domingo, 22 de abril de 2012

Amanecer ♟♜ Capítulo 33: Falsificación


“Charlie, todavía tenemos esa estrictamente necesitas-saber 
situación. Sé que ha pasado más de una semana sin que veas a 
Renesmee, pero una visita no es la mejor idea en estos momentos. 
Qué te parece si mejor llevo a Renesmee a verte?” 
Charlie se quedó callado por tanto tiempo que me pregunté si se 
había dado cuenta de mi preocupación a pesar de mis esfuerzos 
por esconderla. 
Pero entonces murmuró, “necesitas-saber, ugh” y me  dí cuenta 
que era únicamente su preocupación por lo sobrenatural que lo 
hacía responder así. 
“Bien, hija” dijo Charlie “Podrías traerla esta mañana? Sue me 
traerá de comer. Está tan horrorizada por mi forma  de cocinar 
como tú cuando veniste por primera vez.” 
Charlie se rió y suspiró por los viejos días. 
“La mañana será perfecta”. Mientras más rápido mejor. Ya había 
pospuesto esto por mucho tiempo. 
“Vendrá Jake con ustedes?” 
Aunque Charlie no sabía nada de la “impresión” de lobos, nadie 
podía negar que había una relación especial entre Jacob y 
Renesmee. 
“Probablemente”. No habría forma que Jacob se perdiera 
voluntariamente un día con Renesmee sin la presencia de 
vampiros. 
“Tal vez invite a Billy” dijo Charlie. “Pero… hmm. Mejor otro 
día” 
Apenas le puse atención a Charlie – lo suficiente para darme 
cuenta de lo extraño que sonaban sus palabras cuando se refirió a
Billy, pero no lo suficiente para preocuparme de lo que se trataba. 
Charlie y Billy eran personas adultas; si había algún problema 
entre ellos, podrían resolverlo por ellos mismos. Yo tenía cosas 
más importantes sobre las cuales obsesionarme. 
“Te veo en un rato”, le dije, y colgué. 
Este viaje tenía una razón más que la de cuidar a mi padre de 
veintisiete vampiros – los cuales había jurado no matar a nadie en 
un radio de 200 kilómetros, pero aún… Obviamente, ningún 
humano debía acercarse a este grupo. Esa era la excusa que le 
había dado a Edward: Llevaría a Renesmee con Charlie para que 
él no se apareciera por acá. Era una buena razón para dejar la 
casa, pero no la real. 
“Por qué no puedes llevarte tu Ferrari?” Se quejó Jacob cuando 
me alcanzó en el garaje. Yo ya había acomodado a Renesmee 
conmigo en el Volvo.  
Edward se había tardado en revelar mi carro para “después”, y 
como sospechaba, no había sido capaz de demostrar el entusiasmo 
apropiado. Sí, lo sé, es bonito y rápido, pero me gustaba más 
correr. 
“Demasiado llamativo” contesté. “Podríamos ir a pie, pero eso 
asustaría a Charlie” 
Jacob parecía a punto de hacer un berrinche cuando se subió al 
carro. Renesmee se movió de mis piernas a las de él. 
“Cómo estás?” Le pregunté mientras salíamos. 
“Cómo crees?” contestó Jacob amargamente. “Estoy harto de 
todos estos chupasangre” Vió mi expresión y continuó antes de 
que yo pudiera decir algo. “Sí, lo sé, lo sé. Son chicos buenos, 
están aquí para ayudar, nos van a salvar el pellejo, etcétera, 
etcétera. Dí lo que quieras, pero sigo pensando que Drácula 1 y 
Drácula 2 son horro-increíbles” 
Tuve que esforzarme por no sonreir. Los rumanos tampoco eran 
mis invitados favoritos. “No te voy a contradecir en eso” 
Renesmee negó con la cabeza, pero no dijo nada; a diferencia del 
resto de nosotros, ella encontraba fascinantes a los rumanos. 
Incluso había hecho el esfuerzo por hablar en voz alta ya que ellos 
se negaban a dejarse tocar. Una de sus preguntas hizo referencia 
al inusual color de su piel y, aunque creí que ellos se ofenderían, 
me alegré que lo hubiera preguntado porque yo también tenía 
curiosidad. 
