a casa para dormir. 
Jacob, sin duda, estaba en los bosques cercanos a la casita. El 
resto de la familia debía estar cazando también. Talvez estaban 
con los otros Denalis. 
Cosa que me dejaba basicamente la casa para mí sola, y fui lo 
suficiente rápida como para tomar ventaja de esto. 
Podía oler que era la primera que entraba al cuarto de Alice y 
Jasper luego de un largo tiempo, talvez la primera desde la noche 
que ellos nos dejaron. Caminé lo suficiente dentro de su enorme 
armario hasta que encontré la mochila que buscaba. Debía ser de 
Alice; era una mochila pequeña de piel negra, de la clase que se 
usa de cartera, lo suficiéntemente pequeña para que Renesmee 
pudiera cargarla sin verse fuera de lugar. Entonces les saqué algo  
de su dinero, tomando lo que serían dos veces los ingresos 
anuales de una familia americana. Pensé que mi robo sería menos 
perceptible si se lo sacaba a ellos que si se lo sabaca a cualquier 
otro en la casa, desde que este cuarto ponía a todos tristes. El 
sobre con el pasaporte falso y los documentos de identidad iban 
en la mochila sobre el dinero. Entonces me senté en el borde la 
cama de Alice y Jasper y miré hacia la penosa e insignificante 
maleta que era lo único que yo podía darle a mi hija y a mi mejor 
amigo para ayudarlos a salvar sus vidas. Me apoyé contra el poste 
de la cama sintiéndome impotente. 
¿Pero qué más podía hacer? 
Me senté por muchos minutos con la cabeza gacha cuando una 
buena idea vino a mí. 
Si... 
Si yo tenía que asumir que Jacob y Renesmee iban a escapar, 
entonces eso incluía la idea de que Demetri debería morir. Eso les 
daría a los sobrevivientes un pequeño respiro, incluyendo a Jasper 
y Alice. 
Entonces, ¿por qué Alice y Jasper no podrían ayudar a Jacob y 
Renesmee? Si ellos se reunieran, Renesmee tendría la mejor 
protección imaginable. No había razón para que esto no sucediera, 
excepto por el hecho de que Jacob y Renesmee eran puntos ciegos 
para Alice. ¿Cómo comenzaría ella a buscar por ellos? 
Deliberé por un momento y entonces dejé el cuarto, cruzando el 
hall hasta la suite de Carlisle y Esme. Como era usual, el 
escritorio de Esme estaba repleto de planos y programas, todo 
cuidadosamente acomodado en altas pilas. El escritorio tenía unos 
pocos casilleros sobre la superficie de trabajo; en uno había una 
caja de papel para carta. Tomé uno de los papeles y una lapicera. 
Entonces me quedé mirando el marfileño papel en blanco durante 
cinco minutos completos, concentrándome en mi decisión. Alice 
talvez no sería capaz de ver a Jacob y Renesmee, pero ella podía 
verme. La visualicé a ella viendo este momento, deseando 
desesperadamente que ella no estuviera demasiado ocupada para 
prestar atención. 
Lenta y deliberadamente, escribí las palabras 'RIO DE JANEIRO', 
todo en letras mayúsculas y en toda la hoja. 
Rio se veía como el mejor lugar para enviarlos: Era lejos de aquí, 
Alice y Jasper ya estaban en América del Sur como se preveía de 
su último reporte, y no era como si nuestros anteriores problemas 
hubieran dejado de existir sólo porque ahora tuviéramos otros 
peores. Todavía estaba el misterio del futuro de Renesmee, el 
terror de su crecimiento acelerado. Ibamos a ir al sur igualmente. 
Ahora sería el trabajo de Jacob y de Alice, si pudiera ser así, 
buscar por las leyendas. 
Incliné mi cabeza de nuevo en contra de las repentinas 
necesidades de llorar, apretando mis dientes. 
Era mejor que Renesmee fuera sin mí. Pero ya la extrañaba tanto 
que apenas podía soportarlo. 
Tomé un gran respiro y puse la nota debajo de todo dentro de la 
mochila, donde Jacob la encontraría lo suficiéntemente pronto. 
Crucé mis dedos ya que -aunque era improbable que en su escuela 
le enseñaran portugués- Jake por lo menos había tomado español 
como su lengua a elección. 
Ahora no quedaba nada más que esperar. 
Por dos días, Edward y Carlisle se quedaron en el claro dónde 
Alice había visto a los Volturi aparecer. Era el mismo campo de 
batalla donde los neófitos de Victoria habían atacado el verano 
pasado. Me pregunté si esto le resultaba repetitivo a Carlisle, 
como un dejà vu. Para mí, todo sería nuevo. Esta vez Edward y yo 
nos quedaríamos con nuestra familia. 
