"¿Vas a salir?"Preguntó Edward con su tono despreocupado.
Había cierta forzada compostura en su rostro. Abrazó a Renesmee
sólo un poco más fuerte contra su pecho.
"Sí, unas pocas cosas de último momento...,"le respondí como por
casualidad.
El sonrió con mi sonrisa favorita."Apresúrate a volver a mí."
"Siempre."
Tomé su Volvo de nuevo, preguntándome si él se había fijado en
el cuentakilómetros después de mi último recado. ¿Cuánto había
descubierto ya? Que tenía un secreto, seguro. ¿Habrá deducido la
razón por la cual no le confié esto a él? ¿adivinó que Aro podría
pronto saber todo lo que él sabe? Pensé que Edward debió llegar a
esa conclusión, lo que explicaría por qué no me ha pedido
ninguna respuesta a mí. Él debía estar intentando no especular
demasiado, tratando de mantener mi accionar fuera de su mente.
¿Habrá relacionado esto con mi extraña forma de actuar la
mañana que Alice se fue, quemando el libro en el fuego? No sé si
él habrá saltado a esas conclusiones.
Era una tarde sombría, oscura como si fuera la noche. Pasaba
velozmente por la penumbra con mis
ojos en las pesadas nubes. ¿Nevará esta noche? ¿Lo suficiente
como para crear una capa en el terreno como en la escena de la
visión de Alice? Edward estima que tenemos todavía dos días
más.
Entonces nosotros tendremos que colocarnos en el claro, llevando
a los Volturi hasta el lugar que nosotros elegimos.
Mientras pasaba a travez del oscuro follaje, consideré éste mi
último viaje a Seattle. Pensé que yo sabía cuál era el propósito de
Alice al enviarme a ese horrible punto muerto donde J. Jenks
enviaba a sus más oscuros clientes. Si yo hubiera ido a sus otras
oficinas, más legales, ¿hubiera sabido por qué tenía que
preguntar? si yo me hubiera encontrado con Jason Jenks o Jason
Scott, abogado legitimado, ¿lo hubiera descubirto como J. Jenks,
proveedor de documentos ilegales? Tenía que recorrer la ruta por
la cual sería imposible no descubrir la verdad. Esa fue mi idea.
Ya estaba oscuro cuando aparqué en el estaciomiento del
restaurante, unos minutos más temprano, ignorando al ansioso
mozo de la entrada. Me coloqué mis lentes de contacto y entonces
ingresé para esperar por J dentro del restaurante. Aunque quería
terminar con esta depresiva necesidad para volver con mi familia,
J parecía tratar de evitar ensuciar su nombre; tenía el
presentimiento de que esperarlo en el oscuro estacionamiento lo
ofendería.
Di el nombre de Jenks y el Maître me condujo escaleras arriba a
una pequeña habitación privada con un fuego chisporroteando en
la chimenea. Tomó mi largo tapado marfil que yo usaba para
ocultar lo que Alice creía apropiado vestir, y jadeé
silenciosamente al ver mi vestido satinado de un suave rosa.
No pude evitar sentirme un poco halagada; todavía no me
acostumbraba a ser linda para todos y no sólo para Edward. El
maître tartamuedeó una serie de cumplidos mientras se retiraba
inseguro de la habitación.
Me posicioné frente al fuego para esperar, manteniendo los dedos
cerca de las llamas para calentarlos un poco antes del inevitable
apretón de manos. No es como si J no fuera consciente de que
algo pasaba con los Cullens, pero era un buen hábito para
practicar.
Por medio segundo me pregunté cómo se sentiría poner mi mano
en el fuego. Se sentiría como cuando me quemé...?
La entrada de J me distrajo de mi morbosidad. El maître le quitó
su saco también y fue evidente que yo no era la única que se había
arreglado para este encuentro.
"Lo siento, llegué tarde,"dijo J tan pronto como estuvimos solos.
"No, llega justo a tiempo."
El ofreció su mano y mientras nos dábamos el apretón, pude
sentir que sus dedos segían estando notablemente más cálidos que
los míos. No pareción incomodarlo.