No se habían molestado por el interés de Renesmee.  Pero 
evadieron un poco la pregunta. 
“Nos sentamos durante tanto tiempo” Vladimir había contestado, 
a un lado de Stefan que asentía pero no continuó hablando por 
Vladimir aunque era lo que comúnmente hacía. “Contemplando 
nuestra propia divinidad. Era un signo de nuestro poder el hecho 
de que todo nos llegaba a las manos. Sacerdotes, diplomáticos, 
todos buscando nuestros favores. Nos sentamos en nuestros 
tronos y nos considerábamos dioses. No nos dimos cuenta por 
mucho tiempo que estábamos cambiando – casi petrificándonos. 
Supongo que los Volturi nos hicieron un favor cuando quemaron 
nuestros castillos. Stefan y yo, al menos, dejamos  de petrificar. 
Ahora los ojos de los Volturi tienen una capa de suciedad, pero 
los nuestros están brillantes. Supongo que será para nuestra 
ventaja cuando se los arranquemos de su lugar”. 
Traté de mantener a Renesmee lejos de ellos después de eso. 
“Cuánto tiempo estaremos con Charlie?” preguntó Jacob, 
interrumpiendo mis pensamientos. Estaba visiblemente relajado 
mientras nos alejábamos de la casa y todos los ocupantes de ella. 
Me hacía feliz que no contara como vampiro ante sus ojos. Seguía 
siendo Bella. 
“Un buen rato, de hecho” 
El tono de mi voz llamó su atención.  
“Hay algo más que hacer aparte de ir a visitar a tu papá?” 
“Jake, te acuerdas de lo “bueno” que eres para controlar tus 
pensamientos alrededor de Edward?” 
Levantó una ceja. “Si?” 
Sólo asentí, mirando hacia Renesmee. Ella veía por la ventana, y 
no podía saber que tan interesada estaba en nuestra conversación, 
pero decidí no arriesgarme más. 
Mientras manejaba en silencio, entrecerré los ojos que tenían esos 
molestosos contactos para poder ver a través de la fría lluvia; no 
estaba lo suficientemente frío para nevar. Mis ojos no se veían tan 
rojos como al principio – definitivamente se acercaban más a un 
naranja rojizo que a un rojo sangre. Pronto serían  color ámbar y 
podría quitarme los lentes de contacto. Tenía la esperanza que 
Charlie no se molestara por eso. 
Jacob seguía analizando nuestra entrecortada conversación 
cuando llegamos a la casa de Charlie. No hablamos mientras 
caminábamos bajo la lluvia. Mi papá nos esperaba; tenía la puerta 
abierta antes de que pudiéramos tocar. 
“Hey, muchachos! Parece que han pasado años! Mírate, Nessie! 
Ven con el abuelo! Podría jurar que has crecido 10  centímetros. 
Además te ves más delgada, Ness.” Me volteó a ver.  “La están 
alimentando como debe ser?” 
“Está así porque está creciendo”, le dije. “Hey, Sue”. La saludé de 
lejos. Olor a pollo, tomate, ajo y queso salía de la cocina; 
probablemente olería bien para cualquiera. Yo sólo sentía olor a 
pino fresco y polvo guardado. 
Renesmee lucía sus hoyuelos. Nunca hablaba frente a Charlie. 
“Bueno, no querrán estar todo el día en el frío. Dónde está mi 
yerno?”  
“Entreteniendo a sus amigos” contestó Jacob con risa burlona. 
“Estás de suerte Charlie, por estar lejos de ese lugar. Es todo lo 
que diré” 
Golpeé a Jacob ligeramente en el riñón, mientras Charlie parecía 
desconcertado. 
“Ow!” se quejó Jacob; bueno, pensé que lo había golpeado 
ligeramente. 
“De hecho, Charlie, tengo cosas que hacer” 
Jacob volteó a verme pero no dijo nada. 
“Haciendo compras de navidad, Bells? Quedan pocos días” 
“Sí, compras de navidad, justo eso” dije patéticamente. Eso 
explicaba el olor a polvo guardado. Charlie debió haber sacado la 
decoración. 