Nosotros sólo podíamos imaginar que los Volturi irían tras el 
rastro de Carlisle o Edward. Me 
pregunté si los sorprendería que su presa no corriera. ¿Los 
volvería cautelosos? No podía 
imaginarme que los Volturi necesitaran alguna vez serlo. 
Aún pensando que era -gracias a mi suerte- invisible para 
Demetri, yo me quedé cerca de Edward. Por supuesto. Nos 
quedaban sólo unas horas para estar juntos. 
Edward y yo no tuvimos una gran y última escena de despedida 
final, y tampoco planeé una. Si lo hacíamos era marcar el final. 
Sería como escribir las palabras 'El fin' en la última página de un 
manuscrito. Entonces no dijimos adiós, y nos quedamos muy 
cerca el uno del otro, siempre tocándonos. Como quiera que nos 
encontrara el final, no nos encontraría separados. 
Hicimos una tienda para Renesmee, a unas pocas yardas dentro 
del protectivo bosque, y ahí también hubo más deja vu mientras 
nos encontrábamos de nuevo acampando en el frío con Jacob. Era 
imposible de creer lo mucho que las cosas habían cambiado desde 
el pasado Junio. Siete meses atrás, el triángulo de nuestra relación 
parecía imposible, tres formas diferentes de corazones rotos que 
no podían ser esquivados. Ahora todo estaba en pefecto balance. 
Se veía espantósamente irónico que el rompecabezas se hubiera 
armado justo en tiempo en el que debía ser destruido. 
Comenzó a nevar de nuevo la noche antes de la víspera de Año 
Nuevo. Esta vez, los pequeños copos no se disolvieron en el 
pedregoso terreno del claro. Mientras Renesmee y Jacob dormían 
-Jacob roncando tan fuerte que yo me preguntaba como Renesmee 
no se había despertado- la nieve creó primero un fino glaceado 
sobre la tierra, y luego se transformó en gruesos 
amontonamientos. Para cuando el sol comenzaba a elevarse, la 
escena de la visión de Alice estaba completa. Edward y yo nos 
tomamos de las manos mientras fijábamos nuestra vista en el 
brillante y blanco campo, y ninguno de los dos habló tampoco.  
Durante la temprana mañana, los otros se congregaron, sus ojos 
siendo la muda evidencia de su preparación -algo de sueve 
dorado, algo de fuerte carmesí. Poco después de que todos 
estuviéramos juntos, pudimos escuchar a los lobos moverse en el 
bosque. Jacob emergió de la tienda, dejando a Renesmee que 
todavía dormía para unirse a ellos. 
Edward y Carlisle estaban acomodando a los otros en una suelta 
formación, nuestros testigos a los costados, como galerías. 
Yo miraba desde la distancia, esperando en la tienda que 
Renesmee se levantara. Cuando ella lo hizo, la ayudé a cambiarse 
con las ropas que atenta yo había tomado dos días antes. Ropas 
con volados y femeninas pero que eran de igual manera lo 
suficientemente duras para no desgastarse o romperse -aún si la 
persona que las vestía montaba un gigante hombre lobo a travez 
de un par de estados. Sobre su chaqueta puse en la mochila negra 
con los documentos, el dinero, la pista, y mis notas de amor para 
Jacob, Charlie y Renee. Ella era lo suficiéntente fuerte para que 
esto no fuera una carga. 
Sus ojos eran enormes mientras leía la agonía en mi rostro. Pero 
ella había adivinado bastante como para no preguntarme qué 
estaba haciendo. 
"Te amo,"le dije."Más que nada." 
"Yo también te amo, mami,"ella me respondió. Ella tocó el 
relicario en su cuello, que ahora tenía una pequeña foto de ella, 
Edward, y yo."Siempre estaremos juntos." 
"En nuestro corazones nosotros siempre estaremos juntos,"le 
corregí en un susurro tan suave como un respiro."Pero cuando el 
tiempo llegue hoy, tu tendrás que dejarme." 
Sus ojos se abrieron, grandes, y ella tocó con su mano mi mejilla. 
El silencioso 'No' fue tan fuerte como si ella lo hubiera gritado.  
Peleé para tragar; mi garganta se sentía seca. "¿Harás eso por mí? 
¿Por favor?" 
Ella presionó sus dedos más fuerte en mi cara. '¿Por qué?' 
"No puedo decírtelo,"susurré."Pero tu entenderás pronto, Lo 
prometo." 
En mi cabeza vi el rostro de Jacob. 
Asentí, entonces alejé sus dedos."No pienses en eso,"respiré en su 
oreja."No le digas a Jacob hasta que yo te diga que corras, ¿sí?" 
Ella lo entendió. Ella asintió también. 
Tomé de mi bolsilló un último detalle. 