"Se ve despampanante, si puedo ser tan atrevido, señora Cullen."
"Gracias, J. Por favor, llámeme Bella."
"Tengo que decir que es una experiencia diferente trabajar con
usted que hacerlo con el señor Jasper. Mucho menos...
inquietante."Sonrió dubitativo.
"¿De verdad? Siempre encontré a Jasper una persona con una
presencia realmente tranquilizadora."
Sus cejas se juntaron."¿Es así?"murmuró educadamente aunque
se encontraba claramente en desacuerdo.
Qué extraño. ¿Qué le hizo Jasper a este hombre?
"¿Conocé a Jasper de hace mucho?"
Él suspiró luciendo incómodo."He estado trabajando con el señor
Jasper por más de veinte años, y mi antiguo compañero lo
conoció quince años antes de eso... Él nunca cambia."Se encongió
un poco.
"Sí, Jasper es un poco raro en ese sentido."
J agitó su cabeza como si el pudiera quitar con eso los horribles
pensamientos."¿No se sentará, Bella?"
"En realidad, estoy un poco apurada. Tengo un largo viaje a
casa."Mientras hablaba, saqué de mi bolso el grueso sobre con sus
regalías y se lo di a él.
"Oh,"dijo, su tono denotaba un dejo de desilusión. El guardó el
sobre en un bolsillo de su chaqueta sin siquiera fijarse en la
cantidad."Estaba esperanado que pudiéramos hablar sólo por un
momento."
"¿Sobre?"pregunté curiosa.
"Bueno, déjeme entregarle sus cosas primero. Quiero asegurarme
de que esté satisfecha."
Se dio vuelta, puso su portafolio en la mesa y soltó los pestillos.
Tomó un sobre de tamaño legal color marrón.
Aún sin tener idea qué es lo que debería buscar, abrí el sobre y le
di al contenido una mirada superficial. J cambió el color de de la
foto de Jacob así no sería evidente inmediatamente que era la
misma foto en su registro de conducir y en su pasaporte. Los dos
se veían perféctamente para mí, pero eso significaba poco. Miré
por un segundo la foto en el pasaporte de Vanessa Wolfe y luego
miré hacia otro lado rápidamente, con un nudo creciéndome en la
garganta.
"Gracias,"le dije.
Su ojos se entrecerraron ligeramente, y noté que él estaba
decepcionado de que mi examinación no fuera más dura."Puedo
asegurarte que cada pieza está perfecta. Todas pasarán hasta el
más reguroso escrutinio de los expertos."
"Estoy segura que sí. Agradezco muchísimo lo que has hecho por
mi, J."
"Ha sido mi placer, Bella. En el futuro, siéntete libre de venir por
mí, por cualquier cosa que la familia Cullen necesite."Él ni
siquiera lo insinuó, pero esto sonaba como una invitación para
que yo tomara el lugar de Jasper en esta relación.
"¿Había algo que querías discutir?"
"Er, sí. Es un poco delicado..."Hizo un ademán mientras miraba
interrogativamente hacia la chimenea. Me senté en el borde, y él
se sentó a mi lado. El sudor rociaba de nuevo su frente, y él sacó
un pañuelo de seda azul de su bolsillo y comenzó a secárselo.
"¿Usted es la hermana de la esposa del señor Jasper? ¿O está
casada con su hermano?"preguntó.
"Casada con su hermano,"le aclaré, preguntándome hacia donde
llevaba esto.
"Usted debe ser la novia del señor Edward, ¿no?"
"Sí."
El sonrió pidiendo disculpas."He visto sus nombres un montón de
veces, como se dará cuenta. Mis felicitaciones, aunque sea tarde.
Es bueno saber que el señor Edward ha encontrado una
encantadora compañera como usted después de todo este tiempo."
"Muchísimas gracias."
El pausó, limpiándose el sudor."Con el transcurrir de los años,
usted debe imaginarse que he adquirido un sano nivel de respeto
por el señor Jasper y por la familia entera."
Yo asentí cautelosa.
El tomó un profundo respiro y lo exhaló sin hablar.