“No te preocupes, Nessie” susurró en su oído. “Tengo todo listo 
por si mamá no te tiene nada preparado” 
Aunque puse cara de fastidio, la verdad, me había olvidado que se 
acercaba la navidad. 
“La comida está servida” llamó Sue desde la cocina. “Vamos, 
muchachos” 
“Te veo después, Papá”. Dije e intercambié una rápida mirada con 
Jacob. Aún cuando no pudiera evitar pensar en esto, estando al 
lado de Edward, al menos no había muchas cosas que compartir. 
Jacob no tenía idea de lo que iba a hacer. 
Por supuesto, pensé para mí misma en el carro, tampoco yo tenía 
idea. 
El camino estaba oscuro y resbaloso, pero manejar ya no me 
intimidaba. Mis reflejos estaban en su máximo y apenas tenía que 
poner atención en el camino. El problema era mantener una  
velocidad adecuada para no llamar la atención cuando tenía 
compañía. Quería estar sola en esta misión, ver de qué se trataba 
todo esto y regresar a casa a seguir aprendiendo. Aprendiendo a 
proteger a unos, y a matar a otros.  
Estaba mejorando con eso de mi escudo. Kate no sentía la 
necesidad de motivarme – no era difícil encontrar razones para 
estar molesta, ahora que ya sabía que esa era la clave – por lo 
tanto casi siempre trabajaba con Zafrina. Ella estaba complacida 
con mi progreso; ya era capaz de cubrir un rango de 1 metro por 
más de un minuto, aún cuando me cansaba demasiado.  Esta 
mañana había tratado de ver si era posible desconectar el escudo 
de mi mente. No veía cual podía ser el uso, pero Zafrina pensó 
que sería buena ayuda para hacerme más fuerte, como cuando 
ejercitas los músculos del estómago y la espalda en lugar de sólo 
los brazos. Eventualmente, puedes levantar más peso cuando 
todos tus músculos son más fuertes. 
No era muy buena para eso. Sólo había podido, por un segundo, 
ver que me mostraba un río inmerso en un bosque. 
Pero había diferentes formas de prepararme para lo  que venía, y 
con sólo dos semanas, me preocupé de haber hecho a un lado lo 
más importante. Hoy corregiría el camino. 
Me había memorizado los mapas adecuados, y no tenía problema 
en encontrar la forma de llegar a la dirección que  no aparecía en 
línea, la que pertenecía a J. Jenks. Mi siguiente paso sería buscar a 
Jason Jenks en la otra dirección, la que Alice no me había dado. 
Decir que era no era un barrio agradable podría subestimarse. El 
carro de los Cullen que menos llamaba la atención,  parecía 
extravagante para esta calle. Mi vieja camioneta hubiera sido 
adecuada. Durante mis años de humana, hubiera cerrado las 
puertas con seguro y hubiera salido disparada de ese lugar. Pero 
ahora, me sentía ligeramente fascinada. Traté de imaginarme a 
Alice en este lugar, por cualquier razón, y fallé.  
Los edificios – todos de 3 torres, todos estrechos  y ligeramente 
chuecos, como si fueran empujados un poco por la lluvia – eran 
viejas casas divididas en múltiples departamentos.  Era difícil 
saber qué color debían tener. Todas estaban decoloradas y se 
acercaban a los diferentes tonos de gris. Unos cuantos edificios 
tenían negocios en el primer piso: un sucio bar con las ventanas 
pintadas de negro, un negocio de psíquicos con manos de neón y 
cartas de tarot brillando en la puerta, un lugar para tatuajes, y una 
guardería con cinta de ducto para sostener la ventana rota. No 
había lámparas dentro de ninguno de esos lugares, aún cuando 
estaba lo suficientemente oscuro para que cualquier humano 
necesitara luz. Pude escuchar el murmuro de voces a la distancia; 
sonaban como la TV. 
Había unas personas cerca, dos cambiándose de acera en 
direcciones opuestas y otro sentado en la entrada de una oficina 
de abogados de poca monta, leyendo un periódico mojado y 
silbando. El sonido era demasiado alegre para el ambiente. 