Mientras empacaba las cosas de Renesmee, un inesperado 
brillante color atrapó mis ojos. Un rayo de sol cruzó por el 
tragaluz y golpeó la preciosa caja antigua guardada en un rincón 
olvidado de una alta estantería. Lo consideré por un momento y 
luego me encogí de hombros. Luego de unir todas las pistas de 
Alice, no podía esperar que la confrontación venidera se 
resolviera en paz. ¿Pero por qué no comenzarla de la manera más 
amigable que fuera posible?, me pregunté a mí misma. ¿Qué 
podría lastimar? Entonces yo debí tener alguna esperaza -ciega y 
sin sentido esperanza- porque me levanté y tomé el presente de 
bodas que Aro me dio a mí. 
Sujeté la gruesa cadena de oro alrededor de mi cuello y sentí el 
peso del enorme diamante acurrucado en el hueco de mi garganta. 
"Hermoso,"susurró Renesmee. Entonces envolvió sus brazos 
alrededor de mi cuello, como si fuera un tornillo. La apreté contra 
mi pecho. Entrelazadas así, la cargué fuera de la tienda hacia el 
claro.  
Edward levantó una ceja mientras yo me aproximaba, pero no 
preguntó por mi accesorio o por los de Renesmee. Él sólo puso 
sus brazos alrededor nuestro, apretando por un largo momento y 
luego, con un profundo suspiro, nos soltó. No podía ver un adiós 
en ningún lado en sus ojos. Talvez él tenía más esperanzas de las 
que él dijo. 
Nosotras tomamos nuestro lugar, Renesmee subió agilmente en 
mi espalda para dejarme las manos libres. Me quedé unos pocos 
pasos detrás de la línea frontal compuesta por Carlisle, Edward, 
Emmet, Rosalie, Tanya, Kate, y Eleazar. Cerca mío estaba 
Benjamin y Zafrina; era mi trabajo protegerlos el mayor tiempo 
que pudiera. Ellos eran nuestra mejor arma ofensiva. Si los 
Volturi eran los que no podían ver, aunque sea por unos 
momentos, eso iba a cambiar todo. 
Zafrina estaba rigida y fiera, con Senna casi como un espejo a su 
lado. Benjamin estaba sentado en el suelo, sus palmas presionadas 
contra la tierra, y murmuraba suavemente sobre fallas [se refiere a 
fallas geológicas]. La noche anterior, él esparció pilas de roca de 
una manera natural, y ahora se encontraban cubiertas de nieve por 
toda la pradera. No eran suficientes para lastimar a un vampiro, 
pero con suerte, suficientes para distraer a uno. 
Los testigos se agrupaban a nuestra izquierda y nuestra derecha, 
algunos más cerca que otros -aquellos quienes declararon por sí 
mismos eran los más cercanos. Me di cuenta de que Siobhan 
presionaba sus sienes, sus ojos cerrados en concentración; ¿Estaba 
ella complaciendo a Carlisle? ¿Tratando de visualizar un 
resolución diplomática? 
En los bosques detrás nuestro, los lobos, invisibles, estaban listos; 
sólo podíamos escuchar sus fuertes jadeos y sus corazones 
latiendo. 
Las nubes se movieron, difuminando la luz por eso podría ser la 
mañana o la tarde. Los ojos de Edward se entrecerraron mientras 
inspeccioanaba la vista, y yo estaba segura de que él estaba 
viendo esta escena exactamente por segunda vez -siendo la 
primera vez la visión de Alice. Se vería igual justo cuando los 
Volturi arrivaran. Sólo teníamos minutos o segundos ahora. 
Toda nuestra familia y aliados se preparó. 
Desde el bosque, el grande y rojizo lobo Alpha vino para 
quedarse a mi lado; debía ser demasiado difícil matener su 
distancia de Renesmee cuando ella estaba en un inmiediato 
peligro. 
Renesmee se estiró para enredar sus dedos en el pelaje de sus 
grandes hombros, y el cuerpo de ella se relajó un poco. Ella 
estaba más tranquila con Jacob cerca. Yo me sentí un poco mejor, 
también. Mientras Jacob estuviera con Renesmee, ella estaría 
bien. 
Sin arriesgarse a mirar atrás, Edward retrocedió hasta mí. Estiré 
mi mano hacia delante así podía tomar su mano. El apretó mis 
dedos. 
Otro minuto pasó, y me encontré presionándome para oír algún 
sonido de aproximación. 
Y entonces Edward se tensó y bufó bajó por entre sus apretados 
dientes. Sus ojos se enfocaban en el bosque justo al norte de 
donde estábamos. 
Nos quedamos mirando fijamente hacia donde él miraba, y 
esperamos mientras el último segundo pasaba. 

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