"J, por favor, sólo diga lo que tenga que decir."
El tomó otro respiro y luego masculló rapidamente uniendo toda
las palabras.
"Si usted pudiera asegurarme de que no está planeando alejar a la
niña de su padre, dormiría mejor esta noche."
"Oh,"dije, paralizada. Me tomó un minuto entender la errada
conclusión a la que él había llegado."Oh no. No es nada de eso
para nada."Sonreí debilmente, tratando de
tranquilizarlo."Solamente estoy preparando un lugar seguro para
ella en caso de que algo nos pasara a mí o a mi esposo."
Sus ojos se entrecerraron."¿Está esperando que algo pase?"Se
sonrojó y luego se disculpó."No es nada que me incumba."
Miré el suave sonrojo extenderse tras la delicada mebrana de su
piel y estaba contenta -como lo estaba seguido- de no ser la
neófita promedio. J parecía lo suficiente bueno, dejándo de lado
su comportamiento delictivo, y sería una lástima matarlo.
"Uno nunca sabe."Suspiré.
Él frunció el ceño."Debería desearle la mejor de la suertes,
entonces. Y por favor, no se enoje, querida, pero... Si el señor
Jasper viene y me pregunta por los nombres que he puesto en
estos documentos..."
"Por supuesto usted debe decírselo inmediatamente. Nada sería
mejor que si el señor Jasper estuviera completamente enterado de
esta transacción."
Mi transparente sinceridad pareció calmar un poco de su tensión.
"Muy bien,"dijo."¿Y sigo sin poder obligarla a quedarse a cenar?"
"Lo siento, J. Estoy corta de tiempo ahora mismo."
"Entonces, mis mejores deseos para su salud y felicidad. No dude
en llamarme por cualquier cosa que la familia Cullen necesite,
Bella."
"Gracias, J."
Partí con mi contrabando, mirando hacia atrás para ver que J se
había quedado mirando fijo, con una expresión mezcla de
ansiedad y arrepentimiento.
El viaje de regreso me tomó menos tiempo. La noche era negra
así que apagué mis luces delanteras y corrí. Cuando llegué a la
casa, la mayoría de los autos, incluyendo el Porsche de Alice y mi
Ferrari, no estaban. Los vampiros tradicionales se habían ido lo
más lejos posible para saciar su sed. Traté de no pensar en ellos
cazando en la noche, encogiéndome al hacerme una idea mental
de las víctimas.
Sólo Kate y Garret estaba en la habitación del frente, discutiendo
juguetonamente sobre el valor nutricional de la sangre animal.
Deduje que Garret había intentado una salida de caza al estilo
vegetariano y lo había encontrado dificultoso.
Edward debía de haber llevado a Renesmee a casa para dormir.
Jacob, sin duda, estaba en los bosques cercanos a la casita. El
resto de la familia debía estar cazando también. Talvez estaban
con los otros Denalis.
Cosa que me dejaba basicamente la casa para mí sola, y fui lo
suficiente rápida como para tomar ventaja de esto.
Podía oler que era la primera que entraba al cuarto de Alice y
Jasper luego de un largo tiempo, talvez la primera desde la noche
que ellos nos dejaron. Caminé lo suficiente dentro de su enorme
armario hasta que encontré la mochila que buscaba. Debía ser de
Alice; era una mochila pequeña de piel negra, de la clase que se
usa de cartera, lo suficiéntemente pequeña para que Renesmee
pudiera cargarla sin verse fuera de lugar. Entonces les saqué algo
de su dinero, tomando lo que serían dos veces los ingresos
anuales de una familia americana. Pensé que mi robo sería menos
perceptible si se lo sacaba a ellos que si se lo sabaca a cualquier
otro en la casa, desde que este cuarto ponía a todos tristes. El
sobre con el pasaporte falso y los documentos de identidad iban
en la mochila sobre el dinero. Entonces me senté en el borde la
cama de Alice y Jasper y miré hacia la penosa e insignificante
maleta que era lo único que yo podía darle a mi hija y a mi mejor
amigo para ayudarlos a salvar sus vidas. Me apoyé contra el poste
de la cama sintiéndome impotente.