Estaba tan inmersa en el sonido descuidado de ese silbido que no 
me dí cuenta que la dirección que estaba buscando era justamente 
de ese edificio. No había números marcados en el edificio, pero el 
negocio de tatuajes de al lado tenía dos números menos.  
Me estacioné enfrente y vacilé por un segundo. Iba a entrar en ese 
lugar de una u otra forma, pero cómo hacerlo sin que la persona 
que silbaba se diera cuenta? Podía estacionarme en la otra calle y 
entrar por atrás… Pero podía haber más personas en ese lado. Tal 
vez por el tejado? Estaría lo suficientemente oscuro para hacer 
eso? 
“Hey, señorita”, me llamó la persona que silbaba. 
Bajé la ventana del copiloto haciendo como que no lo escuchaba.  
El hombre puso el periódico a un lado, y la ropa que llevaba me 
sorprendió. Debajo de la gabardina descuidada, estaba muy bien 
vestido. No había viento que pudiera acercarme su esencia, pero 
el brillo de su camisa roja oscura aparentaba seda. Su cabello 
ondulado estaba despeinado, pero su piel oscura era suave y 
perfecta, sus dientes blancos y derechos. Una contradicción. 
“Tal vez no debería estacionarse aquí, señorita” me dijo “Podría 
ser que no encuentre su carro cuando regrese” 
“Gracias por la advertencia”, contesté. 
Apagué el motor y salí del carro. Tal vez mi silbante amigo podría 
ayudarme a encontrar las respuestas que necesitaba  más 
rápidamente, en lugar de asaltar ese lugar. Abrí mi enorme 
paraguas gris – no me importaba, realmente, el hecho de proteger 
el suéter de casimir. Pero era una cosa que cualquier humano 
haría.  
El hombre se impactó al ver mi cara a través de la  lluvia, y sus 
ojos se engrandecieron. Tragó saliva y escuché su corazón 
acelerarse mientras me aproximaba. 
“Estoy buscando a alguien”, comencé. 
“Yo soy alguien”, me ofreció con una sonrisa. “Qué puedo hacer 
por ti, hermosura?” 
“Es usted J. Jenkens?” pregunté. 
“Oh” dijo, y su cara cambió de expectación a entendimiento. Se 
levantó y me examinó con los ojos entrecerrados. “Por qué estás 
buscando a J?” 
“Ese es mi problema” Además, no tenía ni la menor idea. “Es 
usted J?” 
“No” 
Quedamos uno frente al otro por un largo rato, mientras sus ojos 
veían de arriba abajo el suéter gris tejido que vestía. Su mirada 
finalmente se enfocó en mi cara. “No te ves como uno de sus 
clientes usuales” 
“Probablemente no lo sea” admití. “Pero necesito verlo tan rápido 
sea posible” 
“No estoy seguro de que hacer” admitió. 
“Por qué no me dices tu nombre?” 
Rió. “Max” 
“Es un gusto conocerte, Max. Ahora, porqué no me dices qué es 
lo que haces para los clientes usuales?” 
Su risa se convirtió en seriedad. “Bueno, los clientes usuales de J 
no se ven como tú. La gente de tu tipo no viene a esta oficina. 
Van directamente a las oficinas en el rascacielos” 
Repetí la otra dirección que tenía, haciendo de la lista de números 
una pregunta. 
“Sí, ese es el lugar” dijo, con mirada de sospecha. “Cómo fue que 
llegaste acá?” 
“Esta es la dirección que me dio – una persona muy confiable” 
“Si tuvieras buenas intenciones, no estarías aquí” 
Apreté los labios. Nunca había sido buena engañando a la gente, 
pero Alice no me daba muchas alternativas. “Tal vez no tengo 
buenas intenciones” 
La cara de Max se tornó en disculpa. “Mire, señorita – “ 
“Bella” 
“Claro. Bella. Mira, necesito este trabajo. J me paga muy bien 
para sólo estar afuera de la oficina todo el día. Quisiera ayudarte, 
de verdad, pero – y por supuesto que hablo hipotéticamente, 
verdad? Aquí entre nosotros, o como funcione para ti – pero si 
dejo pasar a alguien que lo pueda meter en problemas, pierdo mi 
empleo. Puede entender mi dilema?”  
Lo pensé por un minuto, mordiendo mi labio. “Nunca has visto a 
nadie como yo antes? Bueno, parecida a mí. Mi hermana es más 
mucho más baja que yo, tiene cabello oscuro y con las puntas 
paradas” 
“J conoce a tu hermana?” 
“Creo que sí” 
Max pensó por un momento. Le sonreí, y su respiración se agitó. 
“Te diré que haré. Voy a llamar a J y voy a describirte. El tomará 
la decisión”. 
Qué podría saber J. Jenks? Acaso mi descripción significaría algo 
para él? Ese era un pensamiento problemático. 
“Mi apellido es Cullen”, le dije a Max, preguntándome si era 
demasiada información. Comenzaba a molestarme con Alice. 
Realmente tenía que ser todo tan complicado? Pudo haberme 
dicho una o dos cosas más…
“Cullen, claro” 
Miré mientras marcaba, aprendiéndome el número. Bueno, podría 
marcar a J. Jenks si esto no funcionaba. 
“Hey J, es Max. Sé que se supone que no deba llamarte a este 
número a menos que sea una emergencia…” 
“Es una emergencia?” escuché que decían del otro lado de la 
línea. 
“Bueno, no exactamente. Es una chica que quiere verte…” 
“No veo la emergencia en eso. Por qué no seguiste el 
procedimiento normal?” 
“No seguí el procedimiento normal porque no se ve como alguien 
normal –“ 
“Es policía?!”  
“No –“ 
“No puedes estar seguro de eso. Se ve como alguno de los 
Kubarev -?” 
“No- déjame hablar, de acuerdo? Dice que conoces a su hermana 
o algo” 
“No lo creo. Cómo se ve?” 
“Ella se ve como…” Sus ojos recorrieron de mi cara  hasta mis 
zapatos con apreciación. “Bueno, ella se ve como una maldita 
supermodelo, así es como se ve”. Le sonreí y me guiñó el ojo, 
después prosiguió. “Excelente cuerpo, pálida como una hoja de 
papel, cabello castaño oscuro casi hasta la cintura, necesita dormir 
un poco – algo de esto te suena familiar?” 
“No, no me suena familiar. No estoy contento con el hecho de que 
tu debilidad por las mujeres bonitas interrumpa – “
“Sí, soy débil para las mujeres bellas, qué tiene de malo? Siento 
molestarte. Olvídalo” 
“Nombre”, susurré. 
“Oh, sí. Espera” dijo Max. “Dice que su nombre es Bella Cullen. 
Eso te dice algo?” 
Hubo un repentino silencio, y entonces la voz en el otro lado 
comenzó a gritar, usando una serie de palabras que  no escuchas 
comúnmente si no es en paradas de camiones. La expresión de 
Max cambió; su sonrisa se desvaneció y sus labios palidecieron. 
“Porque no preguntaste!” gritó Max, en pánico. 
Hubo otra pausa mientras J se recomponía. 
“Hermosa y pálida?” preguntó J, un poco más calmado. 
“Te dije eso, o no?” 
Hermosa y pálida? Qué es lo que este hombre sabía de vampiros? 
Era uno de nosotros acaso? No estaba preparada para esa clase de 
confrontación. Choqué los dientes. En qué me había  metido 
Alice? 
Max esperó otro minuto entre gritos e instrucciones, entonces 
volteó a verme con ojos asustados. “Pero sólo ves a clientes ahí 
en Jueves – está bien, está bien! Lo tengo” Y cerró el celular.  
“Quiere verme?” pregunté con emoción. 
Max parecía molesto. “Pudiste haberme dicho que eras un cliente 
prioritario” 
“No sabía que lo era” 
“Pensé que podías ser un policía” admitió. “Quiero  decir, no te 
ves como un policía. Pero actúas de forma extraña, hermosura” 
Me estremecí. 
“Cartel de drogas?” trataba de adivinar. 
“Quién, yo?” pregunté. 
“Sí, o tu novio, o lo quien sea” 
“No, lo siento. No soy fan de las drogas, ni tampoco mi esposo. 
Sólo dí no y todo eso” 
Max comenzó a toser. “Casada. No puedo dejar de sorprenderme” 
Sonreí. 