¿Pero qué más podía hacer?
Me senté por muchos minutos con la cabeza gacha cuando una
buena idea vino a mí.
Si...
Si yo tenía que asumir que Jacob y Renesmee iban a escapar,
entonces eso incluía la idea de que Demetri debería morir. Eso les
daría a los sobrevivientes un pequeño respiro, incluyendo a Jasper
y Alice.
Entonces, ¿por qué Alice y Jasper no podrían ayudar a Jacob y
Renesmee? Si ellos se reunieran, Renesmee tendría la mejor
protección imaginable. No había razón para que esto no sucediera,
excepto por el hecho de que Jacob y Renesmee eran puntos ciegos
para Alice. ¿Cómo comenzaría ella a buscar por ellos?
Deliberé por un momento y entonces dejé el cuarto, cruzando el
hall hasta la suite de Carlisle y Esme. Como era usual, el
escritorio de Esme estaba repleto de planos y programas, todo
cuidadosamente acomodado en altas pilas. El escritorio tenía unos
pocos casilleros sobre la superficie de trabajo; en uno había una
caja de papel para carta. Tomé uno de los papeles y una lapicera.
Entonces me quedé mirando el marfileño papel en blanco durante
cinco minutos completos, concentrándome en mi decisión. Alice
talvez no sería capaz de ver a Jacob y Renesmee, pero ella podía
verme. La visualicé a ella viendo este momento, deseando
desesperadamente que ella no estuviera demasiado ocupada para
prestar atención.
Lenta y deliberadamente, escribí las palabras 'RIO DE JANEIRO',
todo en letras mayúsculas y en toda la hoja.
Rio se veía como el mejor lugar para enviarlos: Era lejos de aquí,
Alice y Jasper ya estaban en América del Sur como se preveía de
su último reporte, y no era como si nuestros anteriores problemas
hubieran dejado de existir sólo porque ahora tuviéramos otros
peores. Todavía estaba el misterio del futuro de Renesmee, el
terror de su crecimiento acelerado. Ibamos a ir al sur igualmente.
Ahora sería el trabajo de Jacob y de Alice, si pudiera ser así,
buscar por las leyendas.
Incliné mi cabeza de nuevo en contra de las repentinas
necesidades de llorar, apretando mis dientes.
Era mejor que Renesmee fuera sin mí. Pero ya la extrañaba tanto
que apenas podía soportarlo.
Tomé un gran respiro y puse la nota debajo de todo dentro de la
mochila, donde Jacob la encontraría lo suficiéntemente pronto.
Crucé mis dedos ya que -aunque era improbable que en su escuela
le enseñaran portugués- Jake por lo menos había tomado español
como su lengua a elección.
Ahora no quedaba nada más que esperar.
Por dos días, Edward y Carlisle se quedaron en el claro dónde
Alice había visto a los Volturi aparecer. Era el mismo campo de
batalla donde los neófitos de Victoria habían atacado el verano
pasado. Me pregunté si esto le resultaba repetitivo a Carlisle,
como un dejà vu. Para mí, todo sería nuevo. Esta vez Edward y yo
nos quedaríamos con nuestra familia.
Nosotros sólo podíamos imaginar que los Volturi irían tras el
rastro de Carlisle o Edward. Me
pregunté si los sorprendería que su presa no corriera. ¿Los
volvería cautelosos? No podía
imaginarme que los Volturi necesitaran alguna vez serlo.
Aún pensando que era -gracias a mi suerte- invisible para
Demetri, yo me quedé cerca de Edward. Por supuesto. Nos
quedaban sólo unas horas para estar juntos.
Edward y yo no tuvimos una gran y última escena de despedida
final, y tampoco planeé una. Si lo hacíamos era marcar el final.
Sería como escribir las palabras 'El fin' en la última página de un
manuscrito. Entonces no dijimos adiós, y nos quedamos muy
cerca el uno del otro, siempre tocándonos. Como quiera que nos
encontrara el final, no nos encontraría separados.