“Mafia?” 
“Nop” 
“Contrabando de diamantes?”  
“Por favor! Esa es la clase de personas con las que lidias todos los 
días Max? Tal vez necesites un trabajo nuevo” 
Tenía que admitirlo, me estaba divirtiendo un poco. No había 
interactuado con humanos que no fueran Charlie y Sue. Era 
entretenido verlo cavilar. También me calmaba ver lo fácil que 
era no matarlo. 
“Tienes que estar metida en algo grande. Y malo” musitó. 
“No realmente” 
“Eso es lo que todos dicen. Pero quien más necesitaría papeles? O 
podría pagar los precios de J por ellos, debo decir. No es mi 
problema de todas formas” me dijo, y murmuró la palabra 
‘casada’ de nuevo.  
Me dio una nueva dirección junto con señas básicas, y me vió 
partir con ojos sospechosos y de decepción. 
En este punto, estaba lista para casi todo – algún tipo de villano 
tecnológico a la James Bond parecía apropiado. Pensé que quizá 
Max me podría haber dado una dirección incorrecta para 
probarme. O tal vez la oficina se encontraba en algún escondite 
subterráneo cubierto por una pila de madera dentro  de este 
hermoso vecindario. 
Me estacioné y ví la sutíl señar que decía ‘Jason Scott, abogado’. 
La oficina tenía por dentro acentos en color verde  apio y beige, 
inofensivo e no remarcable. No había esencia de vampiro ahí, eso 
me ayudó a relajarme. Nada más que humanos extraños. Un 
tanque con peces estaba colocado dentro de la pared, y una 
amable recepcionista rubia se encontraba sentada detrás de un 
escritorio. 
“Hola” me saludó. “En qué puedo ayudarte?” 
“Estoy aquí para ver al Sr. Scott” 
“Tienes cita?” 
“No precisamente” 
Puso una ligera sonrisa burlona. “Podría tardarse un poco 
entonces. Porqué no tomas asiento mientras yo –“ 
“APRIL!” La voz demandante de un hombre se escuchó gritar a 
través del teléfono de la recepción. “Estoy esperando a la Sra. 
Cullen” 
Sonreí y me señalé.  
“Hazla pasar inmediatamente. Entendiste? No me importa lo que 
esté interrumpiendo” 
Podía escuchar algo más que impaciencia en su voz.  Estrés. 
Nervios. 
“Acaba de llegar” dijo April apenas pudo hablar. 
“Qué? Hazla pasar! Qué esperas?!” 
“Enseguida, Sr. Scott!” Se levantó y comenzó a hacer señas con 
las manos señalándome el camino por el pasillo, ofreciéndome 
café, té o cualquier otra cosa que yo pudiera requerir. 
“Aquí es” me dijo mientras abría la puerta de la oficina, que en el 
fondo tenía un escritorio de madera y una pared llena de 
reconocimientos.  
“Cierra la puerta detrás de ti” una voz de tenor ordenó. 
Examiné al hombre detrás del escritorio mientras April se 
retiraba. Era chaparro y calvo, probablemente de unos 55 años, 
con una ligera barriga. Tenía puesta una corbata de seda roja, una 
camisa azul con rayas blancas, y su blazer azul colgaba del 
respaldo de su silla. Estaba tembloroso, pálido de  un color 
enfermo, con sudor brotando de su frente; imaginé un carro 
quedándose sin su llanta de repuesto.  
J se recompuso y se levantó de la silla. Me dio la mano. 
“Sra. Cullen. Es un placer” 
Me acerqué a él y le dí la mano por un breve instante. Apenas se 
movió al sentir mi fría piel, pero no se veía particularmente 
sorprendido por ello. 
“Mr. Jenks. O prefiere que le diga Scott?” 
“Lo que gustes, por supuesto.” 
“Qué le parece si me dices Bella y yo te digo J?” 
“Como viejos amigos” accedió, limpiándose el sudor de la frente. 
Me hizo seña para sentarme y él hizo lo mismo. “Debo preguntar, 
finalmente estoy conociendo a la adorable esposa del Sr. Jasper?” 
Pensé por un segundo. Entonces este señor conocía a Jasper y no 
a Alice. Lo conocía, y parecía asustado de él también. “Su 
cuñada, de hecho” 
Apretó los labios, como si estuviera intentando entender algo, así 
como yo lo estaba. 
“Espero que el Sr. Jasper se encuentre bien de salud?” preguntó 
cuidadosamente. 
“Estoy segura que está en excelentes condiciones. Está en unas 
largas vacaciones por el momento.” 
Esto pareció aclarar algo de confusión de J. Asintió y tronó sus 
dedos. “Pero bueno. Debiste haber venido directamente a mi 
oficina principal. Mis asistentes debieron hacer que llegaras 
directamente a mí – no había necesidad de irse por  los canales 
menos hospitalarios”. 
Asentí. No estaba segura la razón por la que Alice había decidido 
darme la dirección ‘guetto’. 
“Pero bueno, aquí estamos ahora. Dime, qué puedo hacer por ti?”  
“Papeles” dije, tratando de hacer que mi voz sonara como si 
supiera de lo que hablaba. 
“Ciertamente” concedió J. “Pero hablamos de actas de 
nacimiento, actas de defunción, licencias de manejo, pasaportes, 
números de seguro social…?” 
Respiré profundo y sonreí. Le debía una a Max. 
Y entonces mi sonrisa se desvaneció. Alice me había enviado ahí 
por una razón, y estaba segura que era para proteger a Renesmee. 
Su último regalo. La única cosa que creyó que necesitaría. 
Era la única razón por la que Renesmee necesitaría  una 
falsificación era si estaba huyendo. La única razón por la que 
Renesmee estaría huyendo es si perdíamos la batalla. 
Si Edward y yo huyéramos con ella, no necesitaría de esos 
documentos. Estaba segura que las identificaciones  era algo que 
Edward resolvería o que haría por sí mismo, y estaba segura que 
también conocía de formas para escapar sin ellos. Podríamos 
correr con ella por miles de kilómetros. Podríamos nada con ella a 
través del océano. 
Si estábamos hablando de salvarla. 
Y todo este secreto para mantenerlo fuera de la mente de Edward. 
Porque había una posibilidad de que todo lo que él sabía, Aro lo 
sabría también. Si perdíamos, Aro podría tener la información que 
quisiera antes de destruir a Edward. 
Todo era como esperábamos. No ganaríamos. Pero podríamos 
tener una buena oportunidad de matar a Dimitri antes de caer, 
dándole a Renesmee una oportunidad de huir. 
Mi corazón se sentía como una pesa en el pecho – una pesa 
aplastante. Toda mi fé se desvaneció como el brillo del sol con la 
niebla. Mis ojos comenzaron a lastimar.  
En quien debía confiar? Charlie? Pero él era tan indefensamente 
humano. Y cómo darle a Renesmee? El no estaría cerca de la 
pelea. Eso dejaba una persona. En realidad nunca hubo nadie más. 
Pensé en todo esto tan rápidamente que J no se dio cuenta de mi 
pausa. 
“Dos actas de nacimiento, dos pasaportes, una licencia de 
manejo”. Dije en voz baja y sostenida. 
Si notó el cambio de mi expresión, al menos fingió no hacerlo. 
“Los nombres?” 
“Jacob… Wolfe. Y… Vanessa Wolfe”. Nessie parecía un alias 
acorde con el nombre de Vanessa. Y Jacob estaría encantado con 
lo de Wolfe. 
Su pluma trazaba sin parar sobre el papel. “Segundos nombres?” 
“Sólo pon algo genérico” 
“Si prefieres. Edad?” 
“Veintisiete para el hombre, cinco para la niña”. Jacob podría 
aparentarlos. Era una bestia. Y al paso que Renesmee estaba 
creciendo, era mejor irse a lo grande. El podría aparentar ser su 
padrastro…
“Voy a necesitar fotos si prefieres los documentos  terminados” 
dijo J, interrumpiendo mis pensamientos. “El Sr. Jasper 
usualmente los termina por él mismo” 
Bueno, eso explicaba el porqué J no conocía a Alice. 