Hicimos una tienda para Renesmee, a unas pocas yardas dentro
del protectivo bosque, y ahí también hubo más deja vu mientras
nos encontrábamos de nuevo acampando en el frío con Jacob. Era
imposible de creer lo mucho que las cosas habían cambiado desde
el pasado Junio. Siete meses atrás, el triángulo de nuestra relación
parecía imposible, tres formas diferentes de corazones rotos que
no podían ser esquivados. Ahora todo estaba en pefecto balance.
Se veía espantósamente irónico que el rompecabezas se hubiera
armado justo en tiempo en el que debía ser destruido.
Comenzó a nevar de nuevo la noche antes de la víspera de Año
Nuevo. Esta vez, los pequeños copos no se disolvieron en el
pedregoso terreno del claro. Mientras Renesmee y Jacob dormían
-Jacob roncando tan fuerte que yo me preguntaba como Renesmee
no se había despertado- la nieve creó primero un fino glaceado
sobre la tierra, y luego se transformó en gruesos
amontonamientos. Para cuando el sol comenzaba a elevarse, la
escena de la visión de Alice estaba completa. Edward y yo nos
tomamos de las manos mientras fijábamos nuestra vista en el
brillante y blanco campo, y ninguno de los dos habló tampoco.
Durante la temprana mañana, los otros se congregaron, sus ojos
siendo la muda evidencia de su preparación -algo de sueve
dorado, algo de fuerte carmesí. Poco después de que todos
estuviéramos juntos, pudimos escuchar a los lobos moverse en el
bosque. Jacob emergió de la tienda, dejando a Renesmee que
todavía dormía para unirse a ellos.
Edward y Carlisle estaban acomodando a los otros en una suelta
formación, nuestros testigos a los costados, como galerías.
Yo miraba desde la distancia, esperando en la tienda que
Renesmee se levantara. Cuando ella lo hizo, la ayudé a cambiarse
con las ropas que atenta yo había tomado dos días antes. Ropas
con volados y femeninas pero que eran de igual manera lo
suficientemente duras para no desgastarse o romperse -aún si la
persona que las vestía montaba un gigante hombre lobo a travez
de un par de estados. Sobre su chaqueta puse en la mochila negra
con los documentos, el dinero, la pista, y mis notas de amor para
Jacob, Charlie y Renee. Ella era lo suficiéntente fuerte para que
esto no fuera una carga.
Sus ojos eran enormes mientras leía la agonía en mi rostro. Pero
ella había adivinado bastante como para no preguntarme qué
estaba haciendo.
"Te amo,"le dije."Más que nada."
"Yo también te amo, mami,"ella me respondió. Ella tocó el
relicario en su cuello, que ahora tenía una pequeña foto de ella,
Edward, y yo."Siempre estaremos juntos."
"En nuestro corazones nosotros siempre estaremos juntos,"le
corregí en un susurro tan suave como un respiro."Pero cuando el
tiempo llegue hoy, tu tendrás que dejarme."
Sus ojos se abrieron, grandes, y ella tocó con su mano mi mejilla.
El silencioso 'No' fue tan fuerte como si ella lo hubiera gritado.
Peleé para tragar; mi garganta se sentía seca. "¿Harás eso por mí?
¿Por favor?"
Ella presionó sus dedos más fuerte en mi cara. '¿Por qué?'
"No puedo decírtelo,"susurré."Pero tu entenderás pronto, Lo
prometo."
En mi cabeza vi el rostro de Jacob.
Asentí, entonces alejé sus dedos."No pienses en eso,"respiré en su
oreja."No le digas a Jacob hasta que yo te diga que corras, ¿sí?"
Ella lo entendió. Ella asintió también.
Tomé de mi bolsilló un último detalle.
Mientras empacaba las cosas de Renesmee, un inesperado
brillante color atrapó mis ojos. Un rayo de sol cruzó por el
tragaluz y golpeó la preciosa caja antigua guardada en un rincón
olvidado de una alta estantería. Lo consideré por un momento y
luego me encogí de hombros. Luego de unir todas las pistas de
Alice, no podía esperar que la confrontación venidera se
resolviera en paz. ¿Pero por qué no comenzarla de la manera más
amigable que fuera posible?, me pregunté a mí misma. ¿Qué
podría lastimar? Entonces yo debí tener alguna esperaza -ciega y
sin sentido esperanza- porque me levanté y tomé el presente de
bodas que Aro me dio a mí.