“Espera” le dije 
Esto era pura suerte. Tenía varias fotos de mi familia dentro de mi 
cartera, y una perfecta – Jacob sosteniendo a Renesmee en las 
escaleras del frente – sólo tenía un mes de edad. Alice me la había 
dado tan solo unos días antes… Oh. Tal vez no había mucha  
suerte envuelto en eso, después de todo. Alice sabía que yo tenía 
esta foto. Tal vez incluso le había dado algún retoque que 
necesitara antes de dármela. 
“Aquí tiene” 
J examinó la foto por un momento. “Su hija se parece mucho a 
usted” 
Me puse un poco tensa. “Se parece más a su padre” 
“El cual no es este caballero” Tocó la cara de Jacob. 
Mis ojos se entrecerraron, y nuevas gotas de sudor salieron de la 
frente de J. 
“No, él es un amigo muy cercano a la familia” 
“Disculpame” murmuró, y el sonido de la pluma comenzó a sonar 
de nuevo. “Qué tan rápido necesita estos documentos?” 
“Podría tenerlos en una semana?” 
“Bueno, esa es una orden apresurada. Le costará el  doble que – 
discúlpeme. Se me olvidó con quien estaba hablando”
Claramente, conocía a Jasper. 
“Sólo dígame la cantidad” 
Parecía dudar en decirlo en voz alta, pero estaba segura que, 
habiendo tratado con Jasper, él debía saber que el  precio no era 
algo importante. Aún sin tomar en cuenta las múltiples cuentas de 
los Cullen que existían alrededor del mundo bajo otros nombres, 
había suficiente dinero dentro de la casa para mantener a un país 
pequeño por una década; me recordó de los miles de  cañas de 
pescar que había tras cualquier mueble en casa de Charlie. 
Dudaba que alguien se pudiera dar cuenta la pequeña cantidad 
que había sacado en preparación para este día. 
J escribió el precio en la parte baja del papel.  
Asentí calmadamente. Tenía mucho más conmigo que eso. Abrí 
mi bolsa de nuevo y conté la cantidad exacta – tenía los billetes 
puestos en paquetes de 5 mil dólares, por lo que no tuve ningún 
problema. 
“Ahí está” 
“Ah, Bella, no tienes que pagarme todo en este momento. Es una 
costumbre que me des la mitad cuando te entregue todo” 
Sonreí al hombre nervioso. “Pero confío en ti, J. Además, te daré 
algo extra – la misma cantidad cuando me entregues  los 
documentos.” 
“Eso no es necesario, te lo aseguro” 
“No te preocupes” No era como que me iba a llevar el dinero a la 
tumba. “Entonces, nos podemos reunir la próxima semana a la 
misma hora?” 
Me dirigió una mirada asustada. “De hecho, prefiero hacer esa 
clase de transacciones en lugares no relacionados a mis diferentes 
negocios” 
“Por supuesto. Seguramente no estoy haciendo esto de la forma 
en que tú esperabas” 
“Estoy acostumbrado a no tener expectativas de los Cullen” Me 
quedó viendo y rápidamente compuso la cara. “Podríamos vernos 
a las ocho en punto de la noche en una semana en El Pacífico? 
Está en Union Lake, y la comida es exquisita.” 
“Perfecto”. No es que me fuera a unir a la cena. De hecho, creo 
que a J no le gustaría si lo hiciera. 
Me levanté del asiento y le dí la mano de nuevo. Esta vez no se 
movió en lo mínimo. Pero parecía tener algún nuevo dilema en la 
cabeza. Su boca tenía una mueca extraña y su espalda parecía 
tensa.  
“Tendremos algún problema con esa fecha de entrega?” pregunté. 
“Qué?” levantó la mirada, como si mi pregunta lo hubiera tomado 
desprevenido. “La fecha de entrega? Oh, no. No te preocupes para 
nada. Tendré tus documentos en esa fecha” 
Hubiera sido bueno tener a Edward aquí, para poder saber cuales 
eran las verdaderas preocupaciones de J. Suspiré. Mantener 
secretos de Edward era horrible: tener que estar lejos de él era 
demasiado. 
“Entonces te veré en una semana”.


No hay comentarios:

Publicar un comentario