Sujeté la gruesa cadena de oro alrededor de mi cuello y sentí el
peso del enorme diamante acurrucado en el hueco de mi garganta.
"Hermoso,"susurró Renesmee. Entonces envolvió sus brazos
alrededor de mi cuello, como si fuera un tornillo. La apreté contra
mi pecho. Entrelazadas así, la cargué fuera de la tienda hacia el
claro.
Edward levantó una ceja mientras yo me aproximaba, pero no
preguntó por mi accesorio o por los de Renesmee. Él sólo puso
sus brazos alrededor nuestro, apretando por un largo momento y
luego, con un profundo suspiro, nos soltó. No podía ver un adiós
en ningún lado en sus ojos. Talvez él tenía más esperanzas de las
que él dijo.
Nosotras tomamos nuestro lugar, Renesmee subió agilmente en
mi espalda para dejarme las manos libres. Me quedé unos pocos
pasos detrás de la línea frontal compuesta por Carlisle, Edward,
Emmet, Rosalie, Tanya, Kate, y Eleazar. Cerca mío estaba
Benjamin y Zafrina; era mi trabajo protegerlos el mayor tiempo
que pudiera. Ellos eran nuestra mejor arma ofensiva. Si los
Volturi eran los que no podían ver, aunque sea por unos
momentos, eso iba a cambiar todo.
Zafrina estaba rigida y fiera, con Senna casi como un espejo a su
lado. Benjamin estaba sentado en el suelo, sus palmas presionadas
contra la tierra, y murmuraba suavemente sobre fallas [se refiere a
fallas geológicas]. La noche anterior, él esparció pilas de roca de
una manera natural, y ahora se encontraban cubiertas de nieve por
toda la pradera. No eran suficientes para lastimar a un vampiro,
pero con suerte, suficientes para distraer a uno.
Los testigos se agrupaban a nuestra izquierda y nuestra derecha,
algunos más cerca que otros -aquellos quienes declararon por sí
mismos eran los más cercanos. Me di cuenta de que Siobhan
presionaba sus sienes, sus ojos cerrados en concentración; ¿Estaba
ella complaciendo a Carlisle? ¿Tratando de visualizar un
resolución diplomática?
En los bosques detrás nuestro, los lobos, invisibles, estaban listos;
sólo podíamos escuchar sus fuertes jadeos y sus corazones
latiendo.
Las nubes se movieron, difuminando la luz por eso podría ser la
mañana o la tarde. Los ojos de Edward se entrecerraron mientras
inspeccioanaba la vista, y yo estaba segura de que él estaba
viendo esta escena exactamente por segunda vez -siendo la
primera vez la visión de Alice. Se vería igual justo cuando los
Volturi arrivaran. Sólo teníamos minutos o segundos ahora.
Toda nuestra familia y aliados se preparó.
Desde el bosque, el grande y rojizo lobo Alpha vino para
quedarse a mi lado; debía ser demasiado difícil matener su
distancia de Renesmee cuando ella estaba en un inmiediato
peligro.
Renesmee se estiró para enredar sus dedos en el pelaje de sus
grandes hombros, y el cuerpo de ella se relajó un poco. Ella
estaba más tranquila con Jacob cerca. Yo me sentí un poco mejor,
también. Mientras Jacob estuviera con Renesmee, ella estaría
bien.
Sin arriesgarse a mirar atrás, Edward retrocedió hasta mí. Estiré
mi mano hacia delante así podía tomar su mano. El apretó mis
dedos.
Otro minuto pasó, y me encontré presionándome para oír algún
sonido de aproximación.
Y entonces Edward se tensó y bufó bajó por entre sus apretados
dientes. Sus ojos se enfocaban en el bosque justo al norte de
donde estábamos.
Nos quedamos mirando fijamente hacia donde él miraba, y
esperamos mientras el último segundo pasaba.